Hablan los vecinos del casco histórico sobre el nuevo control de acceso a la zona: "Todo son trabas"
Consideran insuficiente el tiempo máximo de 20 minutos para paso y parada de vehículos
Prevén que se disparen las multas en cuanto el Concello active los bolardos ‘inteligentes’
La inminente entrada en funcionamiento de los nuevos bolardos que regularán el acceso de vehículos al casco histórico de Santiago ha desatado la preocupación entre los residentes. Hace poco más de un mes, el pasado 15 de marzo, el Concello abría un plazo excepcional –finaliza el 30 de abril– para solicitar la renovación de tarjetas o distintivos de paso y parada para el acceso a la zona vieja que estén caducadas. Con su actualización, solo estará permitido el acceso por un tiempo máximo de 20 minutos, un intervalo “insuficiente” para la asociación de vecinos Fonseca del casco histórico.
Su presidente, Roberto Almuíña, indica que con la entrada en vigor de la nueva ordenanza se han alargado los recorridos de entrada y salida para los residentes, lo cual dificulta, subraya, cumplir con el periodo de tiempo que fija la norma. “En lugar de establecer percorridos máis curtos, obríganos a facer máis metros, o que supón un atranco, tendo en conta as numerosas terrazas que se contabilizan nas distintas rúas da zona histórica”, señala el presidente de Fonseca, antes de mostrar su malestar ante lo que considera una muestra más de las dificultades que se encuentran tanto los residentes como los comerciantes del casco histórico de la capital gallega. “Coa entrada en funcionamento dos novos lectores de matrículas terán un control total de cando entramos e saímos, algo que non acontece co resto dos veciños da cidade. Ademais, o novo dispositivo provocará un aumento das sancións, posto que se activarán de xeito automático unha vez alguén non cumpra o prazo dos 20 minutos”, afirma Almuíña, quien también pone el foco en los constantes “problemas e trabas” a los que se enfrentan tanto residentes como trabajadores. “A unha persoa acábanlle de denegar a tarxeta por ser unha empregada, posto que non figura como accionista no comercio no que traballa, nunha mostra máis das limitacións que leva consigo traballar ou vivir na zona vella”.
En este sentido, señala que en esta nueva ordenanza “non se está aplicando o sentido común e a flexibilidade” y subraya la falta de coordinación de la Concellería de Mobilidade con otros departamentos municipales. “Para fixar esta ordenanza terían que ter en conta tamén a Urbanismo e a Festas, xa que son estes os que autorizan as terrazas ou os concertos na rúa, que teñen gran influencia en aqueles que circulan polas rúas da zona vella”, señala Almuíña, que ya está preparando un informe con las principales demandas de la asociación que preside y que posteriormente trasladará al gobierno local.
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