Al comprar huevos, sobre todo los camperos, es habitual que venga manchados con plumas, paja, restos de excrementos, entre otros elementos que llevan a las personas a querer limpiarlos antes de guardarlos. Los expertos aconsejan no lavarlos puesto que esta acción elimina la capa protectora natural que tiene la cáscara y con ello estaríamos dando vía libre para que las bacterias puedan proliferar en su interior.

Los huevos tiene de forma natural entre 7 y 15 mil poros que permiten el intercambio de gases entre el interior y el exterior. Al lavarlos destruimos la cutícula proteica que los recubre e impide que se cuelen otros elementos por estas porosidades, facilitando así la entrada de elementos patógenos durante el tiempo que los guardamos en la nevera o en la despensa. No obstante, sí puede ser lavado momentos antes de romper la cáscara para cocinarlo ya que esto evitaría que algunos de los rastros de suciedad que contiene entren en contacto con la comida una vez se vaya a preparar.