Opinión | Firma invitada

Hombres y mujeres

Usualmente cuando se dice sexo débil se esta pensando en las mujeres. Sin duda se refiere a aspectos físicos relacionados con fuerza, potencia y similares. Es por ello, que en varios deportes como el atletismo o la natación, los registros de las mujeres son inferiores a los de las hombres. Sin embargo, la adscripción del sexo débil a las mujeres provoca rechazo en algunas asociaciones feministas porque puede entenderse como un adjetivo que denota inferioridad. Fuerte o débil puede significar inferior o superior dependiendo quién lo interprete y el contexto en que se diga. Es obvio que la violencia machista y los asesinatos de mujeres por sus parejas se deben a que las mujeres no tienen en media la misma fuerza que los hombres, además de otras razones.

Hay datos que apuntan en que la mujer no es el género débil sino lo contrario, empezando por la esperanza de vida que es mayor en las mujeres que en los hombres. Sin necesidad de la calificación de débil o fuerte si que hay datos que muestran una diferencia en el comportamiento de hombres y mujeres. 

Es muy significativo la diferencia de género en los suicidios llevados a cabo en España. De los 4.200 del año 2022, el 75% fue llevado a cabo por hombres y el 25% por mujeres, es decir una proporción de 3 a 1, diferencia que es muy considerable. Este dato se puede explicar debido a que el hombre es más impulsivo y también porque la mujer tiene una mayor resistencia al dolor y al sufrimiento. También es más proclive a pedir ayuda. De hecho, hay más llamadas al teléfono de la esperanza por parte de mujeres que de hombres. El pedir ayuda es una cualidad humana que significa que no somos tan soberbios como para pensar que somos suficientes en todo y no necesitamos nada. El darse cuenta de nuestras limitaciones y que somos seres necesitados es signo de sabiduría.

En las enfermedades psiquiátricas también hay diferencias estadísticamente relevantes. Así por ejemplo, la esquizofrenia la padecen el doble de hombres que mujeres.

Las diferencias que aparecen en el campo de la enseñanza, como la baja proporción de mujeres que estudian Física, Matemáticas e Ingenierías no tienen nada que ver con la capacidad de las mujeres para dichos estudios y si por discriminaciones existentes en la sociedad basadas en perjuicios. En determinadas etapas de la formación si una estudiante tiene inclinación hacia las Ciencias, la sociedad favorece la elección de Medicina u otra titulación relacionada con Ciencias de la Salud porque se dice que son más “femeninas”. Esta indicación muchas veces se hace inconscientemente. Así, por ejemplo, la mayor parte de actividades que se realizan en colegios e institutos para favorecer que aumente el número de mujeres en titulaciones de Ciencia e Ingeniería tienen que ver con la Biología y Medicina, lo que incide en un menor número de mujeres en Ingenierías, Física y Matemáticas, es decir lo contrario de lo que se pretende.