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La lluvia dio una tregua y los santiagueses pudieron finalmente disfrutar del espectáculo pirotécnico, lanzado desde Santa Susana, Eugenio Granell, As Cancelas, Fontiñas y la Cidade da Cultura // Sorprendió especialmente la traca final TEXTO Andrea Oca

El brillo del Apóstol iluminó Compostela

Los fuegos pirotécnicos provocados por dos toneladas y media de pólvora iluminaron anoche el cielo de Compostela en cinco espectáculos de unos quince minutos de duración que consiguieron su objetivo: que la noche se hiciera día en medio de un estruendo que arrancó sonoras ovaciones por toda la ciudad, donde se dieron cita miles de personas, compostelanos y visitantes. Y la luna llena brillando en una esquina como testigo de excepción.

La tromba de luz, color y ruido volvió a invadir ojos y oídos para, durante al menos un rato, hacer que todos los presentes olvidasen que este Apóstol no es como a todos gustaría. Ayer, a las once y media de la noche, Santiago se paró un año más para dar la bienvenida a su gran día con un espectáculo pirotécnico múltiple que no defraudó.

Para muchos uno de los pensamientos más repetido durante el día de ayer fue desde dónde contemplar el juego de luces para disfrutarlo en toda su plenitud. Otro runrún que recorrió muchas cabezas lo marcó, como no podía ser menos en la ciudad en la que la lluvia es arte, fue si dejaría de llover en algún momento. Pasado el mediodía la tarde empezó a torcerse con una lluvia que se había hecho esperar y que amenazaba con estropear la gran noche compostelana, pero finalmente el agua dio una tregua y el lanzamiento de los Fuegos no corrió peligro.

De la misma forma que ocurrió el año pasado, el sistema escogido esta vez fue también el del lanzamiento múltiple. Los operarios de la empresa valenciana Ricasa Pirotecnica, la encargada este año de los lanzamientos, lanzó la pólvora desde el parque Eugenio Granell, en el Restollal; el Parque Carlomagno, en Fontiñas; la carballeira de Santa Susana, en la Alameda; As Cancelas y el Monte Gaiás. Esto obligó a redoblar los esfuerzos de seguridad, con presencia policial y delimitaciones de acceso a los vecinos y turistas a las zonas más cercanas al lanzamiento.

Como suele ocurrir cada año, la Alameda, punto tradicional para divisar el espectáculo pirotécnico, volvió a ser uno de los lugares elegidos por muchos. Hubo quien aprovechó su ubicación privilegiada en terrazas como la del bar Tokyo o el mesón Cestaños para levantar un poco la vista y contemplar las luces que en ese momento se lanzaba desde la carballeira de Santa Susana. También la Cidade da Cultura, por su explanada que invita a sentarse a mirar el cielo, fue uno de los lugares más concurridos ayer. Y hubo también quien no dudó en subirse a los puntos más altos de la ciudad para así intentar capturar una instantánea de los Fuegos desde varios de los puntos de lanzamiento.

La apuesta realizada el año pasado, que alejó los Fuegos de su enclave tradicional, ya había convencido a los picheleiros y turistas, contentos de poder disfrutar de cerca el espectáculo de luces sin la limitación impuesta por los marcos de la praza do Obradoiro. Ayer, una vez más, fueron muchos los que alabaron poder tener más ubicaciones desde las que ver los Fuegos y muchos reconocían que nunca los habían visto de cerca hasta estas fiestas del Apóstol o las del pasado año. El espectáculo, especialmente la traca final, valió la pena.

25 jul 2021 / 02:16
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