“Las actuales casas de las élites compostelanas buscan una mayor comodidad más que la exhibición”

Daniel Mena, doctor de la USC, recibe hoy el premio Domingo Fontán de investigación por un trabajo sobre la Edad Moderna

Daniel Mena, doctor en Historia Moderna de la USC, en la biblioteca de la Facultade de Historia

Daniel Mena, doctor en Historia Moderna de la USC, en la biblioteca de la Facultade de Historia / Jesús Prieto

Conocer cómo cambiaron las casas señoriales de Compostela, cómo se fue transformando el mobiliario y los factores que llevaron a esos cambios fue el principal objetivo del último trabajo de Daniel Mena Acevedo, doctor en Historia Moderna por la Universidade de Santiago, por el que hoy recibe el VIII Premio Domingo Fontán de investigación histórica.

 Bajo el título de “Casas de señores. Las élites y sus residencias en Santiago de Compostela a finales de la Edad Moderna”, el trabajo nació en el marco de su tesis doctoral sobre el estudio de las condiciones de vida de las élites gallegas en los siglos XVIII y XIX. “El estudiar las élites gallegas de aquella época hace reparar que Santiago tiene un peso fundamental. Hablamos de una ciudad eclesiástica, donde la Catedral tiene un peso fundamental, y también de una ciudad señorial. Esto lo podemos ver a día de hoy paseando por sus calles. Palacios de la nobleza titulada, como el Palacio de Camarasa, el de los marqueses de Santa Cruz de Rivadulla y también los de familias hidalgas de la pequeña nobleza, de su testimonio quedan escudos heráldicos en la ciudad”, manifiesta a EL CORREO GALLEGO, Daniel Mena.

Daniel Mena no sólo se ha centrado en el estudio de las casas, como edificios y sus exteriores, sino que también ha profundizado en sus interiores domésticos. En este sentido, el estudio lo ha llevado a un trabajo amplio de documentación notarial. “Me apoyé en una fuente fundamental que son los inventarios de bienes para saber cómo eran las casas, qué muebles tenían, cuántas piezas de plata había en ellas, cómo eran las bibliotecas o qué imágenes se podían encontrar”, relata.

Como principal cambio de las residencias de las antiguas élites compostelanas a las actuales el doctor en Historia Moderna cita la búsqueda de confort. “Hubo modificaciones artísticas, en las maderas, con mayor presencia del pino o la caoba, pero sin duda el cambio fundamental fue la necesidad de vivir con mayor comodidad y cambios en la sociabilidad doméstica”, apunta. En la actualidad asegura que se buscan espacios “más burgueses”, al priorizar la privacidad en las alcobas y una “cierta especialización” de las salas. 

Acevedo reconoce que en las casas tradicionales de mediados del siglo XVIII en Santiago había una mayor preocupación por la ostentación. Sobre ello apunta: “No era nada raro que las camas estuvieran en las salas ya que se trataba de exhibir en la medida en la que lo permitiera el espacio disponible en las casas”.

“Hubo modificaciones artísticas, en las maderas, con mayor presencia del pino o la caoba, pero sin duda el cambio fundamental fue la necesidad de vivir con mayor comodidad y cambios en la sociabilidad doméstica”

Incide Mena en que conforme avanzaba el siglo XVIII se fue buscando, no tanto el exhibir como la necesidad de vivir con mayor comodidad, lo que se traducía en “una mayor preocupación por la higiene y por la privacidad dentro de los hogares”. Lo ve como un proceso que hoy se vería como “un modo de vida más burgués”, lo que se traduce en “la emergencia de un sentido de lo doméstico más contemporáneo”.

El jurado del premio había destacado la “amplia bibliografía específica, así como diversos archivos históricos, entre los que se encuentra el de la Real Sociedad Económica de Amigos del País de la Ciudad de Santiago”. Sobre este aspecto Mena apunta que “ninguna fuente por sí sola tiene un valor absoluto a la hora de hacer un trabajo, sino que es necesario cruzarlas para paliar las deficiencias que pueda tener cada una, extraer los potenciales y hacerlo con una metodología”. En este sentido, valora que en la Universidade de Santiago la formación metodológica “ha sido fundamental”. 

En detalle, el doctor de la USC ha trabajado fuentes fiscales como el Catastro del Marqués de la Ensenada, que ofrece las medidas de las casas o una regulación de los arriendos; fuentes notariales, que ya citaba anteriormente, como los inventarios, testamentos, arriendos y foros; y fuentes judiciales. Sobre ello, Mena comenta: “En nuestra comunidad tenemos posiblemente uno de los mejores archivos en España, se trata del Archivo del Reino de Galicia”. También ha analizado relatos de viajeros, fuentes municipales, planos, dibujos, visitas. En este sentido, en la Catedral de Santiago ha encontrado entre principios del siglo XVII y finales del XVIII más de 430 visitas de casas. 

Con toda esa riqueza, además del patrimonio conservado, “que se puede observar con un paseo por Santiago para ver que estamos ante una ciudad con un patrimonio riquísimo, que no en vano es Patrimonio de la Humanidad, ha ido construyendo a lo largo de los últimos cinco años sus investigaciones sobre la ciudad de Santiago. 

El trabajo está concluido, lo que no significa que sea un tema cerrado. “El trabajo ofrece muchas posibilidades de continuar ampliando la cronología, explorando más fuentes judiciales o notariales”, cita. 

En un principio su objetivo era doble. Por un lado era el estudio de la realidad del caserío compostelano, de sus interiores, del modo de vida de las élites laicas y eclesiásticas, y por otro, los procesos históricos que afectaron a la población europea a lo largo del tránsito del siglo XVIII al XIX. En definitiva, “la emergencia del mundo moderno era el gran horizonte”. El resultado, desde su punto de vista, ha sido satisfactorio. 

“Es un premio que para mí representa mucho”

El recibimiento de este premio es para Daniel Mena “una enorme alegría y satisfacción” al ser “importante” a nivel Santiago. Mena valora positivamente el hecho de poder publicar la obra y así darla a conocer. “Es un premio que para mí representa mucho”, comenta.

En estos momentos el doctor de la USC se encuentra preparando la publicación, “ampliando y retocando algunos aspectos”. Lo define como un trabajo pensado para la comunidad científica, pero también para la ciudadanía en su conjunto. “Se trata de que cualquier persona con independencia de su profesión pueda, si tiene interés en comprender Santiago, acercarse a ese conocimiento de las casas y de los interiores, una ciudad que sin duda despierta inspiración y emociones en cualquier tipo de sector social”. Se aguarda que la obra esté disponible el próximo año 2025.

El Premio Domingo Fontán tiene carácter bianual y está organizado por la Real Sociedad Económica de Amigos del País de la Ciudad de Santiago, la Universidade y el Consorcio.

El acto de entrega de su octava edición, que se celebrará esta tarde a partir de las 19.30 horas en la sede de la RSEAPS (praza Salvador Parga, 4), estará presidida por el rector de la Universidade de Santiago, Antonio López. También intervendrán en el acto la gerente del Consorcio de Santiago, Belén Hernández Lafuente, y el presidente del RSEAPS, Francisco Loimil Garrido, quien le entregará el premio a Mena Acevedo, que presentará a los asistentes el trabajo premiado. 

Además de la publicación de la obra elegida y su posterior presentación en la sede de la Real Sociedad, el galardonado recibirá un diploma y la dotación económica del premio —2.000 euros—. 

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