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Azufre elemental: cura bien, huele mal

Mefistófeles, Satanás, Belcebú, Lucifer, Astaroth, Leviatán... ¡Ajá! Todos estos nombres nos evocan al Maligno hecho carne, sí, pero también al característico olor infernal que le caracteriza: el sulfuroso.

Sin embargo, a pesar de esta desafortunada coincidencia, o asociación odorífera –snif, snif... Puag!- el azufre es un elemento sumamente benéfico para el cuerpecillo humano y asimismo harto necesario para que nuestras evoluciones fisiológicas resulten óptimas porque, entre otras florituras, el azufre potencia nuestra salud de las siguientes maneras:

Formando parte de la queratina y el colágeno, dos de las proteínas más abundantes de nuestro cuerpecillo junto con la hemoglobina. La diferencia entre una piel sana-aterciopelada y otra seca-apagada depende en gran medida del suministro diario de azufre (mineral del que solemos andar escasos) eso, sin contar con que el pelo endeble (o que se cae con facilidad) y las uñas frágiles pueden indicar, asimismo, una carencia del elemento.

Imprescindible para la constitución de nuestras proteínas: los dos únicos aminoácidos sulfurados (que tienen azufre en su molécula), metionina y cisteína, son piezas cruciales para poder sintetizar proteínas, así como para conferir dureza necesaria a los músculos y flexibilidad a las articulaciones, o incluso para brindar una óptima lubricación y consistencia a “la babilla de caracol” que cada día sintetiza la mucosa del intestino, para poder digerir la comida a placer y facilitar la ordenada evacuación de las heces.

Detoxificante. El hígado, sin azufre elemento, sería como un colador de toxinas: porque tooodas las porquerías metabólicas, detritos bacterianos y radicales libres escaparían a su control al fallar un sistema de desintoxicación muy importante llamado sulfatación y que depende del sulfuro. Toda vez que el azufre forma parte necesaria del glutatión, una molécula fundamental para eliminar el exceso de metales pesados (cancerígenos) y para contrarrestar a los oxidantes endógenos (radicales libres) así como atrapar y eliminar numerosos tóxicos de muy diversa índole, como ya hemos podido comprobar en su día con mi extenso monográfico dedicado al glutatión.

Hablando en plata: andar escasito en azufre se traduce en estar hecho “un petimetre”... y eso no mola nada-de-nada, señores. Para impedir que tal cosa suceda –andar flojitos en sulfuros- tendremos que saber donde puñetas se “esconde” dicho mineral, papeando más...

Proteínas completas. Los alimentos proteicos de alto valor biológico (o de alto aprovechamiento) representan el aporte mayoritario del azufre que el organismo demanda, el cual se ha estimado que debería rondar el gramaco diario... aunque muchos urbanitas quizás no lleguen ni a 500 miligramos, verdad, debido a su infumable dieta abundante en proteínas incompletas. La fuente más rica en dicho elemento sigue siendo la albúmina (o clara del huevo) alimento donde se concentran y atesoran los aminoácidos azufrados metionina, cisteína y un piquito de taurina (que es prima-hermana de las otras dos) aportando unos 165 miligramos de azufre por cada dos claras. Esta es una de las muuuchas ventajas de desayunar todos los días un revuelto de ovíparos; yo mismo he descubierto que desayunar de esta manera ayuda a bajar el colesterol; potencia y agudiza la memoria; asegura un balance positivo de nitrógeno –y azufre- en el deportista; mantiene la masa muscular tonificada y hace crecer las uñas y el cabello a una velocidad pasmosa. Funciona. La carne roja vendría justito detrás de la albúmina -en la lista de alimentos ricos en azufre- así como el pescado, el pollo y la proteína de suero lácteo (muy rica en sulfuros).

