Opinión | POSDATA

Para el carro Tellado

Quizá por ser gallego y haberlo visto de cerca, hace ya tiempo que dejó de sorprenderme la agilidad intelectual de Miguel Tellado. Sin embargo, ahora, al encomendársele el desempeño como portavoz del Partido Popular en el Congreso de los Diputados, estuve convencido de que, por la mayor trascendencia de la cosa, aunque fuese desde la oposición, iba a ser más cuidadoso con sus proclamas. Pero no. Vuelve a ser incapaz de sorprenderme.

En una de sus últimas actuaciones acusó al Partido Socialista, bueno a Sánchez, así, sin don ni trato presidencial, que es como el PP simplifica la identificación, degradado, sin respeto, de haber nombrado a una correligionaria, “con el carnet entre los dientes”, Concepción Cascajosa, como máxima responsable del Consejo de Administración de RTVE, tildando como intolerablemente partidista el nombramiento. Tellado, sin embargo, hace eso o con poca información o con mucho descaro. O con las dos cosas.

He ahí una lista en la que figuran varias otras personas “con el carnet entre los dientes”, o como si fuese, aunque en vez de ser el del PSOE sea el del PP, que desempeñan cargos del mismo tenor que el que ocupa la referida Concepción Cascajosa en la CRTVE en otros medios televisivos públicos. Vean: Juan de Dios Moreno (Andalucía), José Antonio Sánchez (Madrid), Alfonso Sánchez Izquierdo (Galicia, aún), Ramón Luís Valcárcel (Murcia) o Raquel Fuertes Rodrigo (Aragón).

¿Qué me dicen? Ya ven: cinco por uno. Con el añadido, además, que tiene su gracia, de que Concepción Cascajosa, en 2021, cuando el PP ya sabía que se la presentaba “con el carnet entre los dientes”, apoyó en el Senado su nombramiento como miembro del Consejo de Administración de CRTVE. Quizá, digo yo, porque en ese mismo acto también fueron nombradas, para formar parte del mismo órgano, otras personas que también llevaban entre los dientes el mismo carnet partidario que lleva hoy el señor Tellado. ¡Maldita coincidencia!

Se puede cambiar la ley que regula los nombramientos a que vengo haciendo referencia y cualquier otra reglamentación ajena a los órganos parlamentarios o gubernamentales, en los que ya sería más difícil de evitar la condición partidista de sus miembros, para que se excluya de los mismos a personas “con el carnet entre los dientes”. Es sabido que todos los partidos políticos son torticeros, menos el propio, claro. Echando mierda sobre el propio tejado, que en gallego de dice Tellado, que quedará todo manchado. Y maloliente.