{ POSDATA }

La duna está muerta

Xaime Barreiro Gil

Xaime Barreiro Gil

DICEN QUE ANDAN por Corrubedo unos expertos ocupados en la recuperación de una otrora famosa duna que ha venido perdiendo altura desde hace tiempo, hasta su práctica desaparición. Se dice que empezaron por promover la tala de un número más que significativo de pinos en su entorno, para que, eliminando la espesura, pudiese correr más libremente el viento, empujando de nuevo la arena de la playa circundante hasta la cima de la duna, formándola y elevándola.

Yo, ni idea. Pero, cuando es así, mi formación me lleva a hacer preguntas a todo el que se me pone por delante. Y allá me fui. Vistos dos paisanos de una cierta edad, les pregunté:

-¿Y esto de los pinos?

-Debe ser cosa de dinero.

-¿No decían que era por la duna?

-Por eso no puede ser.

-Entonces, ¿por qué pierde altura?

-Porque no tiene alimento.

-¿Cómo es eso?

-Las dunas viven de la arena que les pone encima el viento, y a esta se le fue asentando alrededor una planta que no vale para nada, pero que acaba haciendo una cubierta que, por muy fuerte que sople el viento, no deja que la arena se mueva. Y si la arena no se mueve, la duna se muere. La culpa es de esa planta, no de los pinos.

-Pues entonces, algo habrá que hacer.

-Ya no, amigo: cuando una duna muere, muerta está. Para siempre. No resucita.

-Dicho así...

-Así lo digo.

Oído todo eso, se me dio por otras preguntas. ¿Los científicos anduvieron al palique con los vecinos? ¿No deberían haber empezado también ellos por preguntar y escuchar antes de nada? Los paisajes, al fin y al cabo, y espero que no me lo nieguen, también pueden ser obra del hombre, que los crea y los destruye según le convenga. Puede, pues, que hubiese sido más prudente y práctico haber empezado por los vecinos antes que por los pinos.

Yo soy un economista que usa el análisis histórico como equipamiento conceptual. Les puedo asegurar a los colegas que trabajan sobre la duna, que es una opción metodológica que ha rendido, rinde y rendirá fructíferos avances para la ciencia. Y esos vecinos son historia. Podría ser bueno empezar por reconstruir con su memoria el paisaje no solo geográfico sino también social del entorno de la tal duna.

Desde el Faro de Corrubedo hasta el poblamiento de Baroña, pasando por la laguna de Basoñas y sus arenales, puede que el suelo y sus formas escondan más que mucha sabiduría. Para cualquier cosa, vale la pena empezar por hacerle preguntas.