Familia de las crucíferas (coles, rábanos y rúculas). En artículos precedentes, pudimos descubrir que Baby Yoda adquiría todas sus facultades gracias a “papear” altas cantidades de brécol (y algún que otro sapo lagarterano –glups-) siendo por ello la criatura más poderosa del imperio galáctico. Haga como Baby Yoda, pues, e ingiera usted también ingentes cantidades de crucíferas: aportan ácido lipoico e indoles (que son los sulfuros característicos de la familia crucífera) tooodos ellos compuestos azufrados que ayudan a combatir el envejecimiento, prevenir el cáncer y todas esas cositas. Las mujeres, con más razón si cabe, deberían comer brécol, coliflor, repollo, rizada o coles de Bruselas con asiduidad regular, al estar demostrado que los componentes activos sulfurados de dichos vegetales (indoles y polifenoles) evitan la acumulación y el atasque de estrógenos en el hígado y favorecen su eliminación a través del riñón previniendo, de tal manera, la aparición de diversos cánceres estrógeno-dependientes como pueden ser el de mama o útero.

Familia de las liliáceas (ajo, cebolla, espárrago, puerro). Como ocurre de igual forma con las crucíferas, aquí el azufre no está unido a proteínas sino más bien a compuestos antioxidantes derivados del ácido sulfónico: es decir, los llamados “tioles”. Los efectos de dichos tioles (especialmente la alicina, los ajoenos y cepaenos) son legendarios: antihipertensivos, antimicrobianos, anticoagulantes, anticancerígenos. Generalmente, los tioles vienen tan concentrados en dichos súper-alimentos que primero deben ser cocinados (para rebajarlos un poquito) de la misma forma que le pasaba a las coles, cargaditas con sulforafanos; de hecho, la cebolla ya avisa: el sulfuro de hidrógeno que se libera tras empezar a cortar –o picar- es un irritante de los ojos, ¡para que dejemos de hacerlo! La cebolla roja, por otra parte, nos indica mediante sus pigmentos violáceos (antocianinas) un mayor efecto antioxidante que las blancas o amarillas. Las ensaladas mixtas con lascas muy finas de cebolla roja (para que se evaporen los tioles y se rebaje su carga irritante) un tomate rojinegro y unas cuantas olivas verdinegras son un cóctel perfecto para prevenir el envejecimiento y luchar contra los radicales libres. Sin embargo, ojo, que la cebolla cruda puede generar muchos gases en según que personas o, peor aún, ¡imprimir un olor fétido a la transpiración!; para que evitar este molesto contratiempo, cueza al vapor la cebolla-cebollera (cortada en aros gordos o partida por la mitad) y el problema se resuelve al 100%. En cuanto al ajo, la alicina que se libera al machacar/cortar sus “dientes” –y solo entonces- fortalece las defensas antioxidantes, es anticancerígena y tiene efectos antimicrobianos... y a tales efectos recomiendo el ajo blanco agridulce en conserva, ligeramente fermentado.

Frutos secos y semillas integrales, a modo de colofón, porque además azufre elemental aportan ácidos grasos esenciales y muchas vitaminas y fibra. Las avellanas son de las que más azufre tienen.

Y no nos olvidemos de la última –pero nada despreciable- vía de administración azufrada: la vía tópica -es decir a través de la piel- gracias a los baños calientes de las aguas termales sulfurosas. Ojo que aguas sulfatadas no es lo mismo que aguas sulfuradas. En el primer caso, las aguas se beben –glup, glup- puesto que el principio activo es el “hidrosoluble” sulfato –SO4, una sal del ácido sulfúrico- y por ello no huelen aunque sí le confieren al agua un regusto un tanto amargo; mientras que las aguas sulfurosas son fétidas (olor a huevo podrido) dado que los compuestos activos son los “volátiles” sulfuros –H2S- y no se beben salvo estricta supervisión facultativa. Los sulfuros de las aguas termales pueden absorberse a través de la piel, enriqueciendo la dermis en queratinas y colágenos pero también pasando a sangre y de ahí a las articulaciones, actuando como analgésico-antiinflamatorio... y a los afectados con dermatitis seborreica no veas lo bien que les vienen, los tratamientos regulares. Lo dicho: no sería tan mala idea, pues, para todos aquellos que sufran una de las antecitadas patologías (reumáticas, dérmicas o respiratorias) tomarse de vez en cuando unas merecidas vacaciones, en tales establecimientos “sulfurosos”... que la pinza en la nariz, corre a cuenta de la casa.

EL OBJETO DE ESTE ARTÍCULO ES SÓLO ORIENTATIVO. CONSULTA CON TU MÉDICO Y/O ESPECIALISTA CUALQUIER CAMBIO EN TU DIETA O ENTRENAMIENTO

15 may 2022 / 00:00
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