Santiago
+15° C
Actualizado
martes, 23 abril 2024
16:11
h
{ COMPOSTELA EN FORMA }

Los 12 trabajos de Heracles

Hace mucho, muuucho tiempo, en un país muy lejano llamado Micenas había un rey llamado Euristeo, el cual estaba casado con la bella princesa Antímaca.

Un buen día, en los confines de su reinado, el oráculo de Delfos vaticinó a los 4 vientos que si el guerrero conocido como Heracles se pusiese al servicio del rey, durante 12 años para culminar 12 fatigosos trabajos, entonces y sólo entonces los dioses concederían a Heracles la inmortalidad que tanto ansiaba... Más, ¿Qué trabajos fueron éstos?

Primer trabajo: el león de Nemea. Como primer encargo, Heracles recibió la orden de matar al pavoroso León de Nemea, el cual sembraba el terror no muy lejos de allí. El truculento félido era vástago de Orto y Quimera por lo cual -de buenas a primeras- era invulnerable, ya que las flechas y las lanzas no podían hacer mella alguna en su pétreo pelaje. Sin embargo Heracles, conocedor de tales hechos y blandiendo su enorme cachiporra, le propició al bicharraco un seco porrazo –POF- dejándolo medio grogui, para acto seguido estrangularlo a cielo abierto.

Tras dejar frito al león, Heracles intentó una y otra vez quitarle la piel para ataviarse con ella, lo cual le proporcionaría una excelente ventaja frente a sus enemigos; más todo parecía perdido si no fuese por el chivatazo de ciertas deidades -psstt!- simpatizantes con la causa de Heracles... ¡y éste, al fin, pudo rasgar la piel del león usando sus propias garras -Riiiiippp...!-

El innoble de Euristeo, por otra parte, creyendo que Heracles jamás podría vencer al león –y, por lo tanto de superar el primer obstáculo-, se asustó tanto cuando vio aparecer al semidiós con la pieza cobrada -enterita pero despellejada- que no sólo le prohibió la entrada a la ciudad a partir de aquel entonces, sino que además hizo construir una gran tinaja de bronce para esconderse dentro, para cuando Heracles regresara victorioso de sus gestas.

Segundo trabajo: la hidra de Lerna. La hidra era una especie de dragón policéfalo con 7 cabezas de culebra -sssss- que moraba en los pantanos de Lerna, al sur de Argos. Era hija de Tifón y Equidna (que ahí es nada) y la había criado la mismísima Hera (diosa pérfida y vengativa donde las hubiere) para que, llegado el día, se enfrentara a Heracles y le diese muerte.

Lo dificultoso, a la hora de enfrentarse a tal sierpe, venía por el hecho de que siempre le crecían dos cabezas ¡si antes alguien lograse cortarle una, cosa harto improbable!... y aquí la ventaja del garrote se esfumaba por completo, ¡porque por aplastamiento también le crecían! Pero gracias a un colega del héroe llamado Yolao, Heracles pudo dar muerte al bicharraco ya que, mientras éste iba dando tajos limpios con su espada, su compinche iba detrás con unas teas ardientes cauterizando los cortes para evitar que las cabezas retoñaran... ¡P-pop!

Tras dejar KO al monstruo, Heracles se apuró en empapar las flechas de su carcaj con la sangre ponzoñosa de la hidra, haciendo que el menor rasguño sufrido en las carnes de un rival, a pequeñito que éste fuese, se tradujera en una muerte atroz y certera.

Tercer trabajo: el jabalí de Erimanto. A diferencia de las otras dos criaturas, el jabalí no tenía un origen divino ni especiales poderes, ¡solo que era más feo que un dolor de muelas! Y grande. Eso, sin contabilizar sus devastadoras incursiones, ladera abajo -¡Oooink-oooink!!- para mayor pavor del campesinado. Y para más inri, Heracles debía capturar al gorrino vivito y coleando. Dicho y hecho: tras hacer salir a la bestia de su escondrijo, a base de pedradas, lo atrapó hábilmente con una red... ¡zaka-za! Se dice que el héroe acarreó con el animalote usando la fuerza bruta de su lomo, hasta las puertas mismas de Micenas, donde el cobarde de Euristeo se volvía a hacer caquita, lloriqueando, agazapado en su tinaja.

Cuarto trabajo: la cervatilla de Cerinia. ¡Ah, la cervatilla sagrada de los cuernos de oro! Bajo la protección de la deidad Artemisa (diosa de la caza), la tal cervatilla era tan sacra para el común de los mortales que a Heracles se le prohibió darle muerte, lo que dificultaba muy-mucho su captura, pues el tiro con arco era la única manera de atrapar a tan veloz animal. Tras un año entero persiguiéndola en vano y tirándose de los pelos, Heracles al fin pudo derribarla sin provocarle rasguño alguno, de un diestro flechazo -Pock- aturdiéndola momentáneamente. Tras mostrar al rey la prueba fehaciente de su gesta, se dispuso por orden real, y con efectos inmediatos, que se devolviera a la cervatilla sana y salva a sus bosquecillos y parajes originales.

