Opinión | On-Off

Altri, ¿vuelve la navallada?

TODA OBRA GENERA PROTESTAS. Es natural, causa molestias. Si es una fábrica, también contaminación. Parece que sólo ante un parador de turismo nos ponemos todos de acuerdo. El invento hotelero de Alfonso XIII es la excepción al modelo económico que no nos gusta. Queremos mayor peso del sector industrial, pero sin industrias. Desplazarnos, viajar y conocer mundo, pero sin las secuelas de generar energía. La oposición inicial y ciega a toda clase de avances es una constante histórica. En algunos casos es razonable y en otros no. ¿Es beneficiosa o perjudicial la creación de una gran industria de transformación forestal en el centro de Galicia? Lo desconozco, pero estoy convencido de que quienes protestan callarían si la fábrica se ubicara en el centro de África.

En los albores de la democracia se formó una corriente de opinión muy fuerte contraria a la Autopista del Atlántico. Muchos de los argumentos utilizados eran similares a los actuales en contra de la fábrica de Aldri en tierras de Palas de Rei. A la infraestructura se le tildó con un término de éxito, a navallada, con vigencia en la memoria de muchos. Casi medio siglo después de su inauguración (1979), quienes más la criticaron son ahora sus principales defensores. Había, no duda cabe, motivos de interés político partidista en la posición contraria, tanto entonces como ahora. Pero también gente de buena fe, defensora del medio ambiente, que se oponía. El paso del tiempo puso las cosas en su sitio y ya nadie duda de los beneficios de esta vía de comunicación, así como de las autovías con la Meseta y Cornisa Cantábrica, y merece reproche el retraso de la autovía de Lugo a Santiago y no digamos la parálisis en la de Lugo-Ourense.

Los críticos con la fábrica de Palas de Rei también se manifiestan como antaño, unos por interés partidista y otros de buena fe. Es legítimo, porque en un país democrático no solo se admite si no que se protege la protesta. Tenemos libertad de expresión y manifestación. También tiene derecho la empresa a sacar adelante el proyecto, siempre que cumple la legalidad. En el plano institucional, la Xunta y el Gobierno central están a favor. Apoyan la solicitud de fondos europeos reclamados por la empresa, sin los cuales no se llevaría a cabo. Habrá que ver lo que dice finalmentre Bruselas. El Parlamento de Galicia le dio, en su día, su visto bueno. Sería bueno que, tras las elecciones, se volviera a manifestar porque pudiera haber cambio de opinión en algunos, aunque pocos diputados nuevos hay.

Es sabido que, en mayor o menor medida, cualquier fábrica contamina. La cuestión es determinar la relación coste-beneficio social en su sentido más amplio. El debate político debería centrarse en este binomio. Campañas en contra como las de a navallada no aportan nada bueno. Ni siquiera para quienes las promueven, desautorizados por la historia. Además, yerran en los tiempos si el objetivo oculto es desalojar a Rueda de la Xunta.

Si la empresa logra apoyo financiero europeo y cumple la legalidad sería una desgracia para la Galicia interior perder esta oportunidad de desarrollo. Por motivos espurios. La vía más útil para ejercer la oposición son las alegaciones, si hay indicios o simple sospecha de que no cumple la normativa. Pero al igual que en las autovías con la Meseta algunos decían que las vacas que pastaban encima de los túneles no daban leche ahora algunos afirman que con la fábrica de Altri no nacerán nabos ni cebollas.