La falta de suelo y la lentitud burocrática obstaculizan el desarrollo del ‘cohousing’ en Santiago

La cooperativa Alvariza no encuentra un terreno asequible en Santiago para su proyecto

Los cambios legislativos a nivel local y autonómico no se producen con la rapidez deseada

Una asamblea de la cooperativa Alvariza, celebrada el pasado mes de noviembre

Una asamblea de la cooperativa Alvariza, celebrada el pasado mes de noviembre / Cedida

La situación de la vivienda colaborativa volvió a aparecer en la esfera pública en el pleno municipal de enero de Santiago, en el que el PP presentó una iniciativa para promover este modelo habitacional entre personas mayores. La propuesta se aprobó con la abstención de los demás grupos, al considerar que este impulso debería ampliarse a una perspectiva intergeneracional.

En esa línea llevan tiempo trabajando cooperativas como la compostelana Alvariza, que desde 2019 trata de lanzar su proyecto, pero sigue encontrando obstáculos, como la falta de suelo a un precio asequible y el lento desarrollo de un marco jurídico apropiado, en el que se están produciendo avances en diferentes niveles de la administración, pero no con la rapidez que los impulsores del cohousing desean.

Frente a las fórmulas tradicionales de acceso a la vivienda, los promotores de este modelo señalan que es más barato que el pago de una hipoteca y más estable que un alquiler. En la vivienda colaborativa una cooperativa es la propietaria y los socios aportan el capital inicial. Si deciden abandonar el proyecto, recuperan esta inversión. Además, los miembros de la comunidad abonan una mensualidad para mantener unos servicios comunes.

Búsqueda de suelo

La portavoz de Alvariza, Carmela Cons, subraya que este proyecto sigue en proceso de encontrar el terreno adecuado, tratando de que al mismo tiempo encaje en las posibilidades económicas de los socios. “Imos atopando algunha opción, pero as que hai en Compostela cidade son hiper carísimas, co cal non podemos acceder a elas se non queremos renunciar a un elemento fundamental do proxecto, que é facelo o máis asequible posible para unha renda media”.

La cooperativa ha sondeado también opciones en áreas periurbanas e incluso rurales en municipios limítrofes a Santiago, como Ames, Teo o Brión. En estos concellos “as normativas municipais son ríxidas e non contemplan este modelo, porque non existía. O tamaño do terreo daría máis que de sobra, pero están pensadas para vivendas unifamiliares, por exemplo”, señala Cons. Por lo tanto, “a normativa municipal non permite o tipo de licitación que estamos buscando e non hai esa flexibilidade de momento para introducir os cambios parciais necesarios” añade.

En el mencionado pleno, el concelleiro de Urbanismo, Iago Lestegás, apuntó que Raxoi estudia cómo promover la vivienda colaborativa mediante la cesión de solares municipales a través de la figura del derecho de superficie, pero también aludió a la falta de desarrollo del marco jurídico gallego. Con respecto a esta posibilidad Cons destaca que “estamos en negociacións co Concello” y coincide con Lestegás en que la cesión de superficie “está recollida na normativa desde hai moitísimo tempo, pero onde non está desenvolvida en Galicia é xustamente para a vivenda”.

Movimientos lentos

A pesar de estos factores, la portavoz de Alvariza apunta a algunos ejemplos que se están produciendo en otros municipios gallegos como en A Coruña, donde se prepara un concurso con solares municipales en cesión de superfície para vivienda. Además, en Abegondo se estudian cambios normativos para el mismo propósito. “Algo se está movendo a nivel galego tamén nesta cuestión”, ramarca Cons.

Otra vía para facilitar la implantación de los proyectos de cohousing es la intervención en la ley de cooperativas para que reconozca el modelo de vivienda colaborativa. En este sentido, la Xunta trasladó a Alvariza en un encuentro que se llevará a cabo este cambio, pero “estamos a un ano vista polo menos”, revela Cons. 

De este modo, la portavoz de la cooperativa compostelana concluye que este proceso para adaptar el marco jurídico “non vai todo rápido que queremos, nin moitísimo menos. Estamos moi felices de ver que empeza a haber movementos, pero bastante convencidos de que para algúns non vai chegar a tempo”.

Determinación

En este contexto, el proyecto de Alvariza “vai seguir porque estamos persoas con moita determinación para que siga pero iso non quere dicir que non haxa persoas que van quedando polo camiño”, señala Cons, que agrega que “a media estatal de tempo para culminar un proxecto é de dez anos. Nós levamos desde decembro de 2019 neste intento de conseguir un solo, coa pandemia polo medio, que provocou un tempo de parón”.

Al mismo tiempo, la cooperativa sigue recibiendo llamadas interesándose por el modelo de vivienda colaborativa y por integrarse en Alvariza. Aunque algunos de los interesados “bótanse un pouco para atrás ao ver que aínda non temos solo”, otros “manifestan que teñen realmente interese en ver se encaixarían no noso grupo”, relata Cons. En ese caso, “damos a oportunidade durante seis meses de compartir vida connosco. Participan nas nosas actividades, grupos de traballo, asembleas, encontros, con voz e sen voto”. Al finalizar este periodo, se toma una decisión sobre su integración definitiva.

Vivir en comunidad

En esta línea, Cons puntualiza que “o que a nós nos interesa é que se una xente á que lle guste vivir en comunidade. Non estamos buscando xente que busque ter un piso onde vivir e punto. Vai haber espazos, actividades e servizos comúns, e sobre todo vai haber un trato que buscamos que sexa familiar, cercano, de acompañamento mutuo, de axuda mutua. Encantaríanos que houbera familias con rapaces que puideran vivir e sentir que a crianza así se fai máis fácil porque nos podemos axudar mutamente tamén na conciliación”. Todo ello con el propósito de vivir en una comunidad en la que “sabes que os veciños somos xente amigable en quen se pode confiar”.