Quinto trabajo: las aves de Estínfalo. Las bandadas de gansos que habitaban el nordeste de Arcadia representaban un gran fastidio para el rey, sabe usted. Era menester desalojarlas a todas. Y Heracles lo consiguió, claro que sí, provocando un gran estrépito con una sonora matraca.

Sexto trabajo: los establos de Augías. Como la cosa de la limpieza y la pulcritud no iba mucho con nuestro héroe, éste decidió despachar rapidito su sexto encargo, que consistía en dejar como los chorros del oro ciertos establos llenos de estiércol, propiedad de un amiguete del rey que asimismo poseía vastos rebaños. Poco importó que el trabajo se tuviese que cumplimentar en un día, pues en un abrir y cerrar de ojos Heracles desvió el curso de un río aledaño consiguiendo que hasta los pesebres reluciesen cual diamantes.

Y muuuchas más aventuras e innumerables fatigas, verdad, hubo de encarar nuestro héroe, desde enfrentarse al Toro de Creta o al monstruoso can Cerbero, guardián del inframundo... hasta llegar a su último y definitivo trabajo.

Duodécimo trabajo: las manzanas de las Hespérides. Dichos frutos del bosque, que eran de oro puro y que medraban en el prodigioso árbol del jardín de los dioses (en los confines del mundo conocido) eran custodiados por un grupo de bellas ninfas conocidas como las hespérides (o hijas de la noche), pero en las distancias cortas las manzanas estaban celosamente protegidas por un enooorme crótalo viperino llamado Ladón, que vivía enroscado en su tronco. El problema era que, al ser Ladón una criatura sacra, no se la podía atacar y ni dar muerte. Pero Heracles, en esta ocasión, echó mano de sus dotes persuasivas de seducciónM-muack!- y pudo hacerse con las manzanas pacíficamente... bueno, eso, y que cada vez que le mostraba su cachiporra al tal Ladón ¡éste aflojaba el lazo que no veas! -glups-.

Más, ¿por qué SC, siendo nutricionista como es, nos ha contado todas estas cositas acerca de los trabajos de Heracles? Fácil: porque ésa es la temática sobre la que versa la portada -y contraportada- de Nutrición fisiológica contra los 7 grandes males, mi obra magna de todos los tiempos..., forever. Y es que solo los que se hayan aventurado a leer este relato, aquí hoy ofrecido, podrán “descifrar” con sorpresa y agrado la bella -aunque enigmática- puesta en escena que nos hemos currado, mi ilustrador gráfico y yo, durante el transcurso de innumerables lunas. Tomemos por ejemplo el dibujo que da inicio a la lectura, a la hora de abrir el libro en la primera de sus páginas..., Creeeck.

Obsérvese la bella factura de mi amigo, el artista gráfico David Cuence, donde la actitud ofensiva de Heracles, ataviado ya con la impenetrable piel del león, nos indica que está a puntito de merendarse a la pavorosa hidra.

El detalle de mostrar al héroe desnudo, solo con las grebas puestas (espinilleras greco-clásicas) y esa barba picuda espartana (con bigote rasurado) inviste a Heracles de un áurea mítico, salvaje..., pero más importante aún es lo que acaba sonsacando el espectador a la hora de observar tal escena: la sutil diferencia que existe entre un ilustrador gráfico bueno-bueno... y un verdadero artista.

Pero, ¿qué leyendas discurren, a lo largo de los cuellos de la bestia? Pues ni más ni menos que los 7 males que asolan nuestra era..., todos ellos mortales de la muerte.

Así lo han dispuesto los dioses: que sea al comienzo mismo de nuestra odisea y al humedecer la primera de sus páginas, que uno se dé de bruces con tan bella manufactura... Lo que nos advierte ya, dicho sea de paso, de los peligros a los que estamos a puntito de enfrentarnos.

EL OBJETO DE ESTE ARTÍCULO ES SÓLO ORIENTATIVO. CONSULTA CON TU MÉDICO Y/O ESPECIALISTA CUALQUIER CAMBIO EN TU DIETA O ENTRENAMIENTO

10 abr 2022 / 01:56
  • Ver comentarios
Noticia marcada para leer más tarde en Tu Correo Gallego
TEMAS
Tema marcado como favorito
Selecciona los que más te interesen y verás todas las noticias relacionadas con ellos en Mi Correo Gallego.