Santiago de Compostela es un atractivo por sí mismo. Su imponente Plaza del Obradoiro presidida por la monumental Catedral de Santiago de Compostela son reclamos más que suficientes para visitar una de las ciudades santas más importantes de todo el planeta por su famosa peregrinación.

Pero alejándonos un poco del centro neurálgico de la ciudad, y a no muchos kilómetros, nos encontramos con pueblos plagados de una belleza, una historia y unos parajes capaces de dejarnos sin aliento. Recorremos cinco pueblos bonitos, a no muchos kilómetros de Santiago de Compostela, que te van a enamorar tanto o más que la propia ciudad.

A Ponte Maceira

En uno de los puntos de mayor fuerza del río Tambre, entre cascadas y monte, nos encontramos A Ponte Maceira. El puente romano y el pazo del mismo nom­bre conforman un conjun­to histórico artístico de los más destacados en el entor­no compostelano.

Vista de Ponte Maceira ECG

El puente, de piedra, es también llama­do Ponte Vella. Está formado por cinco arcos de sillería y otros dos de pequeño tama­ño, mientras que la bóveda del arco central es ojival. El núcleo conserva interesantes elementos arquitectónicos como varios molinos, la capi­lla de San Brais, del siglo XVIII, y el pazo de Baladrón, levantado en los años 50, en un paraje natural de belleza.

Lousame y el Monasterio de Toxos Outos

Este municipio español, a apenas siete kilómetros de Noia, destaca por tener entre sus fronteras uno de los lugares con más magia y encanto de toda Galicia. Hablamos del Monasterio de Toxosoutos, fundado en el siglo XII y que se deja ver como una estampa idílica en la que pararse y simplemente admirar la portentosa naturaleza.

El Monasterio de Toxosoutos se encuentra rodeado por uno de los enclaves naturales más bonitos de Galicia Álvaro Martínez Fernández

Este monasterio, de hecho, es un fantástico ejemplo de la unión entre el arte, la naturaleza y la historia que se levanta a los pies del río San Xusto con una frondosa y delicada vegetación. En este lugar destaca un salto en vertical de agua de seis metros de alto, envuelto por unos senderos mágicos en los que la naturaleza es la gran protagonista.

Lalín

El interior de Galicia sorprende, sobre todo, por municipios como Lalín. Un lugar perfecto para descubrir la gran riqueza arqueológica, sin renunciar a unos impresionantes espacios naturales en los que perderse entre fragas y frondosos bosques.

Lalín es uno de los pueblos con más encanto de Galicia

Lalín es uno de los pueblos con más encanto de Galicia percds / ISTOCK

La encontramos en la provincia de Pontevedra, concretamente en la Comarca del Deza. En una visita a Lalín no puedes perderte su Pazo de Liñares, un edificio señorial de estilo barroco construido en el siglo XVII. Tampoco debes renunciar a perderte por la Fraga de Catasós, donde admirar algunos ejemplos descomunales de robles y castaños que alcanzan los 30 metros de altura y los 5 de perímetro.

Padrón

Cuando piensas en la palabra padrón lo primero que se viene a la mente son los pimientos. ¿Algunos pican y otros no? Es fácil de averiguar viajando a este pueblo a tan solo 26 kilómetros de Santiago de Compostela.

Padrón es, sin duda, uno de los pueblos más encantadores de Galicia arousa / ISTOCK

En pleno corazón de Galicia se encuentra este histórico pueblo. Para acceder al casco antiguo hay que atravesar el Puente de Santiago, un lugar mágico bajo el que fluye el río Sar. Pero ¿sabías que los pimientos no son los únicos famosos del pueblo? La escritora Rosalía de Castro nació aquí y su vida y obra son patrimonio histórico del pueblo.

Noia

Las Rías Baixas gallegas no podían quedarse fuera de este recorrido. Un pueblo costero gallego con raíces medievales, vegetación por todas partes y obras de artes en cada rincón. A lo largo de su paseo marítimo podrás disfrutar de las magníficas vistas del océano.

Vista panorámica del puente que atraviesa la Ría de Muros y del pueblo de Noia Lux Blue / ISTOCK

Además, tienen una fuerte tradición marisquera y ¿quiénes somos nosotros para despreciarla? Comerás y beberás en abundancia sin perder la calidad del producto.