Las mil caras del magnesio
Curioso: los minerales y oligoelementos que nuestro organismo precisa, entre ellos el magnesio, no pueden ser absorbidos así, a lo bruto, a partir de formas -digámoslo así- “puras”, sino formando parte de sales; es decir, integrados en una combinación específica con otros minerales u elementos. Por citar algunos ejemplos, el calcio que nuestro metabolismo demanda se absorbe a partir de determinadas sales minerales (con mayor o menor acierto) como pueden ser el carbonato cálcico, el lactato de calcio o el citrato cálcico... y lo mismo le pasa al hierro, al selenio, al cromo y al resto de los metales.
Pero la forma química que presentan los minerales no afecta únicamente a su captación, a lo largo del intestino, sino que también influye en su posterior aprovechamiento. Así, según de qué tipo de células estemos hablando se preferirá una determinada sal frente a otra, a la hora de captar el mineral, verdad. Por eso es de vital importancia aportar una forma de magnesio que nuestra pluralidad de células reconozca como útil, para que pueda ser incorporado a los ciclos metabólicos con suma eficacia.
Fíjese usted hasta qué punto las células son quisquillosas a tal respecto, que por citarle un ejemplo la glándula prostática sólo utiliza -de una forma 100 % óptima- un tipo de zinc específico conocido como “picolinato de zinc”, mientras que otras sales minerales de este elemento son descartadas o pobremente utilizadas (como le pasa al óxido de zinc) en dicha zona. Aunque esto pueda parecer irrelevante, no lo es, ya que el picolinato de zinc es capaz de bloquear el crecimiento (o hipertrofia) de próstata y también de mejorar rápidamente el espermiograma, tanto en cantidad como en calidad, siempre que hubiese carencia o subcarencia previa.
¿Se da cuenta ahora de la importancia de elegir una forma “biodisponible” del mineral en cuestión? No sólo es cuestión de captar, sino también de utilizar. Y con respecto al magnesio, no veas cómo anda el patio, a la hora de decantarse por un suplemento. Tomemos nota, pues, de las 3 opciones de las que disponemos, que de peor a mejor serían:
1/ Opción mediocre: sales inorgánicas de magnesio. Lo siento mucho por la mayoría de empresas que venden magnesio encapsulado, pero lo cierto es que muchas -demasiadas- de tales firmas comerciales utilizan sales de baja biodisponibilidad.
Claro, las sales inorgánicas son muuucho más baratas que las formulaciones orgánicas, dado que no hay que tocarlas siquiera antes de encapsularlas ni hacerlas “reaccionar” en el laboratorio (con el ahorre en costes que esto supone) y además ocupan muy poco espacio en la píldora..., que es lo que pasa si a un lumbreras se le ocurre encapsular cáscara de huevo pulverizada (carbonato de calcio puro y duro) a costa de que la absorción deje mucho que desear, en torno al 10 % de captación máxima.
¿Cómo saber si la casa de suplementos me la está metiendo doblada? Por regla general, suele haber más de un tipo de magnesio en las fórmulas. Cotéjelo: si la etiqueta pone óxido, cloruro, hidróxido, fosfato, carbonato... “de magnesio”, pues se trata sin duda de sales inorgánicas “puras y duras”. Si tuviese que decantarme por una de tales sales (al no disponer de otra opción mejor), quizás lo haría por el cloruro de magnesio, debido a que su gran solubilidad facilita que pueda absorberse un poquillo más, en torno al 20 %; de facto, hay quien piensa que tooodas las sales de magnesio, al llegar al estómago, se convierten en cloruro de magnesio..., pero esto es una verdad a medias, dado que esto sólo ocurre (si es que ocurre siempre) en el caso de las sales inorgánicas.
Pese a todo, y aunque una de las peores opciones de este mineral sea el óxido de magnesio (conocido como magnesia), que no llega a absorberse ni un 4 %, la acción del magnesio puede llegar a ser es-pec-ta-cular, de existir una subcarencia previa, como paso a detallarles: un testigo de confianza me hubo de confesar, hará unos años, que tras dos días de tomar una fórmula a base de óxido de magnesio, zinc y vitamina B6 (el conocido como ZMA), notó cómo expulsaba de forma asintomática una piedrita de gravilla que le obstaculizaba la micción desde hacía ya tiempo, ¡les estoy hablando de 2 días de tratamiento, oigan! Tal es el poder del magnesio como agente alcalinizante (sobre todo a nivel renal), defatigante y antiinflamatorio.
