Normal y sencillo, así es el actor ganador de dos goyas Javier Gutiérrez [Luanco, 1971], una persona que prefiere vivir alejada de los focos, pero no de los escenarios, lugar al que mañana regresa a las 20.30 horas para hacer lo que mejor se le da, interpretar, y todo ello en la tierra que le vio crecer con el estreno en Galicia de la obra teatral 'El traje', actuación que forma parte de la 32ª edición del Festival Internacional Outono de Teatro (FIOT) de Carballo que se celebra estos días.

Vuelve a los escenarios, vuelve a Galicia, y lo hace en el FIOT de Carballo de la mano de Luis Bermejo con 'El traje'. ¿Qué es lo que se va a encontrar el espectador?

Es un espectáculo que tiene referencias de Pinter, de Beckett y tiene mucho que ver, obviamente, con la escritura del autor, de Juan Cabestani, muy reconocida en 'El traje', de aquellos trajes de Camps cuando estalló el escándalo en el Gobierno valenciano. Es un espectáculo que decimos hacer hace un tiempo para hablar de la corrupción, que en su día aparcamos por motivos profesionales tanto Luis como yo, y una vez que decidimos volver a abordar el asunto y poner en pie el proyecto de nuevo, nos dimos cuenta que el tema de la corrupción política quedaba como más desenfocado, relegado en segundo plano después de la pandemia que hemos vivido, de diferentes crisis... y tiene mucha más presencia en otros temas como la soledad del individuo, la deshumanización de la sociedad, la brecha generacional entre padres e hijos... Si me apuras, en algún momento, hasta las nuevas tecnologías. Tiene muchos apuntes que en su día pudieron pasar desapercibidos, pero, con el paso del tiempo, han cobrado muchísima importancia y tienen mayor presencia que el hecho en sí de la corrupción política.

Aunque quede relegada a un segundo plano, eso no quita que la corrupción se trate de una lacra social a la orden del día.

Por desgracia es un mal sistemático. No solo en la política nacional, sino en cualquier tipo de política. Es una desazón para el ciudadano, pero es algo con lo que convivimos a diario y ya cualquier escándalo de esta índole no nos llama demasiado la atención. No pasa desapercibido, ni mucho menos, pero pasa casi más de puntillas que otros temas que se abordan en la función.

Una función que se realizó por primera vez en el año 2012, que ahora regresa a los escenarios con una versión más renovada. Veo que al igual que la sociedad, el teatro también se debe adaptar a los nuevos tiempos.

Por supuesto. 'El traje' es un ejemplo. A pesar del paso del tiempo no ha envejecido, sino todo lo contrario, como que se ha renovado.

Cuenta con una amplia trayectoria como actor a sus espaldas. ¿Javier Gutiérrez también se ha adaptado a los nuevos tiempos?

No tengo esa sensación. Sigo siendo el mismo actor que hace 20 años. Sí es cierto que transitando mucho más por el cine y por la televisión, pero sigo siendo un actor muy conectado con el escenario y muy necesitado de esa gasolina que es el teatro y, en ese sentido, me reconozco mucho en mis inicios. Yo en ningún momento soñé con hacer cine y televisión, sino que, cuando yo comencé en el mundo de la interpretación, mi libro de cabecera era El viaje a ninguna parte. Yo soñaba más con ser un actor de repertorio en una compañía de teatro viviendo de aquí para allá con esa compañía, esa familia, que no poniéndome delante de una cámara. Al final, me he adaptado en el sentido de que soy un actor que toca todos los palos en la medida de lo posible y que se siente muy a gusto en cualquier medio, pero, por encima de cualquier cosa, sigo haciendo teatro y no me veo bajándome del escenario. Casi me veo más retirado del cine y la televisión que no de los escenarios.

¿Siempre soñó con formar parte del mundo de la interpretación?

Soñaba con vivir de esto. Y recuerdo que, cuando vivía en Ferrol, e iba a ver a las compañías de teatro, al Teatro Jofre, las veces que podía, porque tenía dinero escaso para comprar una entrada de gallinero, solía esperarles en la salida de artistas y seguirles allá donde cenaban o donde se hospedaban. Me pareció una vida muy fascinante y ese mundo bohemio y nómada era algo que me resultaba atractivo y me llamaba muchísimo la atención.

Todos conocemos la figura del prolífico actor que logró alzarse con dos goyas pero, ¿quién es realmente Javier Gutiérrez? ¿Quién es la persona que se esconde tras bambalinas?

Soy una persona muy normal y sencilla. Más allá de que juego a este oficio tan serio que es interpretar otras vidas, soy una persona muy normal, muy de perfil bajo, que intenta vivir una vida muy alejada de los focos y que aspira a vivir de esta profesión, algo muy complicado, y retirarme emulando al maestro Sacristán y otros tantos actores que siguen trabajando y subiéndose al escenario a pesar del tiempo.

Me han comentado que es usted muy futbolero.

Muy futbolero y muy del Racing de Ferrol. Desde muy pequeño.

Siempre se le ha visto muy maduro en todas y cada una de sus actuaciones. ¿Ha influido el hecho de haber superado una complicada juventud?

