Políticas de Babel
Candidatos en Las Vegas
HACE UNOS DÍAS REGRESÉ de Las Vegas, en el estado de Nevada. Durante mi estancia me sorprendió el poco interés que suscitó la visita de Kamala Harris incluso en unos campus universitarios que tratan de movilizarse, y en contraposición a la ilusión con la que los habitantes de la ciudad comentaban la presencia también allí de Donald Trump ese mismo sábado, 27 de enero. Hablamos de un contexto en el que ha crecido el voto hispano y republicano. Será ahí, en Nevada, donde tendrán lugar las próximas primarias republicanas. Tras Iowa el 15 de enero y New Hampshire el día 23, Trump volverá a mostrar su éxito este jueves, 8 de febrero. Estos caucus que liderará Trump se celebrarán dos días después de las primarias oficiales estatales, a las que se presentará inútilmente Nikki Haley.
Ha sido también en Las Vegas donde ayer, día 4, apareció Joe Biden para darle un impulso a su campaña. No le está resultando fácil. Algunos colegas me aseguran que muchos demócratas, conscientes de la impopularidad de Biden y los errores que comete en sus caóticas declaraciones, preferirían que se mantuviese en la sombra, escondido, apareciendo en público sólo cuando fuese necesario. Su imagen no vende, y tampoco su apoyo a Israel. Los votantes jóvenes del Partido Demócrata exigen un alto el fuego y acabar con el sufrimiento de los palestinos en Gaza.
Biden lo sabe. Por eso el jueves firmó un decreto contra los ataques (“acciones terroristas”) de los colonos israelíes en los territorios palestinos ocupados de Cisjordania, que han aumentado tras los atentados de Hamás del 7 de octubre. Estas sanciones financieras y de visados no sólo denuncian las políticas de Netanyahu, sino sobre todo las de sus socios nacionalistas del Gobierno. Recordemos que en Cisjordania muchos palestinos tienen nacionalidad estadounidense. Sin embargo, los bombardeos de EE.UU. contra los hutíes de Yemen han aumentado, y los barcos norteamericanos son ya objetivos de los rebeldes yemeníes.
Ante la debacle financiera y laboral que están viviendo los medios de comunicación en EE.UU., el equipo de Biden busca alternativas de campaña y comunicación. Sabe que, tras los dardos de Trump, y los errores políticos de empresas hasta hace poco más neutrales, la gente ha perdido la confianza en la prensa. La irrupción de las redes sociales como vía gratuita de información trasciende a los jóvenes. Y Biden ya busca en las estrellas de la música y el deporte publicidad para su campaña. Ahora son la cantante Taylor Swift (con casi 280 millones de seguidores en Instagram) y su pareja, la estrella de la Liga Nacional de Fútbol Americano (NFL) Travis Kelce, los objetivos de la campaña Biden-Harris. Su apoyo (que se podría evidenciar en Las Vegas el día 11 durante la final de la Super Bowl), así como el de otras ‘influencers’ de Instagram y TikTok, son la última esperanza de un Presidente en horas bajas.
- El Correo Gallego - Diario de la capital de Galicia
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