Hay quienes la adoran. A otros les satura. Pero para bien o para mal, la abogada más excéntrica del universo de The Good Wife ya tiene su propia serie de televisión. Candidatos para este tercer título teníamos unos cuantos. El asesor político Eli Gould, la detective Kalinda Sharma... pero finalmente ha sido ella la elegida. Elsbeth Tascioni, interpretada por Carrie Preston, debutó como la abogada del personaje de Peter Florrick, y acabó siendo uno de los secundarios recurrentes más singulares de este ya amplio universo de ficción nacido en el año 2009 y que no ha parado de crecer desde entonces. Catorce apariciones hizo a lo largo de toda la serie madre y posteriormente en otras cinco ocasiones en el spin off de aquella, The Good Fight.

Elsbeth era un personaje desconcertante, en el que lo primero que llamaba la atención era su aparente candidez en un mundo lleno de abogados retorcidos y manipuladores. Era como si estuviera en otra galaxia, aunque realmente el motivo obedecía a que su mente trabajaba de otra manera a la que estamos acostumbrados el resto de los mortales. En el momento más inesperado de los juicios y, cuando parecía que nada de lo que ella estaba diciendo tenía sentido, todas las piezas encajaban de repente y salía con una estrategia jurídica que nadie veía venir. Los fiscales y los abogados rivales la temían porque nadie sabía por dónde saldría. Su personaje es como aquella defensora autista que protagoniza la serie coreana Woo, abogada extraordinaria en Netflix y cuya mente le hacía ver los casos desde otra perspectiva.

Elsbeth, que en España emite cada semana Movistar, marca distancias a pasos agigantados de sus predecesoras. Es una serie policiaca procedimental de las de toda la vida, donde tenemos un caso nuevo cada semana y con toques de comedia. Aunque el humor nunca ha faltado en las otras. Alguno se preguntará, ¿pero Elsbeth no era abogada? Y así es. Lo era. Se ha cambiado de bando y de ciudad. Ahora se ha mudado de Chicago a Nueva York y trabaja como asesora de la Policía de la Gran Manzana. En ese nuevo ambiente parece como la chica de pueblo que no puede evitar mirar boquiabierta todas las maravillas de la ciudad de los rascacielos. Como ella misma cuenta en la serie se cansó de defender a los malos y ahora ayuda a atraparlos, porque, debido a su experiencia pasada, sabe cuándo y cómo mienten. Su nuevo trabajo consistiría en algo así como ser la policía de los policías, asegurarse de que miran en la dirección correcta al investigar un caso. Eso motiva que sus compañeros la miren con recelo, por intrusa y por espía.

La estructura de cada episodio es muy parecida a la de otros clásicos de la televisión como Colombo, la que más se suele citar porque es una de las pocas de aquellos años que sigue emitiéndose una y otra vez hoy en día. Desde el minuto cero, sabemos quién es el asesino, a quién ha matado y porqué. Es la escena con la que se abre cada episodio. El criminal tiene una coartada perfecta para hacer parecer que la muerte ha sido un suicidio, un accidente o la obra de otra persona. Hasta que llega esa tía rara que empieza a preguntar por todo y a la que el sospechoso no se toma muy en serio y cuando menos se lo espera se ve acorralado. El gran misterio de la trama consiste en ver cómo le van a pillar. Desde el minuto uno, la mente de Elsbeth se pone a funcionar para detectar todo lo que no está bien en la escena del crimen y las versiones de los interrogados. No suele tardar mucho en calar al malo. Mientras, episodio tras episodio, hay una trama horizontal que se va desarrollando, ya que la abogada en realidad ha sido enviada a su nuevo destino para investigar una posible trama de corrupción policial. Parece que se barajó en su lugar a Cary Agos (otro de los protagonistas de The Good Wife), y no sabemos si es porque contaremos con él como artista invitado, o simplemente para recordarnos la conexión con la otra serie. Porque otra de las cartas que se guardan es que cada semana tenemos un reparto de secundarios de lujo.

Elsbeth es, por lo que se ha visto en sus primeros episodios, el título menos político de la saga. Algo que sorprende porque The Good Fight hizo bandera del antitrumpismo y los tejemanejes electorales siempre rodearon al entorno de Alicia Florrick. Dicen Robert y Michelle King, el matrimonio creador de este universo de ficción, que a la hora de concebir esta nueva serie se inspiraron viendo capítulos de Colombo durante la pandemia. Aunque yo diría que aquí se han limitado a ejercer de productores y no han estado tan encima del día a día, aunque hayan dirigido algunos episodios.

La estructura de Elsbeth recuerda mucho al de otra serie reciente que es una de los títulos estrella de SkyShowtime, Poker Face, donde el personaje interpretado por Natasha Lyonne recorre Estados Unidos mientras huye de la mafia, y cada semana se ve involucrada en algún caso de asesinato que resuelve gracias a su talento para detectar si alguien le está mintiendo. Este mismo año en Disney han tenido su propio procedimental policiaco, La muerte y esas cosas, donde un detective interpretado por Mandy Patinkin (el Saúl de Homeland) al más puro estilo Hercules Poirot investiga un asesinato en un crucero. Vapuleada por la crítica y una recepción de público más bien discreta fue cancelada tras su primera y única temporada.

Sin embargo, estas series están abriendo la puerta al regreso de esos títulos de toda la vida, con homenajes a Agatha Christie y otros grandes autores de la novela policiaca. El género no se había ido del todo, y ahí tenemos a Castle y sus sucedáneas para atestiguarlo. Ahora que las plataformas digitales se plantean poner anuncios, estas series a las que no se hacía caso vuelven a ponerse en primer plano. Porque lo de siempre es lo siempre porque sigue funcionado. Y mientras se haga y permita desconectar a muchos del trabajo tras volver a casa, seguirá haciéndolo. Elsbeth no será la mejor serie del universo de The Good Wife, pero cumple su papel. A lo mejor es como su protagonista, que no la valoramos demasiado y cuando nos queremos dar cuenta ya nos ha atrapado.