Asesinato en Santiago

Nuevos testimonios sitúan a los acusados de asesinar a Gregory en la puerta del pub durante toda la noche

Frente a la versión de los testigos, los dos acusados sostienen que llegaron al lugar de los hechos al filo de las 06.40 horas

“Eran dous contra un”, destacó un vecino que presenció los hechos, a la vez que manifestó que a la víctima se la podía ver completamente indefensa

Los hermanos Víctor y Michael Delgado Olguín, a la izquierda, durante la sesión del juicio de este miércoles

Los hermanos Víctor y Michael Delgado Olguín, a la izquierda, durante la sesión del juicio de este miércoles / ECG

La estrategia de defensa de los hermanos Michael y Víctor Delgado Olguín se ha visto comprometida en la tercera sesión del juicio que se celebra en la sección sexta de la Audiencia Provincial de A Coruña, con sede en Santiago, por el asesinato de Gregory Furcal la madrugada del 2 de enero de 2023 en la calle Santiago de Chile, en Compostela. La declaración de nuevos testigos apuntó a la intencionalidad de los sospechosos de dar muerte a la víctima. Concretamente, cabe destacar el testimonio de una de las mujeres que se encontraban en el interior de La Grandota la noche de los hechos en compañía de las parejas de los hermanos acusados, así como el del DJ del local y el de un vecino que salió a la ventana al oír fuertes gritos.

La primera testigo declaró que la madrugada del 2 de enero estuvo con las mujeres de los presuntos asesinos entre las 01.30 y las 07.00 horas en el interior del local de ocio; y apuntó que las dos salieron al exterior en varias ocasiones a lo largo de la madrugada, todo indica que a encontrarse con sus parejas. “Verónica, la mujer de La Bibi, salió al menos en tres o cuatro ocasiones porque él estaba fuera. Además, otra amiga vio cómo se besaban”, declaró esta testigo. Este dato, la presencia de al menos uno de los hermanos Delgado durante el transcurso de la noche en el exterior del pub, confirmaría la teoría del Ministerio Fiscal y de la acusación particular de que los presuntos asesinos esperaron a la víctima.

Que La Bibi estuvo en las inmediaciones de La Grandota durante la madrugada del 2 de enero también lo confirmaron otros dos testigos este martes en el juicio, puesto que declararon que lo vieron en la puerta las dos veces que salieron del pub a fumar. Frente a la versión de los testigos, los dos acusados sostienen que llegaron al lugar de los hechos al filo de las 06.40 horas, y que la pelea se produjo después de que la víctima insultase y diese un puñetazo a La Bibi.

La mujer que estaba con las parejas de los hermanos dentro de la discoteca relató que la abandonó al filo de las siete de la mañana y que además coincidió mientras salía con Gregory y su amiga Patricia, que iban unos pasos por delante. Al atravesar la puerta, esta mujer vio cómo La Bibi intercambió unas palabras con estas dos personas y acto seguido visualizó cómo su hermano Michael aparecía de repente en escena con un arma blanca en la mano. De lo que pasó luego, no pudo dar detalles precisos, puesto que al originarse la fuerte agresión esta mujer regresó al interior del local y cuando salió a la calle la víctima ya estaba gravemente herida.

“Estaba ensangrentada, pero no quiso ir al médico porque de hacerlo lo tendría que denunciar”

Sí fue testigo esta mujer del episodio ocurrido en octubre de 2022 y a raíz del cual les fue prohibida la entrada a la Grandota a los hermanos Delgado Olguín. Así, relató cómo aquel día La Bibi agredió con mucha violencia a su mujer mientras ella estaba con un grupo de personas de origen dominicano, agarrándola por el cuello y zapateándola. “Estaba ensangrentada, pero no quiso ir al médico porque de hacerlo lo tendría que denunciar”, manifestó. Luego, el grupo de dominicanos propinó una paliza al joven colombiano cerca de su casa, tal y como relataron en sede judicial varios testigos. Una venganza por este episodio es el único posible móvil que se barajaría en estos momentos en cuanto al asesinato de Gregory Furcal, puesto que por el momento no se han expresado otras posibles causas que justifiquen por qué los hermanos colombianos fueron a por el joven dominicano.  

