{ tribuna libre }

Fiesta de los Reyes Magos

José Fernández Lago

José Fernández Lago

Hoy en nuestra sociedad, después de que la Iglesia y nuestros antepasados se propusieron reutilizar de ese modo una expresión del Salmo interleccional de la Misa de esta solemnidad: “Que los Reyes de Tarsis y de las Islas le paguen tributo; que los Reyes de Saba y de Arabia le ofrezcan sus dones…”. En realidad, este día es el de la manifestación que Dios hace del Niño recién nacido a los pueblos gentiles: su “Epifanía”.

Las lecturas de las misas de hoy nos muestra la condición de una tierra llena de tinieblas, sobre la cual amanece el Señor. Consiguientemente, los pueblos caminarán a su luz, y los reyes al resplandor de su aurora. El corazón de aquel al que se dirige la intervención de Dios se llenará de gozo, al ver que llegan cargados algunos camellos y dromedarios de Madián y de Efá, y otros vienen de Saba trayendo incienso y oro, y proclamando las alabanzas del Señor.

San Pablo se dirige a los Efesios y les habla de la gracia divina que se le comunicó a él. Esta consiste en la revelación del misterio escondido desde siempre y manifestado ahora mediante el Espíritu Santo a los profetas y apóstoles: que los habitantes de los pueblos paganos son, merced al Evangelio, miembros del mismo cuerpo que los procedentes del judaísmo, y coherederos de la promesa recibida en Jesucristo.

El Evangelio según San Mateo refiere la puesta en camino de unos Magos de Oriente, al haber encontrado en el análisis del cosmos una estrella que, a su juicio, era nueva. Interpretaron que era el signo del nacimiento del Dios de Israel. Salen en dirección a Judea, y, al llegar cerca de Jerusalén, le preguntan al rey Herodes dónde debía nacer el Rey anunciado por la estrella. Herodes, ilustrado por los magos de su tierra, responde que en Belén de Judá. Ellos salen del palacio real y ven que la estrella les muestra el camino, llenándoles de alegría. La estrella se detuvo junto a la casa donde estaba la Sagrada Familia. Entonces le ofrecieron al Niño oro, incienso y mirra. Al salir de allí, recibieron un oráculo del Señor, para que no volvieran a donde Herodes, de forma que se marcharon a su tierra por otro camino.