Tres meses de conflicto en Gaza y más de 22.000 víctimas mortales

La guerra Gaza estalló el pasado mes de octubre, generando hasta la fecha 21.100 palestinos y 1.500 israelíes muertos

Se estima que el 70% de las víctimas producidas en Gaza durante estos meses son mujeres y niños

Un niño en medio de la destrucción de la Franja de Gaza

Un niño en medio de la destrucción de la Franja de Gaza / Ahmed Zakot (E.P.)

Gabriel Fernández Blach

Este año el mundo ha vuelto a dirigir su mirada hacia la región de Gaza y no por motivos positivos. Un nuevo capítulo de violencia ha estallado, dejando tras de sí un rastro de destrucción y vidas perdidas. El enfrentamiento entre Israel y Hamás ha sumido a la región en una espiral de conflicto que parece no encontrar una solución duradera. Este último episodio en la larga historia de tensiones entre Israel y Palestina se desató tras una serie de eventos desencadenantes, incluyendo disputas territoriales y tensiones religiosas que han prevalecido durante décadas. Una de las chispas que avivó las llamas fue el desalojo de familias palestinas en el vecindario de Sheikh Jarrah en Jerusalén Este, una acción que generó protestas y una respuesta violenta por parte de las fuerzas de seguridad israelíes.

La situación se agravó aún más con los enfrentamientos en la mezquita de Al-Aqsa, un sitio sagrado para musulmanes y judíos, durante el mes sagrado del Ramadán, festiva típica del islam. La escalada de violencia culminó con el lanzamiento de cohetes desde Gaza hacia territorio israelí y la posterior respuesta militar por parte de Israel. Los ataques aéreos y el lanzamiento de cohetes han sido la firma de este conflicto, dejando a su paso devastación y tragedia.

Bombardeo israelí en la Franja de Gaza

Rescate de víctimas tras un bombardeo israelí en la Franja de Gaza / Naaman Omar (E.P.)

La población civil ha sufrido enormemente, con hospitales y viviendas destruidos, y un número alarmante de vidas perdidas (más de 21.000 hasta la fecha), incluyendo niños y mujeres. Concretamente, estos últimos suponen el 70% del cómputo total de víctimas, según organismos internacionales. Por otra parte, del lado israelí se han registrado, según la UNRWA (Agencia de Naciones Unidas para la población refugiada de Palestina en Oriente Próximo), 1.500 víctimas mortales en lo que va de guerra. 

Además, con las cifras aportadas por las autoridades gazatíes se estima que uno de cada cien palestinos han muerto en este conflicto. En medio de esta vorágine destructiva, han sido constantes las acusaciones hacia un bando y otro sobre la veracidad de los datos de víctimas aportados por los organismos oficiales. La comunidad internacional ha instado a un cese inmediato de las hostilidades, pero alcanzar una solución duradera parece una tarea cada vez más difícil. Entremedias el conflicto ha traspasado fronteras, llegando a salpicar a territorios como Estados Unidos o la Unión Europea. Este último ha vivido la crispación en su hemiciclo ante las acciones llevadas a cabo sobre la ayuda humanitaria a Palestina.

En el mes de octubre, la Unión Europea llegó a plantear el cese de la ayuda a Gaza y Cisjordania, algo que generó demasiado revuelo entre los países miembros, dando lugar a un cambio de rumbo. A partir de esa situación, la UE no cesaría la ayuda, pero mantendría más atención sobre el destino de los fondos, para “evitar” su uso por parte de Hamas. En el caso de EE.UU., al situarse como un socio estratégico de Israel constante en el tiempo, se llegó a presentar la posibilidad de la intervención de este país americano en el conflicto oriental, algo que por el momento no se ha materializado. 

Múltiples esfuerzos diplomáticos y mediaciones han sido propuestos, pero las profundas diferencias ideológicas, políticas y territoriales entre ambas partes continúan obstaculizando cualquier intento de paz sostenible. Israel, argumentando su “legítima defensa”, ha llevado a cabo operaciones militares para neutralizar las amenazas provenientes de Gaza. Hamás, por su parte, afirma estar “defendiendo los derechos del pueblo palestino” y ha utilizado los cohetes como una forma de presión y respuesta a lo que perciben como “la ocupación israelí y la opresión a su pueblo”.

Un niño palestino herido por los bombardeos israelíes es trasladado a un hospital de Gaza.

Un niño palestino herido por los bombardeos israelíes es trasladado a un hospital de Gaza. / Omar Ashtawy (E.P.)

El ciclo de violencia en Gaza no solo deja un impacto inmediato en la región, sino que también tiene repercusiones a nivel global. Las tensiones han avivado las divisiones en la comunidad internacional, polarizando posturas y generando debates acerca de la legitimidad de las acciones de cada lado. En medio del caos y la desolación generado por el conflicto, se erige como fundamental, según los organismos internacionales, recordar la “necesidad de priorizar la protección de civiles inocentes”, así como buscar “vías de diálogo y mediación que conduzcan a una solución pacífica y sostenible”. 

La historia muestra que la violencia se puede volver cíclica, alejando la vía pacífica construida a través del diálogo y la voluntad de comprometerse con soluciones acordes con los derechos y las aspiraciones de ambos pueblos. La situación en Gaza sigue siendo volátil, y cada momento de inestabilidad representa un riesgo para la vida y la estabilidad en la región, además de sus alrededores. La presión internacional, segundo diversas ONG’s humanitarias, para un cese al fuego y un compromiso firme con el proceso de paz se erige como un “elemento crucial para detener el derramamiento de sangre y allanar el camino hacia una convivencia pacífica entre Israel y Palestina”, en referencia a la posibilidad de una convivencia de ambas realidades poblacionales sin necesidad de conflictos. En el momento actual del conflicto, la esperanza por una solución negociada y una paz duradera puede parecer tenue, pero, según parece, es el objetivo que se pretende perseguir por parte de la comunidad internacional.