Entrevista | Perfil José Miñones Conde (Santiago, 1972)

El alcalde que vio en Sánchez a un líder

José Miñones

José Miñones / Fernando Montecruz

José Miñones Conde recibió en el ocaso del domingo una llamada del presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, que cambió sus futuras mañanas. Tenía agendadas ya las visitas que realizaría en el día de ayer, al puerto de Raxó (Poio) y a Redondela, en el ejercicio de su labor como delegado del Gobierno, pues nada le hacía presagiar el súbito cambio de rumbo que le esperaba: de la provincia pontevedresa a la capital española, donde ya residen su mujer y su hija, que se encuentra cursando la carrera de Derecho en la ciudad del oso y el madroño. De representante del Ejecutivo estatal en la comunidad a miembro de ese mismo Gobierno con la máxima responsabilidad en la cartera de Sanidad, una de las más importantes en esta legislatura del COVID, aunque con la mayoría de las competencias transferidas a las comunidades.

Doctor en Física química por la Facultad de Farmacia de la USC con una tesis que recibió el cum laude, los que le conocen lo describen como una persona “preparada y meticulosa”, a la que no le gusta improvisar.

Su relación con la política inició en el concello de Ames, donde comenzó a residir en 1999 debido a su proximidad con la capital gallega, donde ejercía la docencia. Su labor como vicepresidente de la asociación vecinal Aldea Nova llamó la atención del alcalde socialista Carlos Fernández, que lo sedujo para entrar en la candidatura local del PSdeG en los comicios de 2007. Su condición de independiente, al contrario que en otros casos, no produjo ningún tipo de tensión, ya que como señalan antiguos compañeros, Miñones “se mimetizó con el partido”.

En 2009, y tras la dimisión de uno de los concelleiros del Ejecutivo local, entraría a formar parte del mismo con responsabilidades en Sanidad y Nuevas Tecnologías, dando un gran impulso a la administración electrónica municipal.

Dos años más tarde, los socialistas perdieron el poder en Ames pero eso no amilanó a Miñones, que tras darse de alta como militante socialista a pesar de sus reticencias en cuanto a la política partidaria, lideró como portavoz la oposición al Partido Popular, consiguiendo arrebatarle la alcaldía en 2015 gracias a un acuerdo tripartito con BNG y Podemos. En su segundo mandato, en 2019, repitió la fórmula a pesar de no necesitar los votos de los morados para mantener la alcaldía.

Una decisión que, según comentan fuentes cercanas al nuevo miembro del Gobierno de España, da fe “de su fuerte carácter progresista y dialogante”. Ese temple fue el que lo llevo a convertirse en el principal estandarte y defensor de Pedro Sánchez en Galicia, cuando el ahora presidente de España cogió su Peugeot para recorrer España en busca de apoyos en su pugna con Susana Díaz por la secretaría general del PSOE, una peregrinación en la que también hizo parada en Ames, donde Miñones le abrió las puertas del Ayuntamiento.

Una acción recompensada por Sánchez, que años después demandó a su vicepresidenta Carmen Calvo que llamase a Miñones para devolverle el favor. Había pensado en él para la Delegación del Gobierno en Galicia, sustituyendo a Javier Losada.

A cargo de la representación del Gobierno del Estado en la comunidad, al santiagués le tocó ‘bailar con la más fea’ defendiendo el trabajo del gobierno de coalición en uno de los fuertes convervadores en España. Quienes coincidieron con él en esta última etapa lo describen como una “persona muy trabajadora, austera y que encaja claramente en el perfil de ministro”.

Su elección como ministro tiene también lectura en clave autonómica, la visibilidad que le otorgará el nuevo cargo lo convierte, en el PSdeG, en una bala en la recámara en la carrera por la Xunta que, en circunstancias de normalidad, tendrán lugar a mediados del próximo año.