El acierto del Girona condena a un Obra que no pudo mantener el ritmo

Los hombres de Moncho Fernández fueron incapaces de contener a los catalanes/ Aunque todo apuntaba a que Marc Gasol estaría para el partido, las molestias en el pie impidieron su participación

KASSIUS ROBERTSON fue uno de los principales baluartes ofensivo del Obradoiro

KASSIUS ROBERTSON fue uno de los principales baluartes ofensivo del Obradoiro / ADG

Moncho Fernández, entrenador del Obradoiro, estuvo trabajando a lo largo de la semana con sus jugadores para preparar el partido del Bàsquet Girona, con el objetivo de conseguir la décima victoria de la temporada.

El alquimista preparó a sus hombres para enfrentar a los catalanes contando con que Marc Gasol estuviera disponible, ya que se había perdido el partido anterior, frente al Breogán, por molestias en el pie. Todo apuntaba a que el exNBA estaría disponible para el encuentro y el Obra así se preparó, pero finalmente Marc se quedó fuera.

El Obra empezaba la semana con la duda de Álex Suárez, que se perdió los dos primeros entrenamientos de la semana por problemas en la espalda, pero finalmente se recuperó a tiempo. De este modo, Moncho solo dejaba en casa a los jugadores que ya estaban instalados en la enfermería: Dragan Bender, David Walker y Marcus Paige.

Mientras tanto, la sorpresa saltaba en el equipo local. Si bien Marc Gasol no podía acudir al encuentro, Pierre Oriola regresaba a la convocatoria de los de Aíto.

La repetida ausencia de Marc Gasol no privó al Bàsquet Girona de salir con ímpetu al partido ante un Monbus Obradoiro que estaba negado desde la línea de tres. Le costó entrar en el partido al conjunto dirigido por Moncho Fernández, que parecía a la espera que Robertson calentara la muñeca para empezar su show.

Si el cuadro santiagués intentó hasta cuatro triples sin fortuna, en el ocaso del primer cuarto le alcanzó la inspiración para constatar que iba de menos a más. De repente, Monbus Obradoiro metió tres triples consecutivos, uno de Zurbriggen y dos consecutivos de Robertson, que se apuntó 10 puntos para dará ventaja a los suyos en el primer acto del partido (18-21).

A la reacción del cuadro santiagués le siguió el espesor. Tanto a locales como visitantes les costó un mundo actualizar el marcador en el segundo cuarto. Desgraciadamente, quien rompió la sequía fue el checo Hanzlik desde la línea de tres para igualar el encuentro. Mientras tanto, Monbus Obradoiro seguía a la espera de que Westermann saliera del letargo, pero su tercera pérdida era poco esperanzadora.

Así las cosas, el cuadro santiagués se encomendó a la finura de Phil Scrubb, que lideró la réplica con dos triples consecutivos para firmar una prometedora diferencia de seis puntos. El acierto del alero canadiense encendió la mecha de un segundo cuarto que pareció convertirse en un concurso de triples. Porque Taylor, que fue un espectro en el primer periodo, resucitó con tres triples en sendos intentos.

En esta transición de la escasez a la opulencia, salió beneficiado un Bàsquet Girona que se montó en un parcial de 15-0. La antideportiva cometida por Robertson fue una rémora, pues permitió al conjunto local igualar el choque con dos tiros libres y adelantarse con un básquet en la posesión posterior (39-37).

Ante la sangría que sufrió su equipo, especialmente mermado en las pérdidas (10), Moncho Fernández no tuvo más remedio que utilizar la carta del tiempo muerto. Fue Thomas Scrubb el que cortó la travesía por el desierto con una canasta balsámica para aterrizar en el descanso con un adverso 44-39.

El intermedio no apaciguó las aguas de Monbus Obradoiro, que inauguró el tercer cuarto con otra pérdida sangrante. Le siguió un Moncho Fernández al que se le llevaron los demonios en la zona de banquillo. La ofuscación del técnico visitante llegó hasta el punto de que le señalaron falta técnica, lo que propició que hasta el explosivo Robertson se acercara para calmarle.

El conjunto santiagués solo encontró la luz desde la línea de tres, encomendado a un Thomas Scrubb que seguía empeñado en liderar la anotación de su equipo. Pero la rebeldía del alero canadiense como único argumento fue del todo insuficiente y Bàsquet Girona, empoderado por el espesor de su rival y por el empuje de Fontajau, alcanzó la máxima ventaja del encuentro hasta el momento (63-50).

Los ataques de los muchachos de Moncho Fernández los encargaba la precipitación y el desconcierto, con Robertson tratando de construir su jugada personal sin éxito. Un triple de Hill puso todavía más el dedo en la llaga de Monbus Obradoiro, que solo encontró algo de alivio con un triple del ahora sí acertado Robertson.

Fue metafórico que el último tiro del cuadro santiagués en el tercer cuarto, a cargo de Thomas Scrubb, quedara atascado en el aro. Como si el balón susurrara al equipo que algo debía hacer para escapar del embrollo.

Al Monbus Obradoiro solo le aguardaba la épica en el último periodo si quería ganar en Fontajau. Zurubriggen creyó en la epopeya con dos acciones magistrales: un triple solo empezar tras el que apretó el puño y un dos más uno que daba licencia para soñar con la remontada.

Pero el Bàsquet Girona no permitió sublevación alguna y pronto se vlvió a poner el traje de gala. Un triple de Figueras dibujó otro parcial doloroso (7-0) para actualizar la máxima ventaja del encuentro (77-63) y Moncho Fernández volvió a sacar el comodín del tiempo muerto.

Si el partido de ida fue una balsa de aceite, el de vuelta sacó todo el nerviosismo del cuadro santiagués. Perdonaba tiros sencillos, las muñecas bailaban y Moncho Fernández ya no sabía qué cara poner desde la zona técnica.

Para colmo, el Básquet Girona se gustó con una canasta imposible del gigantón Miletic lanzando desde detrás del tablero. Fontajau era una fiesta en el funeral que parecían vivir por dentro los jugadores del cuadro visitante.

Los minutos finales fueron un suplicio para Monbus Obradoiro, que vio como el cronómetro programaba su condena. Taylor y Colom cerraron la noche con sendos triples para elevar al Bàsquet Girona por encima de los noventa puntos (93-76) y firmar su mejor partido sin el líder Marc Gasol.

Tras este contratiempo, resulta complicado interpretar si el parón que ahora le aguarda a la liga puede ser curativo o convertirse en una pequeña agonía. La vuelta será de aúpa, con la visita del todopoderoso Real Madrid el 5 de marzo.