La nueva fase del cine gallego: está en expansión e innovando

Ganadores de los Mestre Mateo explican su perspectiva de la escena audiovisual actual: una fase de experimentación abierta a nuevos horizontes y nuevos artistas

Algunos de los ganadores de estos premios llevan menos de cinco años en la industria audiovisual, y suelen trabajar en equipos formados entre conocidos con una jerarquía horizontal

Para los nuevos profesionales, la plataforma AGalega representa una puerta para entrar en el audiovisual gallego

Collage de carteles de películas gallegas

Collage de carteles de películas gallegas / Antía Suárez

Antía Suárez

Un buen número de largometrajes y cortos gallegos se presentaron entre el 2023 y el 2024 en festivales españoles, como el de Málaga o los gallegos Premios Mestre Mateo, organizados y supervisados por la Academia Galega do Audiovisual (AGA). Películas como O Corno, de Jaione Camborda; Matria, de Álvaro Gago Díaz; As Neves, de Sonia Méndez; la serie The Great Way, de Alba Prol y Raúl García; Os Espazos en Branco, de Bruno Arias, y O Coidado, de Miguel Canalejo, entre otros, formaron parte de nominaciones y obtuvieron los más importantes galardones. Esta colección de títulos representan una parte de la escena audiovisual gallega actual: una industria que experimenta con formatos, temáticas, diversos públicos, etc.

Responsables de la Axencia Galega das Industrias Culturais (Agadic) manifestaron a EL CORREO que el audiovisual gallego “é uncine dunha gran diversidade, no que a clásica diferenza entre o autoral e o actoral queda diluído na meirande parte dos casos, para dar paso a obras concibidas para atopar o seu público a través dos distintos circuítos e plataformas. E todo isto realízase poñendo en valor o noso idioma, a nosa paisaxe e a profesionalidade de todos os equipos humanos que interveñen: desde as persoas encargadas dos distintos oficios audiovisuais, ata a dirección, pasando, por suposto por un nivel interpretativo de gran calidade”.

Fotografía de lso Mestre Mateo con Bruno Arias con la estatuilla

Fotografía de lso Mestre Mateo con Bruno Arias con la estatuilla / Cedida

El punto de vista gallego expandiéndose por el mundo

Raúl García, director y productor ejecutivo en Meteórica Cine y profesor asociado en la Universidade de Santiago de Compostela (USC), forma parte de la escena audiovisual gallega desde hace 16 años. Cuando habla de cómo ve él la industria, es claro: “Eu vexo que estamos nun momento bastante doce, de moita produción. O audiovisual galego paréceme que deixou de mirar para si mesmo, no sentido de que antes moitas das producións case sempre miraban moito para o público de aquí, e non pensaban tanto na internacionalización, no potencial de exportar as súas obras. Dáme a impresión de que esta foi unha dinámica que apareceu pouco a pouco, e agora as produtoras decatáronse de que os produtos de aquí vense e véndense ben fóra. O bonito disto é que podemos contar as nosas historias e contalas universalmente para que nos entendan en calquera lugar do mundo. E iso é o bo, hai producións e moi bos profesionais, diría do mellor en España”.

Esta es una opinión que se comparte desde Agadic al asegurar que el cine gallego está plenamente integrado en el contexto europeo y que se desenvuelve bajo un modelo de producción propio, con el apoyo económico de programas de subvenciones de la Xunta, y también, con la participación activa de la Compañía de Radio Televisión de Galicia (CRTVG).

Rodaje en Jordania de 'The Great Way'

Rodaje en Jordania de 'The Great Way' / Meteórica Cine

Un claro ejemplo sería The Great Way, de Raúl García y Alba Prol, una serie documental de producción y equipo gallego que está en distribución por todo el mundo. Su segunda temporada, que se presentó en el festival de Cans en el mes de octubre, está ahora en emisión en 40 países. Raúl explica que “a orixe desta serie documental é unha peza documental que se chama O gran Camiño. Foi o proxecto máis persoal que creamos e o que máis repercusión internacional tivo no tempo que vamos traballando”. Este documental en gallego consiguió varios premios internacionales, como mejor película de viajes y naturaleza en New York Cinematography Awards 2020 o mejor película Estambul 2020. “Esta serie xa está tendo máis recoñecemento, pero nese momento o documental O gran Camiño foi importante na miña carreira persoal e na de Alba Prol, codirectora. Témoslle un cariño especial a estas obras porque son produtos moi moi a nosa medida, que unen a nosa paixón polas viaxes, sobre todo o tipo de viaxes mochileiros, e a nosa paixón no mundo laboral, que é o traballo audiovisual”.

