Opinión | FIRMA INVITADA

Peter Higgs

HIGGS murió el pasado martes a la edad de 94 años. Se hizo famoso por predecir en el año 1964, al mismo tiempo que lo hicieran los físicos Brout y Engel, la existencia de una partícula a la que pusieron su nombre, que era clave para comprender como conseguían masa algunas partículas elementales. Su predicción tuvo que esperar su confirmación hasta el año 2012 en que dos grandes colaboraciones, formadas cada una por alrededor de 3.000 físicos e ingenieros pertenecientes a más de 100 Universidades y Centros de Investigación, detectaron en sus gigantescos detectores la partícula formada en las colisiones del gran acelerador del Centro Europeo de Partículas, CERN, acelerador de 27 kilómetros de perímetro. La construcción del gran acelerador, así como la formación de las colaboraciones, fueron una gran empresa en la que hubo que coordinar muy diversos esfuerzos económicos, humanos y políticos para que todos fuesen dirigidos en la misma dirección. Como delegado científico de España en el CERN, tuve la suerte de estar allí los días anteriores al anuncio del descubrimiento y respirar en la atmósfera de ilusión que existía en el CERN. 

No todos los físicos pensaban que existía la partícula predicha, por ejemplo Hawking. A Higgs y a Engel les dieron el premio Nobel al año siguiente. 

La predicción tiene una prehistoria interesante. Las fuerzas electromagnéticas a nivel microscópico se explican porque tienen una simetría peculiar, llamada de gauge. Dicha simetría determina cómo es la interacción entre partículas cargadas, que se hace intercambiando unas partículas que de acuerdo con esa simetría tiene que tener masa cero. Son los fotones, los cuántos de luz. En 1954, el físico C. N. Yang conjuntamente con E. Mills estudiaron la extensión de dicha simetría, que era muy sencilla, a simetrías no conmutativas. Esa extensión es la base de la teoría que unificaron la fuerza electromagnética con la llamada débil y también de la fuerza que explica las fuerzas nucleares fuertes. (Yang obtuvo el premio Nobel cuatro años después, pero por otro descubrimiento). 

En una de sus visitas a Santiago, Yang me dijo que en un seminario en Princeton, cuando llevaba solo cinco minutos explicando su propuesta, se levantó el gran físico Pauli y preguntó que cómo iba a evitar que las partículas que intercambiaban tuviesen masa cero, como pasaba con los fotones. Yang contestó que la pregunta era interesante y que después se referiría a ella. El seminario siguió, pero Pauli se levanto de nuevo y dijo que no merecía la pena seguir con el seminario sino contestaba la pregunta. Oppenheimer, director de Princeton, dijo a la audiencia que podrían pensar un rato para ver qué se les ocurriría. En Princeton estaban muchos grandes físicos, incluido Einstein, sin embargo, no se les ocurrió nada. Hubo que esperar diez años para que Higgs hiciese su propuesta. Propuesta enviada a la revista europea Physics Letters B. Uno de los revisores de la revista sugirió a Higgs que mejorase el artículo, explicitando más la existencia de la partícula. Su existencia era debido a un fenómeno que consiste en la rotura espontánea de la simetría y debido a eso pueden tener masa distinta de cero las partículas intercambiadas. Esta rotura es un fenómeno que se observa en muchas ocasiones en otra clase de situaciones no solo a nivel de lo más pequeño. 

Higgs era una persona humilde que no se daba importancia a pesar de que era consciente del papel crucial de su propuesta, propuesta sencilla y bella.