Opinión | On/Off

Lectura gallega del 12-M

LA MAYOR SORPRESA DEL 12-F FUE EL DESCALABRO DE ERC. Era previsible un castigo, tal como auguraban las encuestas, pero no de tamaña severidad. Si Tezanos fuera de fiar tal vez los estudios poselectorales que realiza el CIS nos podrían iluminar sobre las causas del desastre. Pero, ya metidos en otra campaña electoral, cualquier aportación que pueda salir del citado organismo no podrá evadirse de la sospecha de falta de neutralidad. Por lo tanto, hemos de conformarnos con acudir al sentido común de cada uno para entender el porqué del fracaso de los republicanos catalanes. La muy mala gestión en servicios públicos esenciales, como la sanidad y la educación, son la causa principal. También los efectos de la sequía, pero creo que en escasa medida al tratarse de algo coyuntural y generada por fenómenos sobre los que el ser humano de momento carece de competencias. La segunda razón sería la complicidad con el Gobierno de Sánchez. Para llevarse bien con el PSOE mejor alguien de la casa, Illa, que sus allegados Junqueras y Aragonés. Pasó en Galicia, pero al revés. Al parecerse tanto en la campaña PSdeG y BNG, Pontón se llevó casi todos los votos de la oposición.

La victoria de Illa estaba cantada, aunque se quedó corta para sus aspiraciones. Puigdemont logró el objetivo de liderar el nacionalismo, situándose en buena posición en caso de repetición electoral, amnistía por medio. El PP triplicó escaños y se distanció de Vox, que aun así resiste. Yolanda Díaz sigue a la baja, esta vez menos acusada que las dos anteriores. Los radicales de la CUP sufrieron mayor castigo, incluso que ERC, y la extrema derecha independentista de Alianza Catalana alcanza la meta de meterse en el escaparate.

En clave nacional, buenos resultados para Sánchez y Feijóo. Para Sánchez en lo corto. O sea, para afrontar el examen de las europeas del 9 de junio. Después, quién sabe. ¿Será capaz de sacar adelante los presupuestos del próximo año? No es fácil que en el escenario actual Puigdemont y una ERC en estado de shock, con Junqueras en modo yenka, le presten apoyo para hacer a Illa president, a él para mantenerse en la Moncloa y simultáneamente darle el ok a la principal ley, en este caso crucial para aguantar la legislatura. Si con manifiesta irresponsabilidad decidió dejar al país sin nuevas cuentas porque había elecciones en Cataluña, el escenario puede repetirse en un clima mucho más enrarecido.

Para Feijóo, sin tirar cohetes, también son positivos. Desde que llegó a la jefatura del PP nacional, su partido mejoró resultados en todas las consultas electorales: generales, locales y autonómicas. Es seguro, aunque no llegara a ganar, que mantendrá el rumbo en las del próximo mes. Lo contrario le sucede a Sumar, cuya dependencia del PSOE y la ruptura con Podemos también le pasa factura una y otra vez. Habría que llamarle Restar.

De los comicios catalanes se puede y debe aprender también en Galicia. Para solaz socialista, el mayor impacto puede recibirlo el BNG. Besteiro tiene la oportunidad de desquitarse, aunque sea en mínima parte, de la malleira que le proporcionó Pontón hace menos de cuatro meses. El PP tiene la obligación de mantenerse en primer lugar, y con diferencia sobre el resto. El mayor riesgo lo corren los nacionalistas. Intuyendo el desenlace se alejaron de la campaña catalana, pero no cabe duda de que yendo en la misma candidatura que ERC algún daño colateral sufrirá.

Resulta curioso que los tres grandes partidos de Ahora Repúblicas se hayan sometido al escrutinio popular en autonómicas en lo que va de año. Y de todos, el que más votos obtuvo fue el BNG, unos 470.000. ERC 40.000 menos y Bildu no alcanzó los 300.000. Sin embargo, Ana Miranda figura en el tercer puesto de la candidatura, con riesgo de no obtener escaño. Claro que cuando firmaron el acuerdo los datos de Cataluña no se conocían, aunque eran previsibles. Hay veces en que es mejor estar solo que mal acompañado.