LIBROS

Memoria histórica en Santiago: “Los nazis mandaron al crematorio a mi tío por esconder pan”

Fernando Rodríguez Estalayo, cántabro afincado en Santiago desde hace 30 años, describe el horror que padeció un familiar suyo y lanza dos obras tituladas Perro rojo: De Cantabria a Mauthausen en busca de la libertad, y... Mi libertad paso a paso: Victoriano Estalayo Montes,

Pastor Lorenzo, Fernando Rodríguez Estalayo y María Torres Celada, durante la presentación en Santiago

Pastor Lorenzo, Fernando Rodríguez Estalayo y María Torres Celada, durante la presentación en Santiago / Jesús Prieto / Jesús Prieto

Está cerca el día en que no quede ninguna persona viva capaz de contar por experiencia propia el horror de los campos de concentración de la Alemania nazi entre 1933 y 1945, de ahí la valía del esfuerzo para conservar y/o rescatar la memoria de lo allí ocurrido. Ejemplo de ello da Fernando Rodríguez Estalayo, un cántabro afincado en Santiago desde hace tres décadas, que presentó este miércoles en el Centro Internacional de Prensa (CIP) dos obras que detallan aquel exterminio. Por un lado, Perro rojo: De Cantabria a Mauthausen en busca de la libertad, donde novela la historia de su tío, y por otro, Mi libertad paso a paso: Victoriano Estalayo Montes, biografía paralela “para que todos los datos reales no quedaran perdidos”, dice el autor en charla con EL CORREO GALLEGO.

Datos del holocausto nazi a través de Nueva York

Empecé hace cinco o seis años a interesarme más a fondo por la historia de mi tío... Me puse en contacto con un amigo de Israel y ahí vi la luz al final del túnel sobre lo mucho que leía y lo mucho que preguntaba sobre mi tío. Daba con cosas genéricas que no me servían y cuando, a través de ese amigo, doy con la base del holocausto nazi de Nueva York, y desde allí me envían 23 fichas, fehacientemente sacadas de los archivos que los alemanes escribían, de su puño y letra, de todo lo que pasaba en los campos de concentración, ya pude contar la historia de mi tío con la documentación precisa y exacta que me aportaron desde EEUU”, indica Fernando Rodríguez Estalayo que, de joven estudió Magisterio, luego se incorporó al servicio militar y después dedicó su vida a la empresa privada como comercial “de temas industriales en importación y exportación”, asentándose en Santiago, y que también ha usado la correspondencia de su familia para hilar sendos libros.

Ayuda de María Torres Celada

“Iba estudiando la documentación sin idea inicial de escribir un libro, aunque alguna profesora sí que me dijo que, con la documentación que poseía, debía hacer una novela, cuestión que al escucharla... me daba la risa porque ni yo era novelista ni me consideraba capacitado para hacer un libro pero, al llegar la pandemia, como el tiempo sobraba, empecé a indagar más, a investigar”.

Y es ahí cuando su proyecto encuentra un apoyo “imprescindible”, María Torres Celada, autora del prólogo de uno de sus libros.

 “Ella es escritora, investigadora y memorialista, y está muy versada en los temas que trato, y me ha ayudado muchísimo para salir de los baches que he ido encontrando cuando no tenía información suficiente. Vive en Vigo y por eso le agradezco su ayuda en el libro y que se desplazase (ayer) hasta Santiago. Nos conocimos en una exposición sobre los exiliados republicanos”, aclara el autor que además destaca la ayuda prestada desde Barcelona por el compostelano Roberto Augusto, fundador y CEO de la editorial Letra Minúscula, “y que ofrece cursos en las redes sobre autopublicación, muy aprovechables”, apostilla.

Las SS y Mauthausen

“Cuento la historia de lucha, vida y muerte de un joven panadero militante de las Juventudes Socialistas Unificadas (JSU) que, tras el Golpe de Estado de 1936, se incorpora a las milicias para defender al Gobierno democraticamente elegido por el pueblo, que alcanza el grado de sargento en el ejército republicano y que, tras la caída de Santander, fue hecho prisionero por los franquistas y enviado al campo de concentración de León, y después a Lérida... Su espíritu de lucha por la libertad hace que el 7 de julio 1938 atraviese a nado el río Segre en una fuga para incorporarse de nuevo a las filas de la República, con las que combate en la batalla del Segre, alcanzando el grado de teniente y, tras la caída de Barcelona, se tiene que exiliar a Francia. Allí está en los grupos de trabajo para exiliados y después se incorpora al ejército para luchar contra los nazis. En la Batalla de Dunkerque, es hecho prisionero y, a partir de ahí, las SS le envían al campo de concentración de Mauthausen, donde sufre todas las penalidades que sufrieron quienes estaban allí y él, que ahí tenía labor de panadero, por esconder pan para sus compañeros más debilitatados, es mandado al campo de Gusen, que era el campo de exterminio por naturaleza, donde... duró vivo dos meses...”, relata, haciendo a esta altura de la conversación una pausa, un silencio antes de proseguir.

Ángela Rodríguez, Pastor Lorenzo, Fernando Rodríguez Estalayo y María Torres Celada en el acto celebrado en Santiago

Ángela Rodríguez, Pastor Lorenzo, Fernando Rodríguez Estalayo y María Torres Celada en el acto celebrado en Santiago / Jesús Prieto / Jesús Prieto

"Me ha afectado mucho”

“Tengo la ficha del día y la hora en que le meten al crematorio, y esa especie de testamento que les hacían firmar los nazis... algo que me ha afectado mucho”, dice Fernando Rodríguez Estalayo, una persona jubilada que, aparte de estudiar Sociología en la UNED (Universidad Nacional de Educación a Distancia), cree que contar la historia de su tío “da un ejemplo de todo lo que sufrieron quienes tuvieron que salir de España tras la Guerra Civil”, concluye quien también estuvo acompañado este miércoles en el Centro Internacional de Prensa por su hija, Ángela Rodríguez, por el director corporativo de esa entidad, Pastor Lorenzo, y por una treintena de personas asistentes.