No sé si complicada, pero ser huérfano a una temprana edad y ser un niño muy introvertido, muy tímido, pues quizá eso me haya ayudado a solventar o a superar ciertas cosas que, con el paso del tiempo, han ido conformando una personalidad, quizás más madura o más fuerte, aunque sí es cierto que escuchando ahora mismo datos muy alarmantes acerca de la salud mental en la gente joven, me doy cuenta de lo vivido, de lo padecido, y seguramente sería uno de esos chicos que a día de hoy piensan en el suicidio o no ven una salida. Debemos de vigilar muy mucho a la juventud que, por otro lado, a mí me escandaliza cómo la demonizamos con tanta facilidad y a la vez me da la sensación que debemos estar muy alerta con lo que le sucede a la gente joven ahora mismo.

A pesar de que usted nació en la localidad asturiana de Luanco, está profundamente vinculado a Galicia. Al año de nacer su familia se mudó a la ciudad de Ferrol. Allí dio sus primeros pasos en el mundo de la interpretación. Galicia cuenta con actores y productores de gran talento cada vez más presentes en nuevos proyectos, especialmente aquellos puestos en marcha por plataformas de streaming. ¿Hay cantera en Galicia?

Claro que hay cantera. Siempre la ha habido, lo que pasa es que la oferta ahora es mucho mayor. La irrupción de las plataformas no solo ha globalizado el negocio, sino que evidentemente hay mayor oferta y hay que buscar el talento allá donde esté y en Galicia siempre ha habido mucho y se está demostrando, pero no solo de actores, a todos los niveles. Desde la producción, desde los aspectos técnicos... Acabo de rodar el año pasado una película, Honeymoon, con Enrique Otero, que venimos a ganar el premio del público en el Festival Internacional de Ourense y la semana pasada acabo de terminar una producción sobre el asesinato de Asunta, una producción gallega de Bambú para Netflix. A mí no, pero a la gente que viene de fuera le llama muchísimo la atención el nivel en todos los aspectos de la ficción en Galicia.

Uno de los actores gallegos de referencia es sin duda el compostelano Luis Zahera, que ha pedido interpretar personajes buenos para no ser encasillado ¿Qué papeles quiere interpretar Javier Gutierrez?

Con tal de que me sigan llegando esos papeles, me doy por satisfecho (ríe). Evidentemente, me gusta contar buenas historias y estar rodeado de buenos directores que sepan dirigirlas y de buenos compañeros que acompañan a uno en ese viaje, pero hay un riesgo que forma parte también de nuestro oficio, el hecho de no saber qué vas a hacer mañana. También está el atractivo que supone el que a la vuelta de la esquina tengas que preparar un personaje con el que ni siquiera te habías hecho una composición de lugar de que podrías interpretarlo. Este oficio es muy deslumbrante, muy arriesgado y te depara muchísimas sorpresas.

Algunas actrices se han quejado de que la edad y el físico condicionan mucho los papeles que les ofrecen y hace difícil que logren buenos papeles ¿También le pasa a los hombres? ¿Lo ha llegado a vivir?

Es cierto que hay una tiranía de la imagen y las mujeres lo tienen mucho peor, pero, en mi opinión personal, el nivel de actrices es mucho más alto que el de actores en nuestro país. Lo tengo más que constatado en diferentes producciones en las que he trabajado y hay actrices desde Nathalie Poza, Candela Peña o Carmen Machi,que están a un nivel estratosférico. Seguramente es complicado para todos, pero las mujeres tienen todo el derecho del mundo a quejarse porque la invisibilidad a partir de los 35-40 años es demoledora para la mujer y los actores podemos llegar pasados la barrera de los 50, si me apuras los 60, y todavía gozar de una impunidad que no se les permite a las mujeres en cuanto a la imagen.

Señala que quiere jubilarse como actor, ¿qué le depara el futuro a Javier Gutiérrez? ¿Ya tiene la vista puesta en nuevos retos?

Sí, claro. Hay que seguir pensando en lo que viene y, si no viene, pues inventárselo. De hecho, formo parte de la producción de todos los espectáculos en los que intervengo porque no me resisto a quedarme sentado en casa esperando una llamada, que es algo que forma parte de nuestro día a día. No me puedo quejar, formo parte de un grupo selecto de compañeros que vivimos dignamente de nuestro oficio. Siempre estoy, si no esperando, inventándome nuevos retos para lo próximo que tenga que venir.

¿Se ve dirigiendo algún espectáculo o película algún día?

Películas no. Le doy muchísimo valor al trabajo de un director de cine. Me parece una tarea titánica que lleva años. Desde que uno escribe el guion hasta que intenta buscar el dinero para levantar el proyecto, luego dirigirlo, montarlo, venderlo... es un trabajo titánico, pero sí aspiro a dirigir teatros, es algo que me encantaría, porque además me veo preparado después de tanto tiempo. De vez en cuando, cuando leo textos, siempre me pica la curiosidad de saber cómo quedaría si yo lo montase. En esas estoy, seguramente no tardaré mucho en dirigir.