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Bretón y su ‘Dolores’

Pilar Alén

Pilar Alén

ESTAMOS A UN SIGLO de distancia del fallecimiento de un compositor, autor de óperas y zarzuelas que ha dado gloria por sus melodías. Su nombre, sin embargo, no figura entre los grandes músicos de su misma época más allá de España cuando otros triunfaban con solo escribir un pentagrama: Puccini, Verdi, Wagner.

Tampoco a día de hoy es muy conocido. Me refiero a José Bretón (1850-1923), autor de la zarzuela La verbena de la paloma, tan felizmente representada.

Fue un charro con formación excelente, violinista, teórico, director de orquesta y docente que debería estar en el pódium de la música escénica. Nos legó otra obra emblemática que, por estilo y estética, es reflejo de lo que se intentaba promover a nivel teórico en el ámbito de nuestra música dramática: la existencia de una ópera nacional, no escrita en italiano, sino en castellano y con tintes regionales, símbolos ineludibles del panorama musical de entonces.

Este programa se halla en su ópera La Dolores (1895), estrenada en el Teatro de la Zarzuela. Ambientada en Aragón, incluye, por ej., una jota que todos reconocemos al instante. Es popular, muy baturro, muy nuestro. Podría haber incluido una muñeira o una sardana, pero no cabía mejor elección que decantarse por un baile de esa región. Una jota con letra que Dorothé Schubarth (1944-2023) hubiese aplaudido largamente.

Una de las personas que ha cantado algunas de sus arias y dúos fue Ofelia Nieto (1898-1931), algeteña, de la que también en 2023 celebramos el 125 aniversario de su nacimiento. Esta soprano guarda relación con Galicia pese a que no se prodigó en hacer difusión de su condición. Era hija de José Nieto, el Nietiño de la novela de Lugín La Casa de la Troya, edificio hoy convertido en museo y cuidado con esmero.

La temprana muerte de Ofelia truncó una exitosa carrera que recorrió con su hermana, la mezzo Ángeles Ottein, apellido que leído al revés es igual al de aquella.

Ofelia, como reza el título de una de las mejores biografías hechas hasta el momento fue “una gallega en el olimpo del bel canto”. Entre paisanos andamos pues fue Antón de Santiago (1944-2022) quien así la consideraba.

Bretón, Nietiño y Ofelia poseían una formación ad hoc para hacerse cargo de esta parcela de la música dramática. El salmantino reivindicaba una ópera nacional en un momento en que Verdi abría camino al Rissorgimento y en una Europa en la que cada territorio buscaba ser original e independiente, tal cual vemos ahora en una España dividida en la que cada región intenta ser autónoma y desgajada del resto.

En La Dolores la protagonista es acosada y acosa. Este atropello perdura en una sociedad poco diferenciada de aquella. ¿A qué se debe esto en medio de tantos avances? ¿Pondría final María Jiménez (1950-2023) con su Se acabó a tantos males? Ojalá, pues es losa que saca colores, en especial en la Fiesta de los Dolores.