Los médicos subrayan que el tratamiento se aplica y que el facultativo debe decidir

El psiquiatra José Ramón Silveira y el médico Eduardo Iglesias exponen su visión sobre la TEC

Vista exterior de las instalaciones del Hospital Provincial de Conxo.

Vista exterior de las instalaciones del Hospital Provincial de Conxo.

Varios han sido los facultativos y sanitarios que han opinado a lo largo de esta polémica sobre la terapia electroconvulsiva (TEC), consultándose en las últimas horas a dos nuevas fuentes autorizadas: José Ramón Silveira, presidente de la Asociación Gallega de Psiquiatría, vocal de la Sociedad Española de Psiquiatrría Clínica y psiquiatra de reconocido prestigio, además del presidente del Consello Galego de Colexios de Médicos, Eduardo Iglesias.

Con las debidas reservas por no conocer el caso ni al paciente de primera mano, Silveira quiere dejar claro que “hay miles de estudios desde hace más de 50 años que demuestran la eficacia y bondad de la terapia electroconvulsiva”, efectiva “en los casos en los que se combinan síntomas de esquizofrenia, depresión, catatonia o ideas de suicidio, dos o tres o cuatro de estas circunstancias” y que, además, “se aplica tanto a embarazadas como a ancianos, porque es tolerable y tiene eficacia”. También habla de sus logros, aportando que “del 50 por ciento de los pacientes que no responden bien a un tratamiento por depresión grave, el 80 % responde bien a la TEC, y ésta remite”.

En cuanto a la capacidad del paciente –en referencia a su consentimiento para que la familia solicite el historial–, la misma fuente indica que “si el forense y el juez entienden que no tiene la capacidad de conocer, y es manejado por la enfermedad, está claro que no puede decidir”, y que “si en este caso hablamos de un paciente con internamiento involuntario, parece lógico pensar que no estaría preparado para firmar ningún documento legal que, en cualquier caso, no tendría validez”. Por último, al respecto de la huelga de hambre del padre, Silveira rechaza hablar de tal decisión, pero es consciente de que el TEC está “muy estigmatizado” entre la sociedad actual.

A su vez, Iglesias también recurre a la cautela, al “desconocer” su intríngulis, pero indica que esta terapia se aplica “en unos 3.000 casos al año; a veces funciona, y otras no”. Al respecto de la solicitud de consentimiento para acceder al historial del joven, subraya que “son cuestiones complejas, más legales que médicas”, y sobre la huelga de hambre de Juan Carlos, deja claro que “un médico no indica un tratamiento si no piensa que va a funcionar; él es quien decide, y a veces desconfiamos en exceso”.