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Gen ahorrador-paleolítico

    IMAGINÉMONOS el siguiente escenario, en pleno paleolítico superior: nos topamos con el clan de los HUGA-SHAKA, compuesto por padre KLONGO, madre MONGA, hijo TWINGO e hija PIMBA, así como por una tierna pocholada de apenas un mes de vida, envuelta en una piel de oso de las cavernas (úrsido ya extinto) llamada BABÁ. También contamos con la mascota del clan, ZAKA, un lobo estepario venido a menos -otrora macho alfa- que, observando que la ocasión la pintaban calva, fue aproximándose cada vez más a la hoguera nocturna del campamento, con intención de mendigar las sobras, encorvado y con el rabo entre las piernas, hasta que llegó un buen día en que fue uno más del grupo.

    MAÑANA 1, EN UN CLARO DEL BOSQUE: padre e hijo salen a cazar, pero esta vez cada uno por su lado para peinar bien la zona, mientras madre e hija se dedican a la recolecta de los productos locales. Cae el atardecer y el primero en llegar al campamento es el patriarca, desgraciadamente con las manos vacías; poco después aparece el hijo, con un par de lagartijas (sin cola) como únicos víveres. Pero la madre y la hija tampoco han tenido mayor fortuna: se han hecho con un puñado de arándanos más verdes que un limón y un cangrejo de río más bien anoréxico. Y con eso pasan la noche, oiga... Mucho me temo que a ZAKA no le quedará más remedio, otra vez más, que volver a escarbar y roer ese maldito hueso despellejado de mamut, que entierra por las noches en su escondrijo secreto, para darle esquinazo al hambre.

    ¿Estado nutricional del clan, en ese momento? Cetosis furibunda, quemando adiposidades a lo loco porque la última comida reglamentaria aconteció hace diez días y porque la última tanda de azúcares que han consumido fue hace tres meses, cuando por casualidad encontraron una higuera repleta de frutos maduros –¡¡¡ÑAM, CRONCH, CRUNCH!!!-.

    MADRUGADA 2, A LA VERITA DEL RIACHUELO SILVESTRE: misma familia que antes pero esta vez en un paraje distinto y con mayor fortuna para el clan. Primero llega el padre con un cervatillo de las praderas a modo de bufanda, cantando a pleno pulmón esa vieja cantinela paleolítica que decía: ASEREJÉ-DEJÉ...; pero al mismo tiempo aparece el primogénito, silbando y feliz de la vida, portando varios trozos enormes de panal de abeja melífera, con sus preciados azúcares intactos. Por otra parte, la madre ha tenido tiempo para llenar el campamento de leños secos –PLAF, CRANCH, CRONK-, amamantar a la tierna criatura, ávida de su ración de lácteos autorizados –GOING, GOING, GOING-, pero también ha sacado tiempo para recolectar una ración muy potente de tomates silvestres maduros, más rojos que un demonio. Y la hija no se queda atrás, pues porta un salmón de proporciones bíblicas, capturado con la técnica de pesca de bajura, acorralándolo y arponeándolo después –PLACA-, ¡¡¡que además viene cargadito de jugosas huevas, ricas en colesterol y omega-3!!! Cáspita, pero si hasta el cánido ZAKA ha podido dar buena cuenta de un murciélago orejudo en sus estertores –COF, COF-, luciendo su presa entre los dientes impúdicamente, como quien alardea de una prótesis nueva.

    ¿Estado nutricional, del clan? Almacenamiento de glucógeno-grasas y reposición de proteínas musculares, es decir, metabolismo en modo anabólico. Ante la abundancia, acontecen paralelamente dos resistencias hormonales como mecanismo de supervivencia: a la insulina y a la leptina, lo que favorece el desvío de los nutrientes a los acervos –depósitos- corporales, para ser movilizado y usado en la siguiente fase de ayuno.

    ¿Entendemos ahora, nuestro problema actual? Ya no hay ciclos de abundancia y ayuno, pero lo que sigue habiendo son esos mismos genes ahorradores paleolíticos que se ponen en marcha constantemente en medio de esta sociedad de la opulencia. ¿5 comidas al día? ¿Comida por doquier? ¡Ja! Y, por si fuera poco, la comida que nos zampamos a cada rato no es comida, es bazofia ultraprocesada y ultraestirilizada que nos engorda a marchas forzadas, nos provoca diabetes e hipertensión y nos diezma la delicada flora bacteriana que albergamos, llenándonos el organismo de acidez, edulcorantes artificiales y grasas industriales hidrogenadas... por no hablar, de que todo esto ocurre sin apenas mover un dedo. ¡Toma! Si el pobre ZAKA, levantase la cabeza, a día de hoy, ¡¡¡escaparía aullando hacia el cubil de hienas más próximo, oiga, antes de acercarse siquiera a la fogata!!!

    Centrobenestarsantiago.com

    EL OBJETO DE ESTE ARTÍCULO ES SÓLO ORIENTATIVO. CONSULTA CON TU MÉDICO Y/O ESPECIALISTA CUALQUIER CAMBIO EN TU DIETA O ENTRENAMIENTO

    04 oct 2020 / 00:00
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