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Diálogo

Carlos Pajares Vales

Carlos Pajares Vales

CUANDO SE HABLA DE DIÁLOGO, se dirige la mirada hacia el terreno político donde con frecuencia hay una ausencia de él. Sin embargo, la política solo es un reflejo de la sociedad, y es en esta donde se necesita un mayor diálogo, no solo en el terreno de las ideas políticas.

Si se pregunta por si es necesario más diálogo entre las fuerzas políticas, seguramente la contestación sería un sí rotundo. Sin embargo, produciría extrañeza si se pregunta personalmente si cada uno necesitaría más diálogo en sus relaciones, ya sean familiares o con otras personas o con uno mismo.

Para dialogar hay que ponerse a tiro y en disposición de escuchar, sino no es posible hacerlo incluso con uno mismo. A partir de esa posición hay que prestar atención con quién se dialoga, no querer imponer nada, aunque esa imposición sea realizada con la mejor voluntad del mundo. Esto no quiere decir que no se lleve razón sobre lo que se dialoga, sino saber si es más importante la persona que tenemos enfrente que tener razón. De nada sirve conseguir tener la razón si dejamos por el camino personas que se sientan rebajadas como consecuencia de la discusión. Para dialogar con uno mismo, se necesita tiempo y silencio para poder escucharse por dentro y discernir sobre nuestra autenticidad.

Hay algunas pautas en los diálogos que son beneficiosas y nos ayudan a que los diálogos sean verdaderos. Una de ellas es el llamado reflejo, utilizado mucho por los psicólogos para penetrar en el interior y hacer que el interlocutor lo haga consigo mismo. Se trata de hacerse eco de lo que dice el que habla, repitiendo pausadamente lo que dijo este anteriormente. Entre otras cosas permite reflexionar, tomar conciencia de lo que se ha dicho y contemplarlo desde una cierta distancia, haciendo posible otra mirada. Al mismo tiempo el interlocutor siente que se le presta atención y que se le dedica tiempo y además ve desde otra perspectiva lo que acaban de decir. En particular, nuestros adolescentes necesitan que se les dedique tiempo, más que cualquier otra cosa y que sientan que se les tiene en cuenta, al mismo tiempo de que sean conscientes de lo que dicen.

Estamos en una cultura en que lo apreciado es hablar deprisa. Hablar despacio se considera que es debido a que no se sabe bien de lo que se habla. Nos parece que si se contesta rápidamente a una pregunta es porque se sabe mejor. Además si se contesta pausadamente se identifica con falta de seguridad. Incluso hay muchas personas que tienen la tendencia a leer deprisa, y por ello muchas veces son incapaces de decir a continuación lo que han leído. En los concursos de debate, la rapidez cuenta tanto como la solidez de la argumentación. La solidez hace pensar, la rapidez, usualmente no. Dialogar por wasap es imposible. Se aparenta que se dialoga

Diálogo y escucha están muy unidos. Nuestra sociedad necesita más diálogo porque necesita que nos escuchemos más unos a otros, pausadamente. Es una manera de cuidarnos unos a otros y de esta manera cuidar al planeta Tierra. El Dalai Lama dice: Cuando hablas, solo repites lo que ya sabes; pero cuando escuchas, quizás aprendas algo totalmente nuevo.