Dos universidades españolas encabezan una investigación europea para tratar a niños con trastorno del espectro autista. Están usando a Pepper, un robot que ayuda a los pequeños a reconocer y mejorar sus emociones. Los datos recogidos se integran con los gestos de la cara para detectar una emoción primaria. De ese modo Pepper sabe cómo comportarse en cada momento con cada uno de sus amigos. Todo se graba y se analiza por profesionales de varios ámbitos. Los resultados son prometedores.