EL RUIDO DE LA CALLE

Por un polo empresarial e industrial en la ciudad

Ramón Quiroga

Ramón Quiroga

DECÍA Albert Einstein que “Si buscas resultados distintos no hagas siempre lo mismo”, y esa frase resume un poco lo que pasa en la ciudad con la tradicional falta de impulso municipal hacia el mundo empresarial e industrial.

Bruselas tiene fijado como objetivo un relanzamiento general de la industria como eje del crecimiento económico, identificando el 20% del PIB como la meta a alcanzar. Este porcentaje estaría bastante lejos de conseguirse en la ciudad. 

Una de las grandes asignaturas pendientes en Compostela, sin lugar a dudas, es precisamente esa falta de impulso desde la Administración más cercana, el Concello, para por una parte, la captación, implantación y desarrollo de nuevos tejidos empresariales e industriales, y por otra, para el apoyo y desarrollo de lo existente.

Después de varias décadas desde el inicio de la democracia, se continúa sin una apuesta decidida en este sentido a nivel local, sin una Concejalía o Vicealcaldía propiamente de Industria y Empresa, que sin más apellidos ni competencias se centre exclusivamente en este ámbito, con poder a nivel de interlocución y decisión, que aglutinando también el comercio, la hostelería y el emprendimiento, se ocupe del apoyo en general, pero también de la búsqueda de inversiones, nuevos proyectos, y asentamientos empresariales, creando una auténtica tendencia a polo industrial en la ciudad.

Y en ese sentido, es importante que startup no suene a chino.

En determinados sectores se han hecho avances importantes, pero más de la mano de otros impulsores que del propio Concello, como es Sionlla Biotech, indudablemente un caso de éxito y caldo de cultivo para atraer grandes farmacéuticas.

Pero existen también otros muchos Centros de Investigación con enorme potencial en diversos ámbitos, y otras muchas potencialidades en la ciudad, no sólo en el ámbito de la investigación. Empresas punteras que destacan a nivel nacional e internacional y otras muchas con capacidad de desarrollo, y no olvidemos que estamos es la capital de Galicia, y que sólo por ello es claramente una ventaja competitiva.

Pero el Concello, a pesar de contar con un instrumento que originariamente nace para ocupar ese lugar de impulso, Uninova, ha demostrado a lo largo de los años, una falta de apuesta decidida.

Es preciso mirar a otros horizontes y otras ciudades y “casos de éxito”, como el de Málaga, camino de convertirse en uno de los polos nacionales más importantes.

Como ejemplo de esta falta de impulso, hace escasos meses, tenía lugar en Santiago una muy relevante reunión organizada por fondos de inversión que promueven el emprendimiento en innovación y la transferencia tecnológica, reuniendo a entidades que operan a nivel nacional y gestionan más de 6.000 millones de euros para identificar áreas de interés para inversores.

Pues bien, de aquellas reuniones y jornadas –ya hemos dicho como ejemplo, existen otras– poco o nada se ha sabido del interés municipal, ni que ello despertara increíblemente inquietud por explorar esas vías de inversión. De ahí la necesidad de esa organización exclusiva transformada en Concejalía o Vicealcaldía, porque sino nos englobamos en lo habido hasta ahora, que es el cajón de sastre de la “promoción económica”.

Y esa necesariedad se debería inicialmente plasmar en la elaboración de un I Plan de Desarrollo, Apoyo Empresarial, Industrialización e Inversión en la ciudad, y con la puesta en marcha de una Oficina de Captacion de inversiones, proyectos y fondos europeos.

En paralelo, el Concello debería crear su propio fondo de inversión como vehículo canalizador de ayuda al asentamiento empresarial existente y de captación, para competir con otras ciudades cuando las empresas tienen que decidir su localización.

Prestando especial atención al vecino Portugal como posible socio para vehiculizar inversiones de sus empresas que precisan una sede en Galicia, y qué mejor que en la propia capital.

Para ello, sin lugar a dudas, el ofrecimiento de suelo disponible “llave en mano”, a precios muy asequibles y la Oficina de ventanilla única solucionadora de problemas y no creadora de los mismos, es clave, y quién sabe si en el futuro un puente aéreo que concentre los vuelos con Madrid.

Parafraseando a Henry Ford, es mejor perder menos tiempo en hablar de los problemas e intentar poner en marcha las soluciones.