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Fin a un calvario: derriban tras años de lucha la ruinosa casa okupa de Conxo

El estado de la estructura se había tornado muy peligroso por los modales del último ‘inquilino’ // Los vecinos estaban desesperados por las amenazas y las peleas

Después de años de lucha contra un calvario que no tenía fin, los vecinos de Conxo han encontrado una luz al final del camino, puesto que ayer se comenzó con el derribo de las casas okupas de esta área. A pesar de que llevaban tiempo reclamando por la problemática existente, fue a raíz de la denuncia publicada en EL CORREO GALLEGO el pasado mes de enero cómo se tomaron cartas en el asunto, hasta la actuación de derrumbar la peligrosa vivienda.

Cabe recordar que los residentes de la calle Conxo de Arriba, en las proximidades del colegio Quiroga Palacios, estaban hartos de las continuas amenazas, así como de las peleas entre los propios ocupantes de la barriada. En este sentido, el suceso que desencadenó todo fueron los modales del último “inquilino” del número 13. Este, en su enfrentamiento contra la matriarca del poblado, decidió romper con una maza el interior del habitáculo, dejándolo en un estado ruinoso.

Esta peligrosa situación dejaba la casa a punto de derrumbarse, lo que desde luego suponía un riesgo para todos aquellos que pasaban por el lugar. Por ello, y tras las reclamaciones también de la oposición, el Concello tomó cartas en el asunto y decretó la demolición.

Así, en un trabajo que se prolongó durante horas, comenzaron retirando todos los escombros y basura que había en el interior, que no era poca, para posteriormente tirar las paredes, primero de la construcción que estaba por detrás del número 13 y después con esta en cuestión, en una operativa que contó con una fuerte presencia policial en todo momento.

Aun así, relata una de las habitantes de la zona en conversación con este medio, en las últimas jornadas todo estuvo tranquilo, ya que la presencia de los agentes controló los actos de los okupas. Asimismo, apunta, el “delincuente que hacía más daño hace dos meses que no aparece por aquí”.

QUEDAN LaS viviendas DE LA PARTE SUPERIOR. Esta acción necesaria, dada la inseguridad que producía la estructura, salva una de las reclamaciones de los residentes, pero no toda la problemática, ya que las viviendas de la parte superior, frente a la entrada del pabellón, seguirán siendo empleadas por los ocupantes que están ahora, ya que sobre estas, por el momento, no se ha tomado decisión alguna.

Por lo tanto, seguirán manteniéndose, consideran, algunas actuaciones ilícitas, como la protestada venta de droga, así como posibles actitudes amenazantes hacia las personas de la zona, mientras que los propietarios de los inmuebles no reclamen su derecho a utilizarlos.

Precisamente, la dirigente del asentamiento, según los residentes, vive en este habitáculo, encargándose de todos los demás, incluso cobrando para poder instalarse en las viviendas que rodean la suya.

En esta línea, como ya se había explicado en estas mismas páginas, la familia a la que corresponden estos terrenos decidió no venderlos a la empresa constructora de Santa Marta, una decisión que provocó que no se edificara en este territorio y, por consiguiente, las construcciones vacías fueron aprovechadas por los okupas para instalarse cómodamente en ellas.

29 abr 2022 / 00:00
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