La Casa del Bicentenario, de tres pisos, se considera una de las más bellas de Herculano, como se llamaba en latín la antigua ciudad romana, ubicada cerca de Nápoles y que quedó sepultada en el año 79 por la erupción del Vesubio. Al igual que Pompeya, Herculano, que era más pequeña pero más próspera y mundana por su arquitectura majestuosa, desapareció bajo una montaña de lava y sus habitantes perecieron debido al flujo piroclástico de la erupción. El edificio, de 600 metros cuadrados, fue cerrado al público en 1983 cuando comenzó a colapsar y los frescos del mural Tablinal, emblema tradicional del lugar, corrían riesgo. Los restauradores se centraron en dos escenas antiguas que representaban a Venus y Marte en un lado y a Dédalo y Pasífae, madre del Minotauro. La otra era con pinturas que celebraban al dios griego del vino y a Dioniso, Baco para los romanos. Este era un motivo recurrente en las casas más ricas. Como ésta, se están rehabilitando seis domus romanas de esta antigua joya.