El Malmö Arena (recinto sueco en el que se celebra el Festival de la Canción de Eurovisión 2024) vivió durante la noche del pasado martes las primeras polémicas de este año eurovisivo. Eric Saade (representante de Suecia en 2011) actuó durante la apertura de la primera velada luciendo un pañuelo tradicional palestino en su muñeca, compartiendo escenario con Eleni Foureira (representante de Chipre en 2018) y Chanel (representante de España en 2022). Las redes sociales se hicieron eco de la indumentaria del cantante con críticas y apoyos hacia la misma, aludiendo motivos políticos a la elección de este elemento tradicional del país de origen de la familia de Saade. Además, la UER (Unión Europea de Radiodifusión), organizadora del festival, censuró y criticó la decisión del cantante de portar esta prenda. Ante esto, el artista catalogó la respuesta de la organización como “simplemente racismo”, ya que se trataba de un "regalo de su padre" y con el que pretendía hacer un guiño a sus orígenes.

Por otra parte, la representante irlandesa Bambie Thug cargó de polémica la rueda de prensa posterior a la semifinal al confesar que la organización le “obligó a hacer cambios en el vestuario”. Al parecer, la intérprete llevaba inscripciones en su cuerpo escritas en lengua Ogham (idioma de origen celta) en las cuales constaban mensajes de apoyo a Palestina como "alto el fuego" o "libertad para Palestina". Un gesto que contraviene la naturaleza “apolítica” que el certamen europeo proclama en sus bases y que ha sido objeto de críticas durante las últimas ediciones del concurso marcadas por los conflictos armados (la guerra de Ucrania y la de Gaza).