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Éxito de la economía española y fracaso de las predicciones

Carlos Pajares Vales

Carlos Pajares Vales

Una vez acabado el año 2023 se puede comprobar el grado de fiabilidad y éxito que han tenido las predicciones económicas realizadas por empresas, instituciones y ‘expertos’. 

La economía española creció en 2023 un 2,5 por ciento del PIB. Funcas, gabinete de estudios económicos de la Confederación de Cajas de Ahorros, predijo en noviembre de 2022 un crecimiento del 1,1% revisándolo a 1,3% en enero de 2023. La Confederación de Empresarios, CEOE, predijo un 0,8. El Instituto de Estudios Económicos predijo el 1,2%, Caixa Bank Research el 1%, Repsol el 1%. 

La AIREF, autoridad independiente de responsabilidad fiscal, el 1,5% . La directora del organismo al hacer la presentación del estudio hizo fuertes críticas, calificando de falto de realismo el presupuesto aprobado por el Gobierno, al suponer un crecimiento del 2,1% del PIB. La realidad y el dato muestran que este es el que estuvo más cerca de todas las predicciones y si había que criticarlo era por todo lo contrario a lo que decía la directora de la AIREF, quién, por cierto, no se ha disculpado por meter la pata de manera tan fuerte. No se puede jugar a mostrar su independencia a costa de desprestigiar la institución que dirige.

Hay fracasos notables, como el de Funcas, que resiste a pesar de que ya prácticamente no existen las cajas de ahorro. Funcas está acostumbrada a fracasos como fue el de no predecir el hundimiento de casi todas las cajas de ahorro. También es de sobresaliente la de la CEOE, cuya predicción es la peor de todas. 

Si miramos a Instituciones, tampoco acertaron dos tan importantes como la Comisión Europea, que predijo el 1%, o el Fondo Monetario Internacional, FMI, con un 1,2%.

Mirando el conjunto, se puede aplicar el dicho de “mal de muchos, consuelo de tontos”. No son tontos los que hacen las predicciones y por tanto deberían reflexionar sobre el porqué de tamaño fracaso. Probablemente influya en ello una especie de efecto oveja, que consiste en que las predicciones de unos son miradas por otros, de tal manera que cuando se realice su predicción esta no debe ser muy diferente a la de los otros. Es parecido a lo que se decía “¿donde va Vicente? donde va la gente y ¿dónde va la gente? , donde va Vicente”. ¿Cómo es posible que todos yerren? 

Lo sucedido es similar a lo que pasó en el pasado mes de julio con las elecciones generales del año pasado donde casi todas las encuestas fallaron. Esencialmente, los deseos de algunos se superponen a los estudios serios y rigurosos. No estaría por demás que se exigiese responsabilidad y disculpas por el error.