La zona de bajas emisiones no limitará circular ni por Virxe da Cerca ni por la plaza de Galicia

El ámbito con restricciones se quedará estrictamente en la zona monumental

El concelleiro de Mobilidade, Xan Duro, indica que no se vetará la entrada a vehículos contaminantes al haber ya prohibiciones para acceder

O Restollal se cae de los planes del Concello hasta que encuentre financiación para humanizar el entorno 

Coches circulando por Virxe da Cerca en el centro de Santiago de Compostela

Coches circulando por Virxe da Cerca en el centro de Santiago de Compostela / Jesús Prieto

La implantación de zonas de bajas emisiones en los municipios españoles avanza lentamente y Santiago no es una excepción. De los 151 ayuntamientos que estaban obligados a limitar la circulación a los vehículos más contaminantes en algún ámbito antes de 2023 tan sólo 17 han cumplido. En la capital gallega el proceso arrancó a finales de 2022, cuando el Gobierno local aprobó establecer el casco histórico como zona principal. Desde entonces poco se ha avanzado. El retraso en su creación ha levantado las dudas sobre qué zonas exactas se limitará la prohibición. Desde el Concello aclaran que se circunscribirá estrictamente a la zona monumental. En todo el perímetro que ocupaba la antigua muralla, como la calle Virxe da Cerca y el entorno de la plaza de Galicia, no habrá ningún tipo de restricción. 

El concelleiro de Mobilidade, Xan Duro, indica que en Santiago la implantación de la zona de bajas emisiones no va a afectar prácticamente al tráfico. La intención del Gobierno local es establecer la zona monumental y además no se impondrán limitaciones a los vehículos más contaminantes. “Es una zona declarada peatonal, no es necesario establecer más restricciones”, apunta Duro. Tanto los residentes como los taxis o los vehículos de reparto podrán circular aunque no cuenten con alguna de las etiquetas ambientales que otorga la Dirección General de Tráfico y que acreditan que los automóviles son poco contaminantes.

En el año 2022, el Concello había publicado un documento para la puesta en marcha de las zonas de bajas emisiones. En el texto se establecía que su ámbito estaría en el casco histórico que delimita “la ronda exterior de la antigua muralla y comprende los siguientes ámbitos: Rodrigo de Padrón, Avenida de Figueroa, Campo da Estrela, Praza de Galicia, A Senra, Fonte de San Antonio, Patio de madres, Virxe da Cerca, Aller Ulloa, Praza do Matadoiro, Porta do Camiño y Rodas hasta San Roque”. 

En mayo del año pasado, el anterior edil de Mobilidade, Gonzalo Muíños, aseguró a EL CORREO que habría que esperar a noviembre para saber exactamente qué calles quedarían limitadas por las zonas bajas emisiones. En esa fecha se conocerían las primeras conclusiones del Plan de Mobilidade Urbana Sostible (PMUS) de la ciudad y a partir de ahí se tomarían las decisiones. Algunos comerciantes habían manifestado sus dudas sobre si las calles que rodean la zona vieja estarían incluidas y manifestaron su inquietud ante la posible pérdida de clientes. Duro recalca que actualmente “no hay ningún plan” para limitar el tráfico por esas calles. 

¿Qué queda por hacer?

Pese a que la intención de Raxoi pasa por no hacer grandes cambios, Santiago sigue sin tener implantada oficialmente la zona de bajas emisiones a la que obliga la ley de Cambio Climático. Duro explica que aunque en un primer momento se estableció como fecha límite el año 2023, posteriormente el Gobierno central desarrolló esta normativa a través de reales decretos y se ampliaron los plazos. “Lo último que sabemos es que debe de estar en funcionamiento a lo largo de 2024”, apunta el concelleiro. 

En estos meses Raxoi tendrá que desarrollar una ordenanza que regule la zona de bajas emisiones e instalar una señalización específica. También se necesita implantar un control de acceso. En Santiago se usarán los bolardos inteligentes y la lectura de matrícula de coches que se habían diseñado para el programa Smartiago, pero que aún no están funcionando. “Se está ultimando su puesta en marcha”, indica el concelleiro, quien incide en que este sistema permitirá que se cumplan eficientemente las restricciones de tráfico en el casco histórico y contribuirá a reducir las emisiones contaminantes. “Con el trabajo que hicieron gobiernos anteriores, en Santiago es fácil adaptarse a lo que pide la ley actual”, indica el responsable de Mobilidade. 

En las ciudades gallegas

En el resto de Galicia, tan sólo A Coruña y Pontevedra han implantado ya las zonas de bajas emisiones y localidades como Ferrol ni siquiera han iniciado los trámites. La ley de Cambio Climático obliga a todas las localidades de más de 50.000 habitantes a delimitarlas (149 en toda España) y también a algunos municipios de más de 20.000 habitantes que presenten problemas por la mala calidad del aire. 

O Restollal

Además del casco histórico, el Concello de Santiago preveía establecer en una segunda fase el entorno de O Restollal como zona de bajas emisiones. Raxoi había solicitado al Ministerio de Transportes 4,5 millones para reurbanizar el entorno y una vez concluidas las obras limitar el acceso de los vehículos sin distintito ambiental que acreditase sus bajas emisiones. Pero la subvención no fue concedida. El Gobierno bipartito aparca ahora indefinidamente este proyecto. 

El concelleiro de Mobilidade, Xan Duro, explica que “hasta que se consiga financiación para intervenir urbanísticamente en esa vía central de seis carriles no tiene sentido iniciar nada allí, ese es el mayor foco de contaminación”. Duro reconoce que Raxoi no tiene en estos momentos fondos para acometer la humanización de la zona. Cuando se consigan, añade, se decidirá si se implanta allí o no una zona de bajas emisiones. “Esa actuación urbanística hay que hacerla cuando se pueda”, indica. El anterior ejecutivo calculaba que la reurbanización del entorno tendría un coste total de unos seis millones de euros. La reforma abarcaría desde el inicio de la Rúa Amor Ruibal, pasando por la Rúa Restollal, hasta llegar a la glorieta de O Castiñeiriño, que comunica con la carretera SC-11. En la presentación del proyecto, el anterior alcalde José Sánchez Bugallo explicó que supondría “una reordenación total, ya que convertirá la carretera N-525 en una vía urbana más amable para todo el vecindario”. 

Otros puntos

Mientras la posible instalación de una zona de bajas emisiones en Pontepedriña y O Castiñeiriño se ha aparcado, Duro no descarta que en el futuro el Concello decida ampliar las zonas de bajas emisiones a otros puntos de la capital gallega. Pero por el momento serían proyectos a largo plazo. “Ahora tenemos que cumplir el mínimo legal, pero eso no quiere decir que no se puedan establecer más adelante otras zonas de bajas emisiones”, explica. El concelleiro indica que para hacerlo habrá que realizar nuevos estudios y asevera que el Ejecutivo local los irá abordando, pero de forma pausada. “Estos pasos se tienen que dar con calma, muy estudiados y muy dialogados con la ciudadanía que se va a ver afectada”, apunta el responsable de Mobilidade.