HISTORIA

Los naufragios hicieron de Camelle la base de salvamento del siglo XIX

Barbeito Rodríguez y Compañía auxiliaba a buques y formaba a los mejores buzos

La villa fue centro de recepción de tripulantes y personal de aduanas

Así lo refleja el informe del plan de dragado del puerto, del arqueólogo Ángel Rodríguez

Imagen del crucero 'HMS Serpent' que naufragó en Camariñas en 1890

Imagen del crucero 'HMS Serpent' que naufragó en Camariñas en 1890 / Cedida

El proyecto de dragado del puerto de Camelle (Camariñas) ha servido también para reflotar parte de la historia de esta pequeña villa marinera a través del informe dirigido a tal efecto por el arqueólogo Ángel Rodríguez Castro.

Los numerosos naufragios de buques de la marina inglesa a finales del siglo XIX entre Arou y Vilán, y el elevado número de víctimas, hicieron que “ante tanto horror, los marinos ingleses empezasen a usar el nombre de coast of death (costa de la muerte), popularizado en 1908 por la escritora Annette Meaki”, señala Rodríguez Castro. A partir de entonces, añade, “por influencia de la prensa inglesa y madrileña, se le empezó a llamar Costa da Morte” a esta franja atlántica, aunque “en los últimos tiempos se encontró una ejemplar del diario coruñés Noroeste que en 1904 publica: Tres buques náufragos en la costa de la muerte”, añade.

De entre los dramáticos sucesos en esta costa, el del crucero de la Armada inglesa HMS Serpent fue uno de los que mayor conmoción generó. De sus 175 tripulantes solo sobrevivieron tres, y los cuerpos de los marinos recuperados reposan en el conocido como Cementerio de los Ingleses, situado a escasos metros del lugar del hundimiento.

La larga lista de naufragios, en la que destacan los del Wolfstrong (1870, con 28 víctimas), Iris Hull (1883, con 28 muertos), Trinacria (1893, con 31 víctimas) y City of Agra (1897, con 29 fallecidos), fue también, paradójicamente, fuente de vida, ya que surgieron en la llamada Costa da Morte nuevas actividades ligadas a los hundimientos marinos. “Destacan las estaciones de salvamento de buques”, señala Ángel Rodríguez.

Estación de Salvamento de Camelle

Y Camelle se convirtió en el epicentro de esta actividad. En el año 1898 estableció su base en este puerto la Estación de Salvamento Barbeito Rodríguez y Compañía, “dedicándose a la prestación de auxilios a buques que lo requerían, salvamento de sus cargas y despiece y aprovechamiento de sus despojos”, resalta el mencionado arqueólogo.

La empresa contaba con varios barcos, como Camelle, Pepe y PF, además del buque-taller Finisterre y un almacén, donde se ubica la actual Casa del Alemán, así como varios buzos a su servicio. En 1904 pasó a llamarse Compañía de Salvamentos Marítimos y amplió sus actividades al pasaje entre A Coruña y Ferrol.

Esto hizo que la Compañía Barbeito ejerciera “un empuje en la economía de Camelle. Además de la contratación de la tripulación para sus barcos, supuso una escuela para formar a los mejores buzos y profesionales en esas tareas”, afirma al respecto Rodríguez Castro.

Centro de recepción de naufragios

Asimismo, Camelle fue el centro de recepción de todos los náufragos, representantes de compañías de seguros, personal de aduanas y cónsules de distintos países, “ya que en las oficinas de la compañía se practicaban las primeras diligencias y se procuraba alojamiento a los náufragos, así como transporte para su traslado”, destaca el arqueólogo.

En base a este período histórico, y aunque el estudio realizado no documentó la presencia de ningún elemento perteneciente al patrimonio cultural situado en tierra que pueda verse afectado por el dragado del puerto de Camelle, “en el ámbito inmediato a las obras propuestas fue documentado un elemento de interés perteneciente al patrimonio cultural subacuático (el Nuestra Señora de la Concepción, hundido en 1740)”. Así, y “estando parte de la zona de actuación no intervenida con anterioridad, y siendo el ámbito de estudio un área con alta densidad de naufragios, se cree necesario establecer las medidas correctoras y protectoras”, según el informe.

Al respecto, Rodríguez propone hacer una prospección arqueológica subacuática del área de intervención y su entorno inmediato, así como un control arqueológico del dragado de los materiales sedimentarios.

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