La Sareb prevé desembolsar más de 15 millones de euros en la obra del antiguo colegio Peleteiro

En el momento que presentó la licencia ya pagó casi 700.000 euros de impuestos

Contempla construir más de 10.000 metros de superficie comercial, apartamentos turísticos y vivienda libre en la parcela

El antiguo colegio Peleteiro lleva más de 20 años en desuso en pleno centro de Santiago

El antiguo colegio Peleteiro lleva más de 20 años en desuso en pleno centro de Santiago / Jesús Prieto

Tras dos intentos frustrados por falta de acuerdo político para cambiar el plan urbanístico y primar usos más sociales, el proyecto para la parcela del antiguo colegio Peleteiro en el Ensanche compostelano sigue su tramitación. La propietaria de la finca, la Sociedad de Gestión de Activos procedentes de la Reestructuración Bancaria (Sareb), quiere construir más de 10.000 metros de superficie comercial, hasta 40 apartamentos turísticos (tipo apartahotel) y 4.500 metros de vivienda en varias alturas. En mayo presentó la licencia y en ese momento desembolsó 698.424 euros en impuestos para llevarlo adelante. Esta cantidad supone el 4,6% del presupuesto de ejecución material de la obra, que, por lo tanto, asciende a 15,18 millones de euros.

La Sareb, según detallan fuentes del Concello de Santiago, tuvo que abonar un 2% de ICIO (Impuesto sobre Construcciones, Instalaciones y Obras), un 2,5 % por presentar la licencia y un 0,1% por la tramitación. El pago certifica la intención de la sociedad, a la que llegaron los activos inmobiliarios tras el rescate de las cajas de ahorro, de llevar a cabo un proyecto que no convence ni al Ayuntamiento ni a la asociación de vecinos Raigame del Ensanche compostelano. La parcela, de 5.300 metros cuadrados en pleno centro de Santiago, es uno de los solares con mayor interés comercial de los que se quedó la sociedad.

La historia de la conocida como operación Peleteiro comenzó a principios de los años 2000. Los dueños del colegio privado decidieron trasladar sus instalaciones a las afueras de la ciudad y en colaboración con la desaparecida Caixa Galicia impulsar la construcción de un centro comercial y un complejo hotelero en el Ensanche compostelano. Pero todo quedó frustrado con el estallido de la burbuja inmobiliaria y la crisis económica que se desató a partir del año 2008. El inmueble acabó en el balance de la Sareb. El proyecto para la finca no gustó a los vecinos del Ensanche, que demandaban para la zona una gran plaza pública y también que la construcción de los nuevos edificios no acabase con las horas de sol en las viviendas colindantes.

Con Martiño Noriega en la alcaldía de la capital gallega empezaron las negociaciones con la Sareb para tratar de modificar el proyecto. Para frenar la construcción del centro comercial era necesario cambiar el plan urbanístico de la ciudad. Pero llegado el momento, el PSOE votó en contra y se volvió al punto de salida.

Tras las elecciones de 2019, Xosé Sánchez Bugallo recuperó la alcaldía. Con Mercedes Rosón al frente de Urbanismo se volvió a llamar a la Sareb para tratar de volver a modificar el plan urbanístico y primar los usos sociales frente a los comerciales. La Sociedad acabó aceptando un nuevo plan. Se había conseguido reducir el uso comercial a 3.500 cuadrados, desaparecía el hotelero, la plaza pública sería de 1.400 metros cuadrados (actualmente está previsto que ocupe 243) y 30 de las 150 viviendas previstas serían de protección oficial.

A finales de 2022, los grupos municipales volvieron a votar en pleno una modificación del PXOM para sacar adelante esta propuesta. El PSOE no contó con el apoyo ni del BNG ni de CA y el proyecto cayó en saco roto. En mayo del año pasado la Sareb decidió no esperar más y presentó la licencia en el Ayuntamiento. Lo hizo siguiendo lo que marca el plan urbanístico en vigor y que, en principio, le permitirá obtener un mayor beneficio económico con la venta de las viviendas y de los espacios comerciales y hoteleros.

Tras asumir la alcaldía, el BNG ha asegurado que está negociando con los propietarios para volver a intentar cambiar los usos del proyecto para la parcela. Pero desde la Sareb aseveran que su intención es impulsar de una vez por todas la edificación de la finca y lograr recuperar el mayor dinero posible para reducir la abultada deuda pública que asumió el Estado cuando se hizo cargo de los activos inmobiliarios que lastraban los balances de la banca.

“Al final el proyecto será el peor de todos porque los políticos no lograron consenso”

Carlos Debasa, presidente de la Asociación Gallega de Inmobiliarias (Agalin), lamenta la solución a la que se ha llegado para la parcela del antiguo colegio Peleteiro. “Al final el proyecto que saldrá adelante será posiblemente el peor de todos los negociados a lo largo de estos años porque los políticos no lograron consenso”, indica.

Debasa estuvo presente en numerosos encuentros con otros colectivos de la ciudad, como vecinos y comerciantes, para llegar a un acuerdo en torno al futuro de la parcela. Censura que la mayor parte de las veces los afectados y también los políticos se colocaron en “posiciones de máximos” y cuando se va a negociar “hay que saber ceder”.

El presidente de Agalin explica que en la última reunión que mantuvieron con la alcaldesa de Santiago, Goretti Sanmartín, y con el concejal de Urbanismo, Iago Lestegás, se ofrecieron a mediar con la Sareb. “Nosotros tenemos contacto con ellos por motivos profesionales”, explica Debasa. Pero desde el Concello, asegura, se les transmitió que ya estaban en negociaciones directas y declinaron su ofrecimiento.

Ahora lamenta que cada vez sea más difícil que la sociedad a la que llegaron los activos inmobiliarios de los bancos vaya a modificar su proyecto. “La Sareb ya ha iniciado los trámites de la licencia y ha depositado una cantidad importante, es difícil que den marcha atrás”, subraya.

Debasa considera que el actual bipartito “está al límite de tiempo” para conseguir una modificación del proyecto, que sea mejor para los vecinos de Santiago. Entiende, sin embargo, que los responsables de la Sareb —que “siempre han tenido voluntad de negociar”— se hayan cansado después de años de desacuerdo entre los grupos políticos” para modificar el plan urbanístico. “Está en su derecho de ir para adelante”, explica.