Entrevista | Kiko da Silva Ilustrador y director editorial

“Casi no hay editoriales ni iniciativas de cómic, pero tenemos talento”

Kiko da Silva en su estudio / CEDIDA

Kiko da Silva en su estudio / CEDIDA / adriana quesada

Adriana Quesada

Creado en el 2012 por Kiko da Silva como respuesta a la falta de estudios para autores de cómic, O Garaxe Hermético empieza a recoger sus frutos tras años enseñando el arte de la viñeta a sus estudiantes.Es así como, poco a poco, esta escuela está viendo como los que salen de sus aulas empiezan a trazarse un camino profesional más allá de sus paredes.

¿Cómo nació la idea de crear una iniciativa como ‘O Garaxe Hermético’?

Yo estudié Bellas Artes porque me dijeron que era lo que tenía que hacer para poder dedicarme a ser autor de cómic, pero al final vi que las cosas no eran así, ya que la carrera no se ajustaba a lo que yo buscaba. En 2011 fui a las jornadas del Consello da Cultura Galega organizadas por Miguel Prado y estuve hablando con más gente que se dedicaba a lo mismo que yo. Sin embargo, lo que me hizo tener la idea fue el hecho de escuchar a unos chicos quejarse de las mismas carencias que yo había detectado en la carrera universitaria de Bellas Artes a la hora de poder afrontar el diseño y realización de viñetas y cómics.

¿Cómo es el día a día de los alumnos que asisten a esta escuela?

Estos años hemos estado haciendo un plan de estudios específico sin notas por parte de los profesores. Nos dedicamos a hacer una simulación de la realidad en la que los docentes hacen encargos a los alumnos y, si estos consiguen hacer un producto final que guste, les pagan en una moneda que nos hemos inventado: Kikoins. Al final del curso hacemos la declaración de hacienda sumando todo lo que han ido ganando a lo largo de los meses y restándole lo que deberían de impuestos para determinar si, con lo que les queda, pueden sobrevivir o no con los ingresos que les aportan sus trabajos. En caso de que el alumno lo logre, está aprobado.

Estamos ante un proyecto novedoso y la primera Escuela Profesional de Banda Diseñada e Ilustración de Galicia. ¿Hubo interés por ‘O Garaxe Hermético’ desde sus inicios?

Siempre tuvimos bastante alumnado, en este momento contamos con setenta. La verdad es que Galicia es un sitio donde hay mucho interés en la profesión, a pesar de la evidente falta de industria editorial que existe en la comunidad. La gente que hace viñetas aquí lo tiene muy difícil: casi no hay editoriales ni iniciativas de cómic, pero tenemos talento.     

Como creador de este proyecto, pero también como profesor, ¿qué es lo que siente cuando ve a sus alumnos recogiendo premios por sus trabajos?

Esto es lo bonito de la enseñanza, que trabajas con gente que al final ves triunfar. El mayor premio que tengo como profesor es ver como mis alumnos terminan trabajando de esto, es lo que le da sentido al día a día en la escuela. Además, hay que tener en cuenta que nosotros no enseñamos únicamente cuestiones artísticas, sino que también cosas relacionadas con la gestión emocional o del tiempo, algo que puede llegar a quemar bastante a los profesores. Sin embargo, merece la pena cuando ves los resultados.

Y, teniendo en cuenta que pasa gente tan distinta por sus clases, ¿puede notar cambios generacionales o de estilo en las viñetas de los alumnos?

Este es uno de nuestros mayores logros. Hace años, entre generaciones había vacíos de años en los que nadie publicaba viñetas. Ahora ya no pasa esto, ya que hemos logrado una continuidad que, además, nos permite tener una gran cantidad de estilos distintos. Este es uno de los puntos positivos que tiene el hecho de que no haya industria en Galicia: es más difícil vivir de las viñetas, pero resulta muy enriquecedor porque no hay nada que marque preferencias por determinados estilos o formas de llevar a cabo nuestro trabajo.

Hay mucha gente que no estudia lo que le gusta por la falta de salida profesional, ¿qué le diría para animarlos a seguir su vocación?

En la actualidad pocas carreras o escuelas enseñan cosas que tengan una salida profesional. Hay que estudiar lo que cada uno lleve dentro y teniendo en cuenta que es un oficio que no sirve para todos: es algo apasionante, pero complicado. A pesar de que yo defiendo que se trata de una profesión más, es algo duro para lo que se necesita tiempo y mucha vocación. Hay gente que cree que dibujar es algo que solo se hace en los momentos de inspiración, pero cuando uno quiere vivir de ello tiene que ponerse a crear cosas nuevas todos los días sin que importen sus circunstancias personales, lo que supone un gran esfuerzo mental. Todos los oficios tienen una parte negativa, pero la persona que quiera hacer viñetas que lo haga por pasión.

Los alumnos de O Garaxe conquistan el panorama editorial

Una de sus estudiantes es la ganadora del Premio Curuxa Nova de este año

Cada vez es mayor el número de alumnos que forman parte de este ambicioso proyecto que ganan premios por sus trabajos y también consiguen presencia en las publicaciones. La victoria más reciente es la de Lucía Rodríguez Cid, alumna de 3º de ED Profesional y quien acaba de ganar el Premio Curuxa Nova organizado por el Museo del Humor de Fene. Además, en este mismo galardón tuvo presencia otro alumno: Hadrián Jamardo, que quedó como finalista.

También estuvo presente en esta escuela la ganadora del Premio de Carteles Muestra de Olería 2023, Cristina Aboja, quien en este momento se trata de una exalumna de O Garaxe Hermético. Pero estas personas no solo están en el panorama de los galardones, sino que algunas de ellas consiguen que sus trabajos sean publicados en libros.

Según destaca el propio Kiko da Silva, en el nuevo tomo de Museum se publicaron seis historias llevadas a cabo por alumnos del curso profesional de cómic de 2019 como un homenaje a Fernando De Felipe, un autor clásico de revistas de los años 80 al que se le están dedicando distintos trabajos por su importante carrera profesional.

Es así como, poco a poco, O Garaxe Hermético está viendo sus frutos por medio de los premios y publicaciones de las personas que han asistido a sus clases durante los últimos años. Este es, para los profesores, la mayor recompensa y regalo que pueden recibir ya que, como señalan, “es un oficio muy bonito y que requiere mucho esfuerzo, así que ver cómo salen adelante es un regalo”.