Nota: el sulfato de magnesio, aunque se trate de una sal inorgánica, no se utiliza oralmente como suplemento sino formando parte de las famosas “sales de Epsom”, utilizadas tópicamente (“espolvoreadas” en el agua de baño) como relajante muscular... ¡ni se le ocurra tomarlo por esa boquita linda, si no quiere sufrir una diarrea furibunda!
2/ Opción aceptable: sales orgánicas de magnesio (echando mano de ácidos orgánicos diversos para unirse al magnesio). Aunque unos se aprovechan mejor que otros, tooodos ellos presentan un rango de absorción más que aceptable: ascorbatos, citratos, malatos, fumaratos, gluconatos, orotatos, lactatos... “de magnesio”, en fin... que son todos los que están, pero no están todos los que son. Cabe destacar el treonato de magnesio (un metabolito natural de la vitamina C) con la capacidad única de atravesar sin cortapisas la barrera hematoencefálica y, por tanto, de llegar al cerebro, donde actúa como antidepresivo (además de una manera muy rápida y eficaz); también posee la facultad de “activar los trabajos mitocondrianos”, ya que asimismo puede atravesar a placer las membranas de las mitocondrias. Lo único malo de toda esta historia es que, al estar patentado®, dicho treonato de magnesio es la opción más careira que existe.
Personalmente, soy de la opinión de que el citrato de magnesio es el tipo más recomendable si tenemos en cuenta la relación calidad-precio (dentro de este grupo, de las sales orgánicas), ya que se ha constatado que la ingesta de citrato ha sido la que mayor concentración de magnesio “vuelca” en la saliva, en comparación con otras sales, indicativo todo ello de que antes se ha distribuido eficazmente por todo el cuerpecillo (¿qué es la saliva, sino un ultrafiltrado del plasma?); además, el citrato de magnesio ayuda a prevenir las piedras en el riñón que no veas, solubilizando el oxalato de calcio e impidiendo que precipite, al alcalinizar la orina.
3/ Fórmula magistral: quelatos de magnesio (o aminoquelatos). Representan la mejor opción disponible pero, debido a la complejidad química necesaria para su síntesis, es también una elección más careira. Tienen el inconveniente de ocupar mucho espacio en las cápsulas, siendo éstas de un tamaño inusualmente grande... ¡Glups! Dentro de este grupo contamos con los lisinatos de magnesio, aspartatos, taurinatos, metionatos, alginatos, glicinatos. Todos ellos son excelentes opciones, aunque difieren un poco a la hora de actuar. Por citar algunos ejemplos, el arginato de magnesio tiene efectos vasodilatadores a nivel vascular, actuando la arginina liberada sobre los vasos sanguíneos; el taurinato de magnesio tiene preferencia por el corazón, mejorando sus trabajos y actuando como agente inotrópico positivo; mientras que el bisglicinato de magnesio es excelente para inducir un sueño reparador, dado que la glicina que se libera junto con el magnesio actúa cual agente relajante cerebral... ZZZ...
Y hablando de “Z”: especial mención al “ZMA” (fórmula patentada que combina quelatos de magnesio, zinc y vitamina B6). Para mí, una joya entre los suplementos, junto a la proteína de suero, el combo glucosamina-condroitina, la NAC o la Co-Q10. Tome usted buena nota: defatigante, estimulante inmunitario, potenciador de la libido (hombres y mujeres), antidepresivo, somnífero (optimiza la síntesis de ambas, serotonina y melatonina), potenciador del rendimiento, inhibiendo la litiasis oxálica (piedras en el riñón de oxalato cálcico, las más frecuentes)... Eso sí, respétese la fórmula original porque el 90 % de los ZMA que se venden -mecachis- son imitaciones baratas hechas con sales asquerosas.
EL OBJETO DE ESTE ARTÍCULO ES SÓLO ORIENTATIVO. CONSULTA CON TU MÉDICO Y/O ESPECIALISTA CUALQUIER CAMBIO EN TU DIETA O ENTRENAMIENTO