La Iglesia compostelana acoge a un obispo de Nicaragua exiliado tras su detención por la dictadura sandinista

El clero de la Diócesis de Santiago renueva su obediencia ante el nuevo arzobispo durante la Misa Crismal

Los obispos Prieto, Agrelo, Mora y Barrio, ayer, en la Catedral

Los obispos Prieto, Agrelo, Mora y Barrio, ayer, en la Catedral / Antonio Hernández

La Catedral de Santiago acogió ayer la tradicional Misa Crismal, una ceremonia en la que participó el clero de la Archidiócesis compostelana. En torno a 150 presbíteros asistieron a la convocatoria en la que renovaron sus promesas sacerdotales, es decir, los compromisos que adquirieron el día que recibieron el sacramento del orden. Lo hicieron por primera vez ante el nuevo arzobispo de Santiago, monseñor Francisco José Prieto, al que reafirmaron la obediencia que juraron en la ordenación ante el pastor y sus sucesores.

Sacerdotes que participaron ayer en la Misa Crismal

Sacerdotes que participaron ayer en la Misa Crismal / Antonio Hernández

La Misa Crismal es una de las citas más importantes de la programación de la Semana Santa. Durante esta ceremonia, monseñor Prieto bendijo los santos óleos y el santo crisma, con los que luego se administran los sacramentos del bautismo, confirmación, orden sacerdotal y unción de los enfermos en todas las parroquias de la Archidiócesis a lo largo del año. En esta ocasión, con el prelado concelebraron los arzobispos eméritos de Santiago y Tánger, monseñor Julián Barrio y monseñor Santiago Agrelo, respectivamente.

Además, destacó también la presencia de monseñor Isidoro Mora, obispo nicaragüense que se encuentra en el exilio, tal y como indicó el arzobispo de Santiago en su homilía. Este prelado fue detenido en diciembre de 2023 por la dictadura encabezada por Daniel Ortega y su esposa y vicepresidenta, Rosario Murillo. El arresto se produjo un día después de que este obispo de 53 años celebrase una eucaristía en Matagalpa y pidiera rezar por su obispo, monseñor Rolando Álvarez, quien fuera sometido a arresto domiciliario en agosto de 2022 y condenado en su país a 26 años de prisión en febrero de ese año. Al respecto, monseñor Prieto expresó ayer su deseo de que “la Diócesis de Santiago sea para él un oasis de celebración y de fraternidad”. 

Dirigiéndose al clero, el titular de la Mitra compostelana recordó que “o centro do noso ministerio pastoral non son os xestos, senón que ten que permanecer no Señor para dar froito”. Remarcó que “a fortaleza da súa graza é o que nos permite ir adiante nas tarefas sacerdotais, soportar os fracasos, estar ledos de corazón e ser mansos e pacientes”. 

También incidió en que “ser sacerdote é unha graza, pero non para nós, senón para o pobo que nos é confiado”; y defendió que “non hai maior saudade para nós que a amizade con Xesús, non hai paz máis grande que o seu perdón, e non hai recompensa máis grande que a súa sangue preciosa”. Con esto, subrayó ante el presbiterio diocesano que “o centro da nosa vida ten que ser Cristo”. Finalizada la homilía, tuvo lugar la renovación de las promesas sacerdotales, en la que el prelado preguntó al clero sobre su compromiso. Luego bendijo los óleos y el santo crisma, sobre los que sopló para conseguir la transmisión del Espíritu.