{ POLÍTICAS DE BABEL }

La resiliencia de Trump

José Manuel Estévez-Saá

José Manuel Estévez-Saá

ALLÁ DONDE VA EL EXPRESIDENTE, una legión de banderas con su apellido en letras bien grandes lo acompañan fielmente. Paradójicamente, cada una de sus imputaciones se ha convertido en el mejor escaparate para reivindicar, por un lado, su pretendida inocencia; por otro, la caza de brujas de la que asegura sentirse víctima; y, en tercer lugar y lo que quizá sea más importante para él, publicitar mediáticamente, y sin apenas esfuerzos, su candidatura tanto en las próximas primarias del Partido Republicano, como de cara a una futura convocatoria presidencial. La última vez ha sido en Washington, donde ha tenido que rendir cuentas sobre su negativa a aceptar los resultados electorales que, en 2020, lo expulsaron de la Casa Blanca.

Ya aprovechó su presencia en los juzgados de Nueva York primero, y en los de Miami después, para sacar pecho e insuflar ira, esperanza y donaciones entre sus millones de acólitos. No importa que se trate de delitos relacionados con el silenciamiento ilegal de una actriz porno, o por trasladar y retener ilegítimamente documentos clasificados. El motivo es lo de menos para su equipo de trabajo. Lo importante es la publicidad gratuita que cada una de las tres imputaciones le han reportado, y que le ha llevado a aumentar la brecha de popularidad con respecto a sus propios rivales republicanos, el gobernador de Florida Ron DeSantis incluido, al que aventaja en 37 puntos.

Entretanto, Joe Biden, que tiene que lidiar con la pérdida de afecto de los jóvenes demócratas, además de con los tres delitos (dos de fraude fiscal y uno por posesión ilegal de armas) reconocidos por su hijo Hunter Biden, y cometidos en 2017 y 2018, así como con las acusaciones que vierte Trump en su contra, guarda un incómodo silencio sobre el periplo judicial del magnate neoyorquino. Pero esta estrategia no parece que le reporte ningún beneficio. Y muchos demócratas preferirían un posicionamiento más vehemente; de forma que proyectase seguridad e inocencia frente a las críticas y denuncias de la maquinaria Trump.

Por su parte, el expresidente apela a la “libertad de expresión”, y a su derecho a reivindicar unas “elecciones justas”, como armas de defensa frente a una acusación penal de conspiración contra el Estado por intentar revertir el resultado de las elecciones de noviembre de 2020 y alentar el asalto al Capitolio el 6 de enero de 2021. Y hasta pide la recusación de la jueza encargada del caso por su severidad a la hora de condenar a varios de los asaltantes de la Casa de Representantes (unos 350 han sido ya procesados). Sigue declarándose “no culpable”; y decide a última hora si comparece en persona ante los tribunales para ello, o delega en su equipo legal. Todo depende del impacto mediático y sobre su popularidad que pueda generar cada una de sus estudiadas apariciones públicas.