El jardín-laberinto de San Fructuoso que se asienta sobre un antiguo cementerio de peregrinos

Clausurado en el siglo XIX, el camposanto estaba asociado al Hospital Real

Hoy es una joya paisajística diseñada por Cristina Ansede Viz y Alberto Quintáns Arrondo

Es un mirador excepcional y un lugar que invita a la calma y la reflexión

Ligado a la zona de Hortas, el jardín-laberinto de San Fructuoso cuenta con un estanque inundable y está flanqueado por cipreses, en recuerdo del antiguo cementerio de peregrinos

Ligado a la zona de Hortas, el jardín-laberinto de San Fructuoso cuenta con un estanque inundable y está flanqueado por cipreses, en recuerdo del antiguo cementerio de peregrinos / ECG

Muy próximo a la bulliciosa Praza do Obradoiro compostelana, un oasis de tranquilidad escapa del trajín urbano. A escasos metros a espaldas del imponente Pazo de Raxoi, se esconde un rincón no muy conocido que ofrece unhas vistas magníficas de la Alameda y del sur de la ciudad. El jardín-laberinto de San Fructuoso, junto a la iglesia homónima, es una joya paisajística diseñada por Cristina Ansede Viz y Alberto Quintáns Arrondo e inaugurada en 2010.

Este jardín-laberinto, que se asemeja a una acogedora casa verde, está rodeado por setos de boj (buxo en gallego) que se alinean con el robusto paredón de piedra del Pazo de Raxoi, ofreciendo una sensación de protección y privacidad. La presencia de cinco cipreses añade un toque de suavidad al entorno, actuando como contrafuertes vegetales que rompen la dureza de la piedra.

El jardín-laberinto de San Fructuoso ha sido planteado como un espacio para estar, íntimo, para pequeños grupos de personas, condicionado por su pasado como cementerio de peregrinos

El jardín-laberinto de San Fructuoso ha sido planteado como un espacio para estar, íntimo, para pequeños grupos de personas, condicionado por su pasado como cementerio de peregrinos / ECG

Los senderos entre los setos invitan a perderse y descubrir estancias ocultas, proporcionando una sensación de intimidad frente al ajetreo de la ciudad. Este jardín actúa como un filtro entre lo público y lo privado, entre lo urbano y lo natural, reflejando la transición entre la naturaleza esculpida por el hombre y la vida silvestre.

Un antiguo cementerio de peregrinos

Con un pasado ligado al cementerio de peregrinos desde el siglo XIII, el jardín de San Fructuoso evoca una serenidad especial, transformando el antiguo asentamiento funerario en un lugar de nueva vida y contemplación. Cada rincón está cuidadosamente diseñado para propiciar diferentes actividades y encuentros en grupos reducidos.

La remodelación de la explanada de San Fructuoso, que incluye la conexión con la zona de Hortas, crea un puente entre el corazón histórico de la ciudad y la naturaleza que la rodea. El jardín laberíntico de boj sirve como un punto de unión entre estas dos realidades, ofreciendo un espacio para la reflexión y la relajación.

La iglesia de San Fructuoso

Conocido como iglesia de las Angustias de Abaixo, de la Real Angustia o sencillamente de San Fructuoso, este templo de estilo churrigueresco fue proyectado por Lucas Ferro Caaveiro en el siglo XVIII. En su construcción de planta central sobresale la grandiosa cúpula de media naranja.

La iglesia de San Fructuoso (en gallego: Igrexa de San Froitoso) es un templo de estilo churrigueresco

La iglesia de San Fructuoso (en gallego: Igrexa de San Froitoso) es un templo de estilo churrigueresco / Cedida

La fachada está concebida para ser contemplada desde un plano superior, desde la Plaza del Obradoiro, por lo que la decoración se concentra en la cornisa superior. Allí se sitúan las imágenes de las cuatro virtudes cardinales: Prudencia, Justicia, Fortaleza y Templanza. La retranca popular pretende identificarlas con las cuatro sotas de la baraja española.

Completan la fachada un campanario adornado con volutas y pináculos y una hornacina con la imagen de la Virgen de las Angustias.

En el interior merece atención la Piedad neoclásica de Antón Fernández o Vello que preside el altar mayor.

Su construcción está relacionada con el hecho de que el obispo Xelmírez trajo de Braga las reliquias de San Fructuoso, que actualmente se pueden venerar en la capilla de las reliquias de la Catedral de Santiago.