Opinión | Firma invitada

Novena Sinfonía y la Fraternidad

En Roma acaba de celebrarse un Congreso Mundial sobre Fraternidad Humana con el lema ‘Sé Humano’. El encuentro de tres días era el punto final del proceso que durante cuatro meses trabajo en concretizar los derechos humanos proclamados por las Naciones Unidas bajándoles a la tierra, con el objetivo de que sean respetados en todo el mundo.

Expertos en inteligencia artificial, políticos como el alcalde de Nueva York, científicos de diversas especialidades, incluyendo treinta premios Nobel, escritores, filósofos, psicólogos participaron en este movimiento universal para ponerse en camino para conseguir cohesión social y un mundo más inclusivo.

La lucha contra el cambio climático y la desigualdad que genera este cambio en los pueblos más desfavorecidos, la protección de los menores, la reducción de las desigualdades, el cambio tecnológico como motor de progreso social y no como generador de exclusiones, son algunos de los temas importantes que han sido abordados. Todos ellos se abordaron bajo la perspectiva de la fraternidad como centro de la cohesión social.

Este congreso ha coincidido con las celebraciones en muchas partes del mundo, en especial en Alemania y en Viena, de los doscientos años años del estreno de la novena sinfonía de Beethoven. En Viena, la orquesta Filarmónica interpretó las diferentes versiones en varios días, bajo la dirección del director italiano Riccardo Muti. (Muti estuvo dos veces en Compostela en otros tiempos musicalmente añorados, una vez drigiendo la orquesta de la Scala de Milán interpretando el Requiem de Verdi y otra dirigiendo la joven orqueta Luigi Cherubini interpretando varias obras de Beethoven). Muti preguntado sobre el significado de la novena sinfonía decía: Hay dos cosas que me perturban e impresionan, el cielo estrellado y la conciencia moral dentro de mí. El inicio de la novena es reflejado en estos versos del poeta ruso Lérmontov: “Noche silenciosa, el desierto escucha a Dios y una estrella habla a otra estrella”. La sinfonía sigue con “la conversación entre estrellas” y “Frente a Dios los humanos somos como un desierto, una nada”. El final de la sinfonía culmina con la Oda a la Alegría de Schiller, canto a la hermandad universal significando un gran abrazo a toda la humanidad. Como himno de Europa, debe interrogarnos si la Europa actual refleja lo que su himno expresa.

El día a día a veces hace que pasen desapercibidas conmemoraciones importantes como esta, donde nos puede hacer profundizar sobre que es lo importante en la vida. Europa acertadamente la tomó como himno y no debía olvidar su significado, al fin y al cabo, la fraternidad es un lenguaje universal, patrimonio de toda la humanidad, expresado en un lenguaje musical, la novena sinfonía, que también es universal y por eso es entendido y apreciado por culturas muy diferentes a la occidental como pueden ser las chinas, japonesas, hindúes o las diferentes africanas. En todas ellas se interpreta y se aprecia.