Las estrellas de este año: 'Matria' y 'O Corno'

Matria y O Corno se alzan como las dos grandes obras audiovisuales del cine gallego actual, que cosecharon nominaciones y premios en festivales de cine como los Goya o el Festival de San Sebastián.

Son dos largometrajes que están en boca de todos, y que la mayoría de profesionales del sector consideran referentes. Ambas películas tratan temas sociales que tienen que ver con la libertad de sus sujetos femeninos para tomar decisiones por ellas mismas, arropando a sus protagonistas dentro de la dura y hermosa costa gallega.

Al hablar de obras que destacaría de los últimos años, Raúl García habla de estas dos películas, pero aclara que esta fase en la que se encuentra el cine gallego es una más dentro de su evolución. “Este tipo de películas que falan do cine galego son referentes cada ano. Pero isto non é nada novo, sucedeu con O que arde, de Oliver Laxe, e este ano foron O Corno e mais Matria”.

Para él, la industria se encuentra en una etapa de evolución, “simplemente unha fase máis na evolución do audiovisual galego. Agapi (Asociación Galega de Produtoras Independentes) celebra 30 anos este anos, e iso significa que xa hai 30 anos que fixeron unha agrupación e que, polo tanto, fixeron industria. O sector audiovisual galego pasou moitas etapas, e nin esta é máis importante que outras nin a quero destacar especialmente, porque espero que sigamos nesta tendencia, medrando“.

Encontrar tu lugar en una industria masificada

Al hablar de jóvenes talentos, Raúl García destaca uno de los discursos que se dieron en la gala de la XXII edición de los Mestre Mateo: “A Televisión de Galiza era como o lugar onde os profesionais galegos que agora están traballando en distintos sitios do mundo se formaban na ficción, e agora hai moitos profesionais que saen das escolas e das universidades e que moitas veces cústalles atopar o seu oco. A TVG non debería deixar de ser unha institución que procure fomentar que haxa producións suficientes para que eses profesionais sigan formándose e sigan converténdose nos profesionais que traballaron antes nas produción da TVG”.

El sector audiovisual gallego es, al igual que lo es la industria cinematográfica mundial, un sector precario. Los profesionales del audiovisual viven entre contrato y contrato, sin estabilidad laboral, dependiendo del número de producciones de las que les llamen.

Bea Villar y su equipo en ‘A moza que abortou e o contou’. Premio proxecto Carballo Interplay 2023

Bea Villar y su equipo en ‘A moza que abortou e o contou’. Premio proxecto Carballo Interplay 2023 / Bea Villar

Bea Villar, ayudante de dirección y dirección de producción en O Coidado, y directora de producción en Os Espazos Brancos (ambas ganadoras de un Mestre Mateo), expresa que ahora mismo “está habiendo cambios tanto en la industria gallega como en la TVG, porque siempre han sido tres o cuatro productoras las que han nutrido la parrilla de la Televisión de Galicia, y, bueno, en ese sentido sigue funcionando igual. Pero ahora tienen un convocatoria de convenios digitales que ahí sí que se abrió un poco más a todo tipo de creadores y de productoras. Yo lo veo también como una forma de ir metiendo la patita, para después poder presentar presupuestos un poco más grandes”. Bea, con menos de cinco años trabajados en la industria, se enfrenta ahora al reto de crear su propia productora con Cristela Torres, llamada Brava.

Una red de jóvenes trabajadores en contacto

La solución que han encontrado estos nuevos profesionales para conseguir su lugar dentro de la industria es trabajar entre ellos, formando equipos de gente conocida con los que van haciendo proyectos, ganando así experiencia y renombre. Por lo general, estos grupos se organizan mediante una jerarquía horizontal, que, como explica Bea, “he estado en proyectos en los cuales la dirección era tan novel que la percepción era que le daba igual todo, mucho por inexperiencia y por mucho síndrome de impostor, que es algo que nos azota mucho a los jóvenes de ahora. Me refiero a los proyectos donde nadie toma decisiones, y por lo tanto todo el mundo opina, es muy caótico”.

