Concertos na Azotea

Xabier Mera y Tato Rodríguez, talento swing en ‘Concertos na Azotea’

Los dos integrantes del grupo Aló Django, protagonizan la nueva entrega del ciclo organizado por EL CORREO GALLEGO para reivindicar la escena musical de Santiago // Este sábado 3 de febrero actúan en la LASSO, cafetería del Auditorio de Galicia, a las 13 h.

Actuación de Mera y Tato para Concertos na Azotea

Javier Rosende Novo / Jesús Prieto

Xabier Mera y David Tato Rodríguez, integrantes de Aló Django (más Alfonso Calvo y Quim Farinha) entre otros proyectos, centran la nueva entrega del ciclo Concertos na Azotea, idea de EL CORREO para promocionar la escena musical de Santiago, donde ellos tocan igual de norte a sur, que de este a oeste dando alma a la ciudad. Durante su actuación en la terraza de este diario, salió el sol del swing. Xabier Mera, de chaleco azul vintage, a la voz y guitarra rítmica (una Taylor), y Tato Rodríguez, de negro riguroso, a la guitarra solista (Gibson), enriquecen así un ciclo de conciertos que tuvo antes a Grande Amore y Zeltia Irevire.

Los integrantes de Aló Django homenajean al mítico músico galo Django Reinhardt, cuyo fraseo a la guitarra liderando bandas donde destacaba al violín Stéphane Grappelli (actuó en Compostela en los años 90 y aún nos frotamos los ojos) otorga vida eterna al gypsy jazz. Tato (A Estrada, 1979) cuenta así cómo descubrió ese embrujo gitano: “Tuve la referencia de Django Reinhardt gracias a un amigo parisino que conocí cuando me vine a vivir a Santiago. Él me pasó una caja con seis cds o más, con la discografía de Django Reinhardt y acabé alucinando. Pensé: ‘¿Y este señor tan visceral y a la vez tan natural, siendo swing?’ Es una música que pervive. Como músicos, llevamos muchos años dando vueltas en diferentes proyectos y ese tipo de swing es una inquietud que aún tengo, como el blues. Es música que me emociona, que no es nada pensado, pervive, igual que el blues. Son músicas improvisadas y viscerales, nada automatizadas. Reinhardt y otros tocaban lo que se les pasaba por la cabeza, sin saber, a lo mejor, cómo explicar ciertas cosas, quizá, pero… emocionándote”.

A Mera (Santiago, 1977 ), la cultura swing le llegó desde una radio pública: “Yo era rockero, grababa canciones de Radio 3 y un día grabé unas big bands con música de Glenn Miller, Benny Goodman... y conseguí un vinilo de ese estilo. A partir de ahí, luego descubrí a Django, muy joven, antes de marcharme (a Reino Unido)… Ahí comenzó mi historia con el swing. Y cuando estudié el sonido de Django, porque también soy muy de sonidos acústicos, dije: ‘¡Ostra, esto mola!’ Es música muy natural, muy lírica, con su complejidad técnica al tocar pero… con un sonido que me enamoró”.

Músicos que empastan de modo natural tras años juntos (Mera y Tato Swing Duet), empezaron de forma bien dispar. Tato: “Yo crecí con un piano, el piano que le compró mi padre al grupo andaluz Triana. Crecí con ese Fender Rhodes, que anda todavía por ahí, y aunque luego no conviví nada con ese Fender, pasé toda mi infancia rodeado de ese piano y de otros electrónicos con los que jugaba, e incluso, entre mis primeras inquietudes, empecé a hacer música con un ordenador, hacía solfeo y estudiaba música de otra manera, con un ordenador empecé, junto a una amiga”, relata sonriendo.

Mera: “En mi casa no había instrumentos de música. Tan solo mi abuelo en la familia tocaba de joven un instrumento, el acordeón. Era carpintero y le llamaban para tocar por las parroquias. Mi primer instrumento fue un órgano a mediados de la década de los años 80, uno de aquellos Casio-PT1 y PT2. Lo pedí en casa y me trajeron un Casiotone MT-520, que debía tener seis octavas... Luego mi padre me regaló unas partituras de boleros, y eso fue lo primero que toqué: boleros, chachachas y cosas así. Y pronto pedí entrar en el Conservatorio”.

Xabier Mera y Tato Rodríguez detallan su set en Concertos na Azotea. “Tocamos I’m beginning to see the light, un estándar bastante antiguo, que significa Ya se ve la luz, adecuada para los tiempos de pospandemia. Como casi todas las canciones de swing, es una canción de amor, que aunque formalmente no es muy compleja, es muy agradable de tocar. Y la otra es una versión de un tema de Harry Connick, Jr., un swingero y un crooner de los modernos tan conocido como desconocido, que tuvo un pelotazo con su canción para la película Cuando Harry encontró a Sally, una canción muy bien hecha porque recoge toques de swing y blues... Esta terraza es fantástica para tocar, ojalá se siga aprovechando para dar visibilidad a la escena local”.

Aparte de sus bolos como dúo y con Aló Django, Xabier tiene varios coros “de repertorio swing, blues, soul y gospel”, aclara quien desea que Santiago planifique “más y mejor” la escena cultural. Ya Tato le podemos escuchar en Tato Trío, a dúo con Alfonso Espiño y en bandas de blues. Juntos y por separado, dan alma a Compostela.