El comportamiento agresivo de los hermanos Delgado también fue referido por el DJ que aquel día actuó en el local y que confirmó que tanto La Bibi como Michael tenían prohibida la entrada a La Grandota. Este varón, que testificó en el juicio por videoconferencia, comentó que salió a la calle cuando alguien le alertó de que había una pelea fuera. Sobre el suceso, explicó que pudo ver a uno de los acusados con una “sevillana” (navaja) en la mano, y también cómo el otro tenía a Gregory agarrado mientras este pedía auxilio y clemencia con una frase que ya comentaron otros testigos en el juicio: “Por favor, no me maten, que mi hijo acaba de nacer”.

Revelador fue también en la sesión de este miércoles el testimonio de un vecino de la calle Santiago de Chile al que despertaron los gritos aquella madrugada del 2 de enero de 2023. Este hombre explicó que se asomó a la ventana y que pudo ver cómo una persona vestida de rojo (La Bibi) asestaba puñaladas a otra (Gregory) mientras un tercero (Michael) lo tenía inmovilizado agarrándolo por atrás y a la altura del cuello. “Eran dous contra un”, destacó el testigo, a la vez que manifestó que a la víctima se la podía ver completamente indefensa.

Gregory, según este testimonio, echaba los brazos hacia adelante mientras estaba en el suelo y neutralizado por la espalda, pero aún así no pudo evitar que La Bibi le propinase “varias” puñaladas. Este testigo también relató cómo después de la agresión “a vítima levantouse, deu tres ou catro pasos e caeu ao chan”.

Además, aseguró no haber visto en ningún momento a Víctor Manuel Roa con un cuchillo en la mano, como argumenta la defensa. De hecho, ninguno de los testigos que han declarado hasta ahora hizo referencia a esta acusación y todos se limitaron a señalar que el amigo de Gregory intentó ayudarle utilizando los puños hasta el momento en que fue lesionado en la mano con arma blanca por uno de los hermanos acusados.

Por otro lado, testificó la persona que estaba en el interior del gimnasio situado a pocos metros del pub La Grandota, a cuya puerta se desplazó la pelea. Este hombre dijo no haber visto nada, aunque oyó los gritos y mucho ruido. Eso sí, comentó que cuando salió al exterior comprobó que le habían roto la puerta, que había mucha sangre en el suelo y también mucha gente. Además, según comentó, pudo intercambiar unas palabras con el portero del pub: “Me dijo que lo habían estado esperando (a Gregory) y que se habían peleado”, manifestó. El portero declarará mañana en el juicio.

Este miércoles fue especialmente conmovedor el testimonio de la mujer de Gregory Furcal. La viuda relató que en el momento de los hechos él y su marido eran padres de un bebé nacido hacía apenas tres meses. Ambos estaban de baja por paternidad, y aquella noche él salió solo de fiesta porque ella se quedó cuidando al pequeño. La mujer aseguró que no conocía a La Bibi ni Michael y dijo que su pareja tampoco tenía relación con ellos. Sobre la elevada cantidad de dinero que Gregory llevaba encima en el momento de su asesinato, unos 2.400 euros, indicó que procedía de sus ahorros y de la pensión. 

Cuchillos ensangrentados

Por último, en la tercera sesión del juicio testificaron cuatro agentes del Cuerpo Nacional de Policía que intervinieron en el caso. Los efectivos relataron detalles de la detención y el registro en la vivienda de los sospechosos. En el piso de los acusados se encontraron tres armas blancas: una especie de machete en un cajón de una de las habitaciones; y luego una navaja y un cuchillo bajo una butaca situada en una pequeña sala de estar. En estas dos últimas armas blancas había restos de sangre, según los agentes. Uno de los policías que permaneció con La Bibi durante el registro también apuntó que “aparentemente” no daba la sensación de que el sospechoso se encontrase bajo el efecto de alguna sustancia. 

Además, los agentes también expresaron la falta de colaboración por parte de los detenidos. Michael fue trasladado a un hospital por la herida de arma blanca que había sufrido en la pelea después ser encontrado por los agentes en el rellano de la escalera del edificio situado en República Arxentina donde vivía La Bibi. Este último se negó en un principio a abrir la puerta a los agentes, aunque finalmente lo hizo al convencerle su familia. Dentro del piso, la Policía Nacional encontró, además de las armas, las prendas de color rojo que el acusado vestía durante el asesinato