Sin embargo, el tipo de horizontalidad por el que apuestan este grupo de jóvenes cineastas es un equipo de trabajo donde cada uno tiene sus responsabilidades, y las personas que tienen que tomar decisiones lo hacen poniéndose en lugar de sus compañeros. Bea Villar añade que ella considera que estos tipos de equipos no dependen tanto del nivel de experiencia de los cineastas, sino de los profesionales que trabajen en cada proyecto.

Pero la industria gallega está reconociendo y premiando a estos jóvenes ya en sus primeros proyectos. Bruno Arias, guionista, director y montador de Os Espazos en Branco, habla de su experiencia al recoger el Mestre Mateo por su documental, “para min, de feito, o Mestre Mateo recollino moi emocionado, coma se con este premio nos dixeran que efectivamente podemos facer un documental, e que pode ser tan válido coma calquera outro, incluso como para ser premiado e ser proxectado en varios sitios. Nese sentido está xenial, porque a min preocupábame o rexeitamento por estar comezando, coma se por ser xente nova nos ían ter menos en conta, que aparentemente non pasou. Ese tipo de rexeitamento ó novo creo que é unha tendencia que está desaparecendo".

Velutinas, parras y alarmas

Éramos y somos muy jóvenes, así que hacemos las cosas un poco por intuición; aún lo hablaba el otro día con Miguel Gomar, que es el director de fotografía de los tres proyectos en los que hemos trabajado juntos, y del proyecto con Bruno. Somos todo gente que acababa de terminar sus estudios y que está empezando”, recuerda Bea Villar. Añade que en muchas ocasiones, al ser un proyecto primerizo, con poca financiación, no hay suficiente presupuesto para una regularización de salario correcta: “Eso viene por el tipo de premio y proyecto que son, con la financiación que se obtiene. En Agadic no se espera que hagas un corto de forma profesional, te dan un impulso para que hagas tu primer corto como bien puedas. Y desde el Carballo Interplay lo mismo”.

Pero el hecho de que también sean sus primeros proyectos hace que hablen de los baches con los que se encontraron con más cariño. Desde una infestación de velutinas en una vivienda, un coche que le sonaba la alarma aleatoriamente, hasta fallos de localización. Bruno Arias recuerda que “dos erros que tivemos, o que máis me lembro é de que cando estabamos localizando para Os Espazos en Branco había unha secuencia en Sarria, na ca sa da miña familia. Cando fomos localizar no verán, había unha parra de kiwis moi chula, e quedaba a secuencia impresionante debaixo desa parra. E, claro, logo cando volvemos en inverno non eramos conscientes de que a follaxe xa non estaba, por unha cuestión de natureza básica. Aí decatámonos de que había que ter en conta o transcurso das estacións cando vas facer unha rodaxe. E como esta moitas outras que aprendes co paso dos anos e proxectos”.

Fotografía de Bruno Arias en el rodaje de 'Os espazos en branco'

Fotografía de Bruno Arias en el rodaje de 'Os espazos en branco' / Cedida

'A cultura galega ten que existir e punto'

El cine gallego se encuentra en una fase de innovación y expansión, pero como esta vendrán muchas más, y cada una con obras diferentes y frescas.

Esta nueva generación de cineastas, como apunta Arias, “simplemente somos xente que nacemos máis ou menos na mesma época pero dentro dese grupo hai xente de diversa procedencia, de diversos intereses, de moi diversas inquedanzas artísticas. Creo que hai xente facendo cousas moi diferentes, como por exemplo Bea e compañía, que están facendo contido moi fresco e moi Z. Eu, por outra parte non fago ese tipo de contido”. Desde Agadic definen a los nuevos profesionales como cineastas formados en una alta cualificacióm, muy conectados entre sí y con todo el potencial necesario para que sus obras circulen y lleguen a público de los cinco continentes.

Bruno remarca que es necesario que se vea el cine gallego como cultura, y que esta cultura tiene que ser subencionada y existir. “A cultura non ten que existir para ser rendible, ten que ser financiada coma un servizo máis, como a sanidade. Fai falta que se cambie o enfoque, a cultura galega ten que existir e punto”.

El futuro traerá consigo nuevas fases y nuevos profesionales, y desde Agadic apuntan que “pensamos en positivo e temos fundamentos para ser optimistas, xa que no panorama audiovisual galego prima a profesionalidade, o coñecemento do medio e a ambición para chegar a máis audiencias”.