Una cámara de seguridad recoge un atropello en Jerusalén. Los ocupantes del vehículo salen corriendo y no precisamente para ayudar, sino para intentar rematar la faena. Pero su arma está encasquillada y al final salen huyendo. Hay tres israelíes heridos leves. Israel moviliza a todos sus efectivos y no tardan en encontrar el arma: un subfusil de fabricación casera. Poco después los hombres palestinos que conducían el vehículo son detenidos. Estaban escondidos en una tienda cercana al lugar del ataque, en el barrio de Romema, en Jerusalén Este, la parte de la ciudad que los palestinos reivindican como su capital, pero que está controlada por el ejército israelí y que es escenario recurrente de ataques violentos como el de este lunes.