Las familias monoparentales ven carencias en la futura ley estatal: “Necesitamos más apoyos”

Piden permisos dobles: “No es un derecho de la madre, sino de los niños"

Reclaman ayudas específicas ante la presión económica que sufren

Alejandra Salgueiro con su hija Esther.

Alejandra Salgueiro con su hija Esther. / Cedida

Solo somos un ingreso y dos manos para mantener una familia”. Así se pronuncia Chelo Mera, madre de Dora y Artai. Como ella, alrededor de 110.000 hogares monoparentales gallegos, según datos del Instituto Nacional de Estadística (INE), aguardan con expectación a que el nuevo proyecto de la Ley de Familias, reactivado por el Consejo de Ministros la pasada semana, zanje las “discriminaciones” que sufren, tal y como sostienen desde las asociaciones que representan a estos hogares. “Sin duda, la nueva Ley de Familias va a suponer un paso muy importante para nosotros, pero es fundamental que se alcance el consenso político para mejorar el texto”, afirma la presidenta de la Asociación de Familias Monoparentales de Galicia (Fagamos), Inmaculada Alonso, que incide en que la actual propuesta del Gobierno no es suficiente. “Solo viene a solventar una discriminación que tenía estar resuelta hace ya muchos años”, afirma.

El principal problema que ve Alonso en el actual proyecto es el de los permisos de nacimiento. Al tener un solo progenitor, las familias monoparentales gozan de la mitad de días concedidos que las biparentales, algo que no corrige el borrador. “El permiso no es un derecho del progenitor, sino de los niños”, sostiene. “Es necesario también que se equiparen los permisos de cuidados para nuestros hijos e hijas, que deben tener derecho al mismo tiempo de atención en el hogar que los de las familias biparentales”.

Además, la presidenta de Fagamos pide a la Xunta la puesta en marcha del registro de familias monoparentales y del plan de apoyo, ambas promesas recogidas en la Ley de Impulso demográfico aprobada en el Parlamento gallego. “Es necesario saber cuántas somos y de qué tipo somos, identificar y cuantificar qué necesidades tenemos y desarrollar medidas de apoyo adecuadas y urgentes”, dice.

A mayores, desde las asociaciones denuncian que el borrador excluye a las familias monoparentales de un solo hijo. “Tal y como está planteada, la ley no las equipara con las familias numerosas”, afirma la representante de la delegación de Galicia de Madres Solteras por Elección (MSPE), Laura Rodríguez, que sostiene que es imperativo que también se vean beneficiadas por la reforma, ya que la presión economica que tienen es “mayor o igual” que la del resto de familias.

“Todo se hace tarea imposible”

Lo cierto es que la realidad de las familias monoparentales no es sencilla. Alejandra Salgueiro es de Vigo y es madre de Esther, que está cerca de cumplir los tres años. Admite que esto de ser madre monoparental “le cogió de sorpresa”. En el año 2021 se quedó embarazada de su pareja. Él no encajó muy bien la noticia y le pidió que abortase. “La verdad es que vino todo de manera muy improvisada, yo nunca quise tener hijos”, dice. “Pero cuando te planteas el aborto seriamente, te cambia la visión por completo. Al final decidí tenerla”, admite.

Con todo, la situación no fue para mejor. Cuando Alejandra comunicó el embarazo a la empresa para que trabajaba, decidieron despedirla. No encontró ningún apoyo por parte de la Administración y tampoco presentó demanda por los costes que suponía. “Fui a la asistenta social para ver qué se podía hacer. Literalmente me dijo: ‘Habértelo pensado antes de ser madre’”, destaca. “Salí llorando de allí”, indica.

Alejandra asegura que las ayudas que ofrece el actual sistema a las familias monoparentales son prácticamente inexistentes. “Lo único que tengo es un subsidio por cargas familiares que ofrece el Inem, pero que no te soluciona nada”, sostiene la viguesa. “Tengo suerte de tener a mis padres, que me ayudan económicamente, pero no sé qué haría sin ellos”, admite.

A mayores, a la tesitura de Alejandra hay que añadirle otras cargas. “Tuve que dejar de trabajar porque mi tío, que era el que más me ayudaba con la niña, está enfermo y necesita a alguien que lo atienda”, indica la madre, que lamenta no poder contar con una red familiar solvente que le permita cierta elasticidad en la logística. “Mi padre tiene 60 años, es camionero y está toda la semana fuera. Mi madre también trabaja y le es imposible hacerse cargo de la niña”, dice.

Alejandra también destaca que muchas veces el término ‘madre soltera’ no es encajado muy bien por parte de mucha gente, sobre todo, las “personas mayores”. “A mí lo que me molesta es que me pregunten: ‘¿Cuándo vas a rehacer tu vida?’”, lamenta. “Mi vida nunca ha estado rota como para tener que rehacerla”, asevera.

Además de aquellos hogares que tienen la condición de monoparentales por una situación sobrevenida, hay muchas madres que lo son por decisión propia. Este es el caso de la santiaguesa Chelo Mera. Hace tres años dio a luz a Artai, su primer hijo, y luego vendría Dora, que hoy tiene un mes y medio de edad. “Mantener toda la logística familiar con un solo sueldo es muy complicado” confiesa Chelo. “Todo se hace tarea imposible, hasta una compra planificada.Solo somos un ingreso y dos manos”, apostilla.

Chelo Mera junto a su hija Dora.

Chelo Mera junto a su hija Dora. / Cedida

La compostelana sostiene que actualmente no percibe ninguna ayuda por parte de las administraciones. “Podemos acceder a las prestaciones que ofrecen para todo el mundo, pero necesitamos que emitan contribuciones específicas para nuestro colectivo, y desde el primer hijo”, indica Chelo. “Tampoco pude pedir la ayuda a la infancia del Ingreso Mínimo Vital porque va por tramos de rentas y no cumplía los requisitos”, sostiene.

Chelo también lamenta que se ha sentido juzgada en más de una ocasión por su condición de madre sola. “Siempre me preguntan el por qué de mi decisión y, sinceramente, me molesta bastante. Es algo que nunca le preguntarías a una pareja”, reflexiona la compostelana, que admite que hay muchos prejuicios que combatir dentro de la sociedad. “Si tienes un hijo sola, te llaman valiente; si tienes dos, te llaman loca”, apunta.