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¿El secreto de los frutos secos?
Que computan como “piedra”

EL OBJETO DE ESTE ARTÍCULO ES SÓLO ORIENTATIVO. CONSULTA CON TU MÉDICO

Y/O ESPECIALISTA CUALQUIER CAMBIO EN TU DIETA O ENTRENAMIENTO

en efecto: la variopinta familia de las nueces debe su éxito como alimento adelgazante porque, al fin y al cabo, computan como “piedra” es decir, como fibra dietética pétrea. Y digo al fin y al cabo, porque ya sea en el caso de comerse unas nueces, unos cacahuetes o unos ricos pistachos iraníes, ¡¡¡al día siguiente reaparecen!!! Ojo, que esto también se traduce en una pobre asimilación de sus nutrientes potenciales, tales como el calcio, el magnesio o la vitamina E, los cuales quedan retenidos en el interior “del pedrusco”.

Por ejemplo: se dice -y es verdad- que una sola nuez de Brasil (o castaña de Pará) contiene el 100% de las dosis recomendada de selenio, puesto que este mineral -aún no siendo imprescindible para el crecimiento de la planta- se halla presente en abundantes cantidades en los suelos de las selvas amazónicas, siendo de tal modo que los vegetales lo captan junto con el resto de minerales que sí precisan. Pero eso no se traduce en que con comer una sola de estas nueces ya tengamos el 100% de la dosis cubierta, ¡¡¡porque sólo se absorbe una minúscula fracción del nutriente, quizás 1/3 o menos!!! El resto sale intacto, junto con la roca.

Si tenemos ojos en la cara y cabeza para razonar sabremos que, cuando la nuez sale al día siguiente (o dos días después, dependiendo de cómo ande nuestro tránsito intestinal) asimismo todo el selenio que no se ha podido captar, también sale... ¡Ja! Tampoco hace falta ser uno de los 7 sabios de Mesopotamia para llegar a tal discernimiento.

Por eso mismo las semillas, que no dejan de ser frutos secos enanos, son tan demandados en las tiendas de dietética como fibras dietéticas: semillas de ispágula (popularmente conocida como zaragatona), de chía, de lino, de sésamo, etc. Muchas de ellas actúan así al poseer una pátina de mucílago, una fibra que tiende a hincharse con grandes cantidades de agua, lo que reblandece las heces y facilita el tránsito intestinal y la expulsión de la materia fecal compacta. Pero, en cualquier caso, al final los frutos secos se acaban comportando como entidades secas, como “piedras”, a lo largo de todo el tubo digestivo.

La absorción de los frutos secos, tras esa rápida y tosca masticación en la mayoría de los casos, es tarea cuasi imposible, si pudiésemos observar el tránsito de estas enormes “rocas” -con un microscopio- a su paso por el intestino: las piedras serían tan sumamente grandes que no pueden atravesar los pequeños poros de la pared digestiva, ni a través de los enterocitos mismos (absorción transcelular) ni entre los espacios intercelulares que median entre una celda y otra (absorción paracelular)... ¡que no hay tu tía, vamos! La mayoría de la gente, cuando se come un puñado de avellanas o de almendras, lo mastica un par de veces -SCRONCH, SCRUNCH- y, hala, pa´dentro... ¿a qué sí? Piedras van. Otro cantar sería si consiguiésemos “atomizar” el tamaño de esos trocitos de frutos secos hasta reducirlos a polvillo, como pasa con la harina de almendras que se añade a los turrones o la tarta de Santiago, ¡¡¡esas calorías se aprovechan más, señores, esas calorías se aprovechan más!!!

Por ello, el secreto de los frutos secos es harto simple: apenas se aprovechan las calorías potenciales del fruto que nos papeamos. Es decir, de las 600 calorías que aportan esos 100 gramitos de nueces, apenas se acaban aprovechando 1/3, quizás menos... ¡¡¡por eso los adventistas del séptimo día (USA), que se hinchan a comer frutos secos, no engordan ni a tiros, oiga!!! Fibra dietética a tope.

Además, la forma en la que trabajan cuasi todas las nueces es harto singular: se trata de la única fibra dietética que funciona a modo de lastre, sí, pero de un lastre recubierto de una capa o pátina de aceite, es decir, son como mini-piedritas recubiertas de grasa monoinsaturada y/o poliinsaturada que resbalan a su paso por el intestino e induciendo, a su vez,, los trabajos mecánicos de éste, estimulando la peristalsis (movimientos serpenteantes del intestino), acortando el tiempo del tránsito de los alimentos y facilitando enormemente la expulsión, llegado el momento evacuatorio.

¿Cantidad, por barba y día? Da igual hombre que mujer: lo que le quepa en la mano, al adoptar ésta la forma de un cuenquito... y no tenga miedo en escanciar, oiga.

04 abr 2021 / 00:01
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