Siete de cada diez núcleos rurales de Santiago continúan sin alguno de los servicios básicos

Un núcleo de la parroquia rural de Marantes en la zona norte de Santiago de Compostela

Un núcleo de la parroquia rural de Marantes en la zona norte de Santiago de Compostela / Antonio Hernández

La vía de servicio que da acceso al lugar de Agualada, en la zona norte de Santiago, está repleta de baches de grandes dimensiones. El núcleo perteneciente a la parroquia de Marantes no tiene tampoco ni servicio de abastecimiento ni de saneamiento de aguas. En la zona, explica David Vieites, secretario de la Asociación de Vecinos Rego das Pedras, “lleva sin construirse nada desde 2006 y rehabilitaciones ninguna, todo son trabas”. Agualada no es una excepción dentro del extenso rural de Compostela en el que habitan algo más de 14.000 personas repartidas en hasta 215 núcleos. En siete de cada diez, falta alguno de los servicios básicos y cerca del 42% no disponen ni de saneamiento ni de abastecimiento de aguas. 

“Si no fuese porque vestimos distinto parecería que somos africanos”, reflexiona Cruz Vázquez, presidenta de la Federación de Asociacións Veciñais do Rural de Santiago (Ferusa). Vázquez —vecina de Fromarís también en la zona norte— recuerda que ya en la etapa de Xerardo Estévez en la alcaldía se fijó como prioridad dotar al rural de saneamiento y abastecimiento. Más de 30 años después poco se ha avanzado. En Agualada muchos habitantes temen que el invierno venga seco. Este verano no habrá problemas, pero si no llueve suficiente a lo largo de todo el año, los manantiales y los pozos privados se agotan. “Muchos tienen que pedirle al vecino que les deje usar su agua”, relata David Vieites. Él ha sido uno de los pocos jóvenes que ha apostado por seguir en Marantes. “Hay mucha gente de mi edad que decide irse a Sigüeiro porque la situación en las zonas rurales es mucho mejor”, indica. 

Baches en las vías de acceso desde la N-550 en la parroquia de Marantes

Baches en las vías de acceso desde la N-550 en la parroquia de Marantes / Antonio Hernández

Un informe realizado por Ferusa en el 2019 muestra que la pérdida de población del rural compostelano se da sobre todo en el norte del municipio. Desde el año 2007 desaparecieron 526 habitantes. Por contra, el rural de la zona sur —pese a que también cuenta con bastantes núcleos sin alguno de los servicios— logró ganar vecinos gracias al nuevo uso residencial del territorio. 

Polémicas ordenanzas

Tanto Cruz Vázquez como David Vieites creen que buena parte de la culpa la tiene la decisión municipal de haber incluido algunos lugares como suelo urbano consolidado, pese a carecer de los servicios básicos. “A los que están dentro de las ordenanzas 6A y 6B si solicitan una licencia de obra o una reforma integral de una edificación les piden un aval bancario para garantizar el acceso a la red que les falta”, explica la presidenta de Ferusa. Vázquez conoce casos en los que se han llegado a solicitar 150.000 euros. “Hay gente que está pagando avales desde hace 10 años, cada tres meses pueden ser 600 euros”, subraya. “Hay muchos vecinos que están perdiendo de vender fincas”, explica Vieites, “llegan compradores interesados pero cuando ven que tienen que pedir el aval se van a otro lado”. Pese a la falta de saneamiento y abastecimiento de aguas, los vecinos “tienen que pagar todos los recibos e incluso el IBI es más alto, al estar incluidos como suelo urbano consolidado”, denuncia.

La presidenta de Ferusa incide en que la situación dificulta también la instalación de cualquier tipo de actividad económica en la zona. Los negocios que ya existen como bares u hoteles pueden funcionar con sus propios servicios (fosas sépticas u pozos negros) pero a los nuevos no se les permite. “La gente escapa de aquí porque todo es una complicación”, asevera mientras contempla las ruinas de la antigua estación de tren de A Sionlla, en la zona de Fromarís. “Hay una exactamente igual en Cerceda que fue rehabilitada. Por aquí va a pasar la senda verde por las antiguas vías, se podría hacer una cafetería y un área de descanso”, ejemplifica.

Cruz Vázquez, presidenta de Ferusa, ante la estación de A Sionlla

Cruz Vázquez, presidenta de Ferusa, ante la estación de A Sionlla / N.S.

El secretario de la Asociación de Vecinos Rego das Pedras de Marantes lamenta también el abandono de la zona norte. Vieites recuerda que transcurre el Camino Inglés y cuenta con un importante patrimonio. En Agualada la Iglesia de Santa María, de origen románico, atesora una arquería que en el siglo XVI llegó desde la Catedral de Santiago. En la parroquia próxima de Santa Cristina de Nemenzo hay incluso una escultura del Mestre Mateo (autor del Pórtico de A Gloria) que pasa prácticamente desapercibida.

Pacto polo Rural

Poner fin a la precariedad de los servicios básicos en las parroquias compostelanas es el objetivo principal del Pacto polo Rural ratificado a mediados de marzo de 2023. A punto de cumplirse un año, Ferusa asegura que ve intención por parte del Concello de acometer las medidas acordadas. Pero todo va lento. “Estamos a punto de poner en marcha el Consello de Medio Rural, ya hemos hecho la elección de los representantes, falta que vaya a pleno y se apruebe”, indica Cruz Vázquez, quien lamenta que por el momento “aún no se ve mucha aplicación”. 

Las asociaciones de vecinos celebran que en los presupuestos del Concello de Santiago para 2024 se consignasen 4,3 millones de euros para dar cumplimiento al pacto. En la presentación de los Orzamentos, el concelleiro de Facenda, Manuel César, explicó que uno de los principales objetivos de las cuentas era el de “mejorar la calidad de vida” de los vecinos por lo que las partidas para el abastecimiento de agua potable y saneamiento crecerán un 216,93% con respecto a los últimos presupuestos. El problema, reconoce también el edil de Obras, Xesús Domínguez, no está sólo de las parroquias rurales. También hay núcleos periurbanos, situados a escasa distancia del centro, que no cuentan con estos servicios. 

Venta de parcelas municipales

Los vecinos del rural esperan que de esta vez se cumplan las promesas por las que llevan esperando más de 30 años. Cruz Vázquez recuerda que el anterior ejecutivo había consignado una partida de más de 840.000 euros para mejorar el saneamiento en el presupuesto de 2022 y nunca llegó a ejecutarse. “La vinculaban a obtener fondos con la venta de unas fincas de titularidad municipal que nunca llegaron a venderse”, lamenta la presidenta de Ferusa. Vietes ya revisó el proyecto de presupuestos de 2024 y descubrió que buena parte de la inversión prevista vuelve a estar vinculada a las parcelas municipales.

El documento establece como las acciones más urgente llevar la traída municipal de aguas a las aldeas que habían quedado sin suministro de aguas por la sequía de sus manantiales en los tres años anteriores. También conectar a la red global de abastecimiento aquellas viviendas que estén a menos de 500 metros. Esta medida estaba prevista ya para el primero de los ocho años de vigencia del pacto. Todavía no ha sido abordada.