Guerra en Ucrania

Putin llama a EEUU a dejar de dar armas a Ucrania y negociar en su entrevista con Tucker Carlson

Sugiere que “se puede alcanzar un acuerdo” para liberar al periodista de ‘The Wall Street Journal’ encarcelado en Rusia

Tucker Carlson y Putin.

Tucker Carlson y Putin. / EP

Idoya Noain

Los primeros 25 minutos, tras reírse de su entrevistador y abortando cualquier intento de interrupción o cambio de tema, Vladímir Putin los pasó sumergiéndose en uno de sus soliloquios de revisionismo histórico sobre los mitos fundacionales de Rusia y Ucrania, remontándose al siglo IX. Ese fue el pistoletazo de salida que marcó el tono de la anticipada entrevista que el presidente ruso concedió el martes en Moscú a Tucker Carlson, el

de Estados Unidos despedido de Fox News, que la emitió este jueves en la página que ha lanzado en la web y en X, la red de Elon Musk.

Putin mantuvo la idea de que la guerra continuará (“no hemos alcanzado aún nuestros objetivos”, dijo) pero también instó a Estados Unidos a negociar. “Si de verdad quieren detener la acción militar deben dejar de dar armas a Ucrania, entonces todo acabará en unas semanas y podremos discutir algunos términos”, aseguró. “Estamos listos para el diálogo”.

Su propuesta pasa por volver a lo que llama el documento de Estambul, provisiones que se discutieron cuando solo habían pasado dos meses desde el inicio de la guerra. Y Putin dijo que los aliados de la OTAN deben aceptar el control ruso del territorio ucranio que ocupa actualmente.

Más de dos horas

Se trataba de la primera entrevista que el líder ruso daba a un occidental desde que inició la guerra en Ucrania (aunque no es, a diferencia de lo que ha dicho Carlson, porque los periodistas occidentales no las hayan solicitado). Se prolongó durante más de dos horas, absolutamente controladas por Putin, con Carlson silenciado, a menudo con cara de confusión y tratado por su entrevistado con frecuencia con condescendencia.

El formato y su dominio sobre el entrevistador le permitieron lanzar sin barreras su mensaje, que tenía como clara audiencia al público habitual de Carlson en EEUU, conservador y que comulga con teorías de la conspiración o sus señalamientos a los supuestos manejos del “estado profundo” o de describir a la mayoría de los medios estadounidenses y europeos como mecanismos de propaganda. Pero también hablaba a los líderes republicanos, que han conseguido frenar por ahora los esfuerzos de Joe Biden por enviar más asistencia financiera a Ucrania (aunque el mismo jueves empezó a avanzar en el Senado una propuesta de ley, cuyo futuro es incierto).

Putin lanzó mensajes muy similares a los que estos días están en boca de Donald Trump y esos políticos republicanos, cuestionando el papel de EEUU en el conflicto. “¿Necesita esto EEUU? ¿Para qué? A miles de kilómetros de su territorio. ¿No tienen nada mejor que hacer?”, dijo antes de destacar los “problemas con la frontera, con la inmigración” o con la deuda nacional, que cifró en más de 33 billones de dólares. “¿No sería mejor negociar con Rusia, llegar a un acuerdo?”, planteó.

No hubo novedades en el discurso que usa para justificar sus acciones en Ucrania, como la “desnazificación”. Tampoco en su discurso histórico, en el que denunció repetidamente las expansiones al este de la OTAN. Y lo que hizo fue acusar a Occidente de “azuzar el miedo” sobre posibles acciones de Rusia en lugares como Polonia. “Solo enviaríamos tropas si Polonia atacara a Rusia. Porque no tenemos interés en Polonia, Letonia o ningún otro sitio”, dijo.

El caso de Gershkovich

Conforme avanzaba la entrevista bajo control de Putin, Carlson se iba entregando a preguntas cada vez más surrealistas, del estilo de cómo puede un cristiano ser líder de un país en guerra y tener que matar. Abordaba la inteligencia artificial o a Musk (al que Putin tildó de “inteligente” y de quien dijo “no hay manera de pararlo”). Y el estadounidense dejó aparcadas prácticamente todas las cuestiones que podían haber incomodado a su entrevistado, desde las letales acciones de Rusia contra civiles e infraestructuras críticas en Ucrania o los secuestros de niños hasta el aplastamiento de la oposición interna en Rusia .

Lo único en que presionó algo a Putin fue por el caso de Evan Gershkovich, el periodista de 32 años de ‘The Wall Street Journal’ encarcelado en Rusia acusado de espionaje, una alegación que niegan tanto EEUU como el rotativo y que el propio Carlson también puso en duda. Y aunque Putin insistió en acusar al periodista de haber estado trabajando para los servicios secretos de EEUU, dijo que hay conversaciones en marcha para realizar un intercambio de prisioneros que lo devuelva a EEUU.

“Creo que se puede alcanzar un acuerdo”, dijo Putin, que con referencias pareció apuntar a su voluntad de que el periodista sea intercambiado por Vadim Krasikov, un ruso que cumple cadena perpetua en Alemania por el asesinato a plena luz del día de un ciudadano checheno de Georgia (al que Putin acusa de haber matado a soldados rusos apresados en la guerra arrollándolos con un coche).

El 'Journal' emitió un comunicado insistiendo en la inocencia de su reportero, recordando que “el periodismo no es un crimen” y asegurando que lleva “casi un año injustamente detenido por Rusia por hacer su trabajo”. Pero el diario también se mostró “animado de ver el deseo de Rusia de un acuerdo”.