Opinión | Tribuna Libre

El corazón verde azulado de Galicia en vilo

La empresa portuguesa ALTRI quiere construir una macroplanta de celulosa y Lyocell en Palas de Rei (finca de Quintas, 366 Ha, zona de especial interés ambiental por su riqueza natural y biodiversidad, considerada por la Xunta de Galicia como territorio a declarar como Red Natura, 39,6 Ha acaban de ser declaradas suelo industrial, al aprobarse la 3ª Fase del Parque Empresarial de Palas de Rei). Se prevé que su máxima capacidad productiva alcance las 400.000 t de pasta y 200.000 t de fibras textiles. La inversión inicial será de 900 millones € en su 1ª fase y se crearán 500 puestos de trabajo directos y 2.000 indirectos. La planta bombeará al día 46.000 m3 de agua (caudal máximo), se abastecerá del río Ulla y del embalse de Portodemouros, y una vez utilizada verterá las aguas residuales industriales, aguas arriba del punto de captación para su reutilización posterior (el promotor del proyecto solicitó a Aguas de Galicia una concesión de captación de agua del río Ulla en Agolada para abastecer a la factoría). La planta consumirá al principio 1,2 millones de m3 al año de madera de eucalipto globulus y nitens, y cuando esté a pleno rendimiento cerca de los 2,4 millones de m3.

La Xunta de Galicia, sacó a información pública la solicitud de autorización ambiental integrada, el estudio de impacto ambiental y la declaración de utilidad pública de la futura fábrica, finalizando el plazo de presentación de alegaciones el 17-04-24. Es el momento de estudiar con lupa las características del proyecto y verificar si dispone de las medidas correctoras necesarias para eliminar la carga contaminante debida a los procesos de fabricación, que consumen gran cantidad de agua, energía y madera. Las aguas residuales industriales precisan de sistemas de tratamiento y depuración basados en tecnologías de alta eficiencia, además de utilizar el proceso de blanqueamiento TCF (sin cloro), por ser el menos perjudicial para el medio ambiente y no generar dioxinas y furanos, con la finalidad de mantener la sostenibilidad del recurso hídrico. En el proceso de producción se producen gases: SH2, CO, Cl2, ClO2, SO2, NOx, COVs, etc.; que suponen un peligro para los trabajadores expuestos, de ahí la necesidad de utilizar sistemas de detección para que tengan un entorno de trabajo más seguro; tienen que estar perfectamente caracterizados y someterlos a un tratamiento previo antes de salir por la chimenea de 75 m de altura, y que se garantice la calidad del aire. Se trata de minimizar al máximo los posibles riesgos y las consecuencias que pueda tener para el medio ambiente y la salud de la población.

El planeta atraviesa una crisis climática sin precedentes, los fabricantes de pasta y papel son responsables de un 70% de las emisiones de GEI, de ahí que la instalación de una planta de estas características, contribuirá a agravar el problema del calentamiento global. Esta planta, ubicada en las proximidades del Camino Francés (que también se verá afectado), va a repercutir en el río Ulla, que nace en Antas de Ulla y atraviesa el corazón de Galicia, y tras recorrer 132 km desemboca en la ría de Arousa, pudiendo verse afectada su riqueza marisquera y pesquera. El proyecto precisa de una evaluación de riesgo toxicológico que permita un uso seguro para la salud de la población que vive en las proximidades de la planta; y solamente podrá tener luz verde para su instalación en Palas de Rei si cumple con los estándares de calidad y la normativa actual respecto a los parámetros físico-químicos, biológicos y sustancias químicas potencialmente tóxicas que se producen en la planta y van a parar al aire, al agua y al suelo; en sintonía con los principios de sostenibilidad y economía circular, imprescindibles si se quiere proteger y conservar el entorno natural del corazón verde y azul de Galicia, y proteger la salud de sus habitantes. Habrá que hilar muy fino en las decisiones que se tomen, ya que está en juego el futuro de Galicia y el de las comarcas de Terra de Melide, A Ulloa y Deza, que serán las más afectadas. Tiene que prevalecer el rigor de la ciencia y el sentido común, por encima de cualquier otro tipo de interés. Nuestros gobernantes están obligados a velar porque el progreso industrial de Galicia vaya de la mano de la preservación ambiental, y no sea a costa del medio ambiente y de la salud de sus gentes.

¡Siempre por Galicia, desde la independencia, el rigor de la ciencia